El Correo Argentino, con telegrama de defunción K

La gestión de Cristina Kirchner dejó un enorme descalabro económico en el organismo público, con un déficit de más de $2.000 millones y un 35% del personal respondiendo a La Cámpora. Deudas y sobreprecios millonarios, algunos de los legados del kirchnerismo en la entidad

A lo largo de la década kirchnerista en el poder, los organismos públicos fueron ocupados por militantes que respondían ciegamente a los lineamientos de la Casa Rosada. Uno de los ámbitos en donde más se sintió este accionar fue sin duda el Correo Argentino, la primera empresa reestatizada por Néstor Kirchner, allá por el año 2003.

El director del organismo durante el último gobierno de Cristina Kirchner fue Juan Claudio Tristán, un hombre ligado al exvicepresidente Amado Boudou, que convirtió al Correo en un espacio de la militancia rentada K, en donde La Cámpora cumplió un papel importante. Se cree que el 35% del personal contratado entre 2012 y 2015 reportaba directamente a la agrupación que conduce Máximo Kirchner.

El ingreso de camporistas a la firma estatal tuvo su punto más alto antes de las primarias del año pasado. Entre los meses de enero y junio de 2015 ingresaron poco más de 5.000 militantes a la planta de empleados para cumplir supuestas actividades en la preparación del acto electoral, labores que nunca pudieron ser certificadas.

La entrada masiva de seguidores de la organización juvenil, la mayoría de ellos en puestos dirigenciales con sueldos más que holgados, llevó a que el presupuesto destinado al pago de salarios creciera casi un 60%, pasando de 294.000.000 a 466.000.000 de pesos mensuales.

Descontrol sin límites

Ni bien asumieron el pasado mes de diciembre, las autoridades de Cambiemos se encontraron con un gran descontrol dentro de la entidad. Según pudieron comprobar auditorías oficiales, el kirchnerismo dejó una deuda por más de $2.200 millones, a lo que se le agregaron otros $2.000 millones de deudas sin cobrar, entre ellas $400 millones que adeudaba la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA).

A esto se le sumó que la gestión de Tristán dejó, solo en 2015, un pasivo en sus cuentas de $1.500 millones, dando muestras del descalabro generado en el organismo. A ello se le suman gastos desorbitantes en diferentes áreas, como por ejemplo en lunchs y banquetes para fechas y ocasiones especiales, que consumieron cientos de miles de pesos anuales.

La falta de control por parte de las entidades estatales fue de tal magnitud que llevó a que los desaguisados cometidos en el Correo se incrementaran a niveles irrisorios. Un caso paradigmático ocurrió el año pasado en época de elecciones, cuando la entidad contrató a una consultora de opinión por más de tres millones de pesos para realizar una serie de encuestas y trabajos de campo, que no fueron encontrados por las actuales autoridades.

Estos casos se repitieron por decenas, así como también los sobreprecios en las obras encaradas al interior del edificio central del organismo, con un promedio del 80%, la mayoría en contrataciones hechas de forma directa, sin llamado a licitación como expresa la ley, y todas ellas realizadas a empresarios amigos del poder K.

El panorama dejado por el kirchnerismo en el Correo Argentino es por demás complicado. Evidencia de la impunidad con la que se manejó en sus doce años en el poder, pagando grandes cantidades de dinero a miles de ñoquis que vaciaron al organismo.

El oscuro manejo del poder en el organismo

Fiel a la forma en que se manejó el poder K, dos de las personas que mayor injerencia tuvieron en el Correo Argentino durante la denominada “década ganada” fueron el exvicepresidente Amado Boudou y el diputado provincial y dirigente de La Cámpora, José Ottavis.

Juan Claudio Tristán, quien condujo los destinos del organismo entre 2012 y 2015, fue un funcionario que reportaba directamente al multiprocesado exsegundo de Cristina Kirchner y ha sido denunciado por su sombrío proceder en la función pública.

Por su parte, el líder camporista colocó militantes en puestos claves de la gestión de la firma estatal. El caso más representativo es el de la exdirectora Vanesa Piesciorovski, esposa de Juan Manuel Pignocco, su mano derecha en la Cámara baja provincial.

Tanto Boudou como Ottavis usaron el Correo para sus planes políticos personales. Ni siquiera su caída en desgracia dentro del propio ámbito kirchnerista sirvió para que dejaran de detentar un gran poder hasta el último día de gobierno K.

Certificado del desastre

- $2.200 millones de déficit dejó el kirchnerismo

- $2.000 millones de deudas sin cobrar

- $1.500 millones fue el pasivo del Correo en 2015

- 5000 los camporistas que ingresaron al Correo entre enero y junio de 2015

- 80% de sobreprecio en las obras encaradas

- 35% del personal respondía orgánicamente a La Cámpora