Córdoba: papelón K en un distrito clave

En la segunda provincia más importante del país en cantidad de electores, el delasotista Juan Schiaretti se ungió gobernador por una apretada diferencia sobre el radical Oscar Aguad. Pero le sacó más de 20 puntos al kirchnerista Eduardo Accastello, que quedó tercero

En una jornada con temperaturas bajo cero, otro baldazo de agua fría cayó sobre el kirchnerismo. Nueva frustración y nueva derrota en otro distrito clave, el segundo más importante de la Argentina (después de la provincia de Buenos Aires) en cantidad de electores. Porque en Córdoba, que con sus 2,6 millones de personas habilitadas para votar representa el 8,73% del padrón nacional, la gobernación quedó en manos del candidato delasotista Juan Schiaretti y su vice Martín Llaryora (Unión por Córdoba), quien, con el 63,81% de las mesas escrutadas, se imponía con el 39,19% de los votos. De esta manera, Schiaretti (que en 2007 ya había sucedido a De la Sota) extendía el dominio del peronismo cordobés por un quinto mandato hasta el 2019, cuando el delasotismo contará 20 años en el poder.

En tanto, el binomio Oscar Aguad-Héctor Baldassi por Juntos por Córdoba (la alianza entre la UCR, Pro y el juecismo) quedaba en segundo lugar con el 33,82%; mucho más lejos, la lista kirchnerista Córdoba Podemos, encabezada por el intendente de Villa María, Eduardo Accastello, y el humorista “Cacho” Buenaventura, cerraba el podio con el 17,51%, a más de 20 puntos porcentuales de distancia de Schiaretti.

La victoria del oficialismo cordobés sirvió para impulsar a José Manuel de la Sota en su precanditura presidencial de cara a las PASO del 9 de agosto, donde se medirá en la interna de UNA con Sergio Massa, el alicaído candidato del Frente Renovador que anoche también se sumó al tren ganador y, desde el búnker de Schiaretti, pudo celebrar su primera elección (Ver aparte).

De los partidos restantes, sólo el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) que candidateó a la exdiputada Liliana Olivero lograba mantener dos legisladores provinciales, al  lograr el 5,09% de los sufragios.

Pasada la medianoche, el radical Aguad reconoció públicamente la derrota en manos de Schiaretti, y terminó así con posibles elucubraciones que habían circulado a lo largo de la jornada sobre supuestos manejos raros en la carga de votos.

Además, se eligieron para los próximos cuatro años 70 diputados provinciales, tres integrantes para el Tribunal de Cuentas provincial; 76 intendentes y autoridades municipales en 140 localidades y comunas del interior. En la mayoría de ellos, se imponía el oficialismo cordobés.

Las primeras tendencias se conocieron pasadas las 18, con menos del 1% de las mesas escrutadas, cuando el papelón K ya se anticipaba irreversible, y el delasotismo comenzaba a festejar la victoria. Pero recién pasadas las 22, Schiaretti apareció en su búnker del centro cordobés para proclamarse ganador, tras un escrutinio que avanzó lento y con vergonzosas demoras.
 
Todo pese a que, con la excusa de agilizar el conteo y para evitar fraudes, se instrumentó el sistema de Boleta Única de Sufragio (BUS), un sólo papel donde figuraron las 12 propuestas electorales del total de fuerzas políticas. En ellas, el elector debía marcar con lapicera él o los candidatos de su preferencia, pudiendo hacerlo por cada categoría o por boleta completa de un mismo partido.

Números cordobeses
Ayer estaban habilitados para emitir el sufragio 2.680.964 ciudadanos, 1.043.478 (39%) en la capital y 1.637.486 (61%) en el interior, mientras que el padrón de extranjeros sumó 424 electores.

En todo Córdoba funcionaron 7.996 mesas de votación (3.043 en Capital y 4.953 en el interior), distribuidas en 1.163 establecimientos educativos afectados al comicio (334 en Capital y 829 en el interior).

Massa: manotazo de ahogado en tierra cordobesa

Pasadas las 22 de anoche, el delasotista Juan Schiaretti, con poco más del 13% de los votos, se proclamó nuevamente gobernador de Córdoba. Agradeció las presencias “y el apoyo” de José Manuel de la Sota, los impresentables Sergio Massa, Felipe Solá, y Roberto Lavagna.

En efecto, el líder del Frente Renovador (FR), que competirá en las PASO del 9 de agosto en la interna de UNA contra De la Sota, asomó su cabeza por sobre los hombres de Schiaretti, plegándose al ganador delasotista como un último manotazo de ahogado que logre revertir su alicaída intención de voto.

Fuga en masa de intendentes; paupérrimos resultados en las encuestas y el viaje hasta la provincia de su rival, son los hitos de un candidato que no para de dar pasos en falso y de humillarse públicamente.

No obstante, en el búnker de Schiaretti, la presencia de Massa no fue distinta a la de una estatua de cera. No habló, y prácticamente fue ignorado por De la Sota, que tomó el micrófono para criticar a Mauricio Macri y Daniel Scioli, a quien antes Schiaretti le había agradecido su llamado.

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