Crece la disputa por el negocio del juego en Capital Federal

Trabajadores tomaron las instalaciones de los bingos, mientras el empresario K Cristóbal López se queda con el monopolio del negocio en Capital Federal. El pacto con el macrismo

Los trabajadores de bingos porteños ayer se declararon en "estado de alerta" ante posibles desalojos, luego de que durante el fin de semana venciera la prórroga de los contratos de concesión de las cinco salas que hay en la Ciudad de Buenos Aires: Caballito, Belgrano, Congreso, Lavalle y Flores. En total, unos 400 empleados mantienen ocupados los locales, en defensa de sus puestos laborales.

El conflicto comenzó en diciembre cuando Lotería Nacional redactó un nuevo pliego de licitación para los cinco bingos de la Ciudad que, aparentemente, estaba hecho a medida de los intereses del zar del juego kirchnerista, Cristóbal López, que regentea las más de 6200 máquinas tragamonedas que se encuentran en territorio porteño. Más precisamente, en el casino flotante de Puerto Madero y en el Hipódromo de Palermo. El convenio entre Lotería Nacional y el Instituto de Juegos y Apuestas de la Ciudad de Buenos Aires prohíbe la instalación de máquinas tragamonedas en los bingos porteños, algo que sí está permitido en la Provincia. Ahora bien, en caso de que Cristóbal López se quede con las cinco salas porteñas, tendría el control absoluto del negocio en la Capital Federal, lo que incluiría casinos, tragamonedas y bingos. Además, la prohibición existente en las salas podría ser modificada, tomando como referencia la reglamentación vigente en la Provincia de Buenos Aires. Recordemos que, a través de un decreto firmado en 1998, el entonces gobernador Eduardo Duhalde habilitó las tragamonedas en los bingos bonaerenses y luego, durante la gestión de Felipe Solá, esa autorización adquirió fuerza de ley. 

Desde el macrismo intentan defenderse diciendo que el Instituto del Juego porteño no  autorizó para que se avance sobre los nuevos permisos y obligó así a  frenar las nuevas concesiones que ya estaban en marcha. La realidad sería bien distinta: “Al único empresario que lo favorece que no funcionen los bingos en Capital es Cristóbal López. Sin mover un dedo, en los hechos, ya está ejerciendo el monopolio absoluto del juego y todo indica que esto seguirá así hasta después de las Paso”, dijeron las fuentes consultadas por Hoy. También se habla de un pacto secreto que habrían sellado Cristóbal y el jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri en Miami. El macrismo se habría asegurado apoyo económico y mediático para su campaña, especialmente en la Capital Federal, donde el Pro atraviesa una dura contienda interna protagonizada por el actual jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y la senadora Gabriela Michetti, que se enfrentarán el domingo que viene. Ambos quieren ser los sucesores de Macri en la jefatura de gobierno porteño, pero el ex presidente de Boca ya se inclinó a favor de Rodríguez Larreta, quien tendría todo el apoyo del grupo económico de Cristóbal. Por eso Michetti salió decidida a pa-tear el tablero y planteó, abiertamente, la necesidad de “poner absoluta restricción al juego”.

La exvicejefa de gobierno porteño le apuntó así al corazón de los acuerdos entre Macri y Cristóbal López que llevaron a que, por ejemplo, la administración porteña desista de intentar de cobrarles el impuesto a los Ingresos Brutos, que se deberían pagar por la explotación del casino flotante y por las maquinitas de Palermo. Tal como lo viene informando Hoy, Lotería Nacional destina -como compensación por el no pago de Ingresos Brutos- aproximadamente $300 millones por año a la administración porteña. Este convenio, a su vez, le permite a Cristóbal no tener que cancelar una deuda impositiva de aproximadamente $2000 millones que nunca saldó porque el cobro de ese gravamen se encuentra judicializado.

Ahora bien, el aporte de Lotería Nacional resulta ínfimo respecto a lo que efectivamente debería aportar el zar kirchnerista del juego al Estado de la Ciudad de Buenos Aires. Algunos números hablan por sí solos: Cristóbal actualmente administra unas 6200 tragamonedas, contabilizando los slots del hipódromo de Palermo y de Puerto Madero. Es decir, prácticamente, tiene la misma cantidad de slots que la mayor operadora del juego en la Provincia de Buenos Aires, que administra 14 salas de bingo y, según su último balance, obtuvo ingresos en 2014 por aproximadamente $4890 millones, pagando una alícuota del 12% en concepto de Ingresos Brutos. Tomando como referencia estos datos, Cristóbal debería pagar en Capital Federal alrededor de $586 millones anuales en caso de aplicarse la misma alícuota, es decir, $286 millones más que los módicos aportes que actualmente hace Lotería Nacional.

¿Un testaferro de la familia presidencial?

Gracias a los favores de Néstor y Cristina Kirchner, el zar el juego, Cristóbal López, inundó de casinos y tragamonedas gran parte del país. Concretamente opera 12 casinos y 15 salas de slots, además de la mayoría accionaria de las firmas a cargo del barco casino de Puerto Madero y de las tragamonedas del Hipódromo de Palermo.  De esta manera, durante la mal llamada década ganada, se convirtió en el empresario del juego con más poder en el país, a costa de los que menos tienen: las tragamonedas, como se sabe, son máquinas programas para hacer perder que captan, principalmente, recursos de trabajadores y familias socialmente postergadas que buscan salvarse con el azar.

Eso no es todo: las fabulosas ganancias que le dieron las tragamonedas, le permitieron a Cristóbal López comprar canales de TV y radios. Además, se quedó con una refinería de petróleo, la autopartista Paraná Metal, y el casino–hotel City Center. Y tiene otras 30 sociedades participando en concesiones viales (rutas 2 y 11), finanzas (banco Finansur) y turismo (Los Notros de El Calafate).

Tan estrecha es la relación con los Kirchner, que existen sospechas que Cristóbal sería una suerte de testaferro de la familia presidencial. De hecho, el mes pasado se descubrió que empresas ligadas con el zar del juego pagaban sumas millonarias a los Kirchner por el alquiler de dos departamentos, una oficina y cinco cocheras.

Los mencionados negocios inmobiliarios entre empresas de Cristóbal López y la familia Kirchner se emparientan con la misma matriz de enriquecimiento a través de la controvertida empresa Hotesur SA, asociada a las misteriosas y millonarias contrataciones de habitaciones de hoteles de Santa Cruz que no terminaban ocupándose, por parte de empresas de Lázaro Báez, entre 2010 y 2011.

Un vuelto que vale mucho

La recaudación de las cinco salas de bingo de la Ciudad es apenas un vuelto en el imperio que tiene montado Cristóbal López en distintos puntos del país. Pero tenerlas (o cerrarlas), le permitiría quedarse con todo el juego de la Ciudad. Otro dato es que uno de sus socios administra unas 50 salas de bingo en Europa.

El mapa del juego local trasciende los límites de la General Paz. Unas 300 mil personas pasan al menos una vez por semana por algún bingo, casino o establecimiento de juego de la provincia de Buenos Aires.

El año pasado Codere facturó más de $ $4890 millones en 14 bingos bonaerenses, lo que le representó una ganancia de más de $ 1.000 millones. Pero trascendió que la casa matriz busca desprenderse de las filiales locales por la dificultad de girar dinero al exterior. López es socio de Boldt (de la familia Tabanelli) en Trilenium, el casino de Tigre.

Tal como lo informó Hoy en distintas oportunidades, López ingresó a la provincia de Buenos Aires comprando las salas de bingo de en Villa Gesell y Pinamar, que luego fueron trasladadas a Los Polvorines y a Ezeiza.  También tiene un pie en Olavarría, en sociedad con Federico de Achával (su socio en los tragamonedas del Hipódromo de Palermo). Esa sala, por el momento, está en manos del empresario Aurelio Serra.

En la Ciudad el juego en máquinas tragamonedas sigue sin estar permitido. El Hipódromo de Palermo y el Casino Flotante de Puerto Madero son excepciones porque se trata de territorio federal. La pregunta es qué pasará con los que asisten regularmente a los bingos en caso de que las salas desaparezcan. Vale decir que cada una de las maquinitas tragamonedas de Palermo y Puerto Madero recaudan una fortuna por día.