Efectos de la crisis: fuerte caída en la venta de combustibles

La recesión, que no se detiene y sigue su curso, ha llevado a que diferentes actividades de la vida económica hayan tenido números por demás negativos en 2016 y estén con pronóstico reservado de cara al futuro inmediato.

Según advirtieron los propietarios de estaciones de servicio, el consumo de nafta continúa sin rumbo y en pendiente negativa, bajando en el último año más de 62 millones de litros sus ventas, pasando de los 1.439.761.614 litros comercializados en diciembre de 2015 a los 1.377.627.660 de este año.

El aumento del 31 por ciento que han tenido los combustibles en lo que va de 2016, estipulándose un nuevo incremento de casi el 10% antes de fin de año, ha afectado principalmente a los que menos tienen, que ven disminuida su capacidad para hacer frente a una crisis que golpea a sus puertas para quedarse.

Las grandes petroleras vienen presionando por una nueva suba en los combustibles, algo que desde la Federación de Entidades de Combustibles (FEC) piden a gritos que no se lleve adelante por las consecuencias “funestas” que esto traerá para los pequeños y medianos empresarios del sector.

En ese sentido, desde la FEC resaltan que el efecto inmediato que tendría un nuevo aumento en las naftas “sería una caída en el volumen de ventas, que ya sufrió bajas importantes durante este año. Un nuevo aumento, indudablemente retraerá los volúmenes vendidos y afectará gravemente la rentabilidad de las estaciones, en su gran mayoría pymes, poniéndolas en riesgo económico y financiero”.

Al contrario de los pedidos de los estacioneros, desde el Ejecutivo, el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, estaría decidido a no objetar el pedido de las petroleras, al entender que autorizar las subas antes del fin de 2016 permitiría mantener los precios estables en 2017, año que estará marcado por los tarifazos en los servicios de luz y gas.

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