Elecciones 2015 - Balotaje

El regreso de los muertos vivos

Los principales responsables de la catástrofe electoral del oficialismo, ayer intentaron volver al centro de la escena pública con el acto que Cristina Kirchner encabezó en la Rosada. La presidenta ni siquiera nombró a Scioli. Fue un rejunte de personajes con prontuarios, cadáveres políticos que estarán en el banquillo de los acusados después del 10 de diciembre

El efecto positivo que podía haber tenido para Daniel Scioli el giro que ayer decidió darle a su campaña, al comprometerse a implementar el 82% móvil para los jubilados y bajar las retenciones a las economías regionales (ver Scioli prometió aplicar el 82% móvil y bajar las retenciones), fue esmerilado por un ejército de muertos vivos –encabezado por la presidenta Cristina Kirchner- que ayer se juntaron en la Casa Rosada en lo que fue un intento de acaparar la campaña electoral.

Tal como había anticipado Hoy en su edición de ayer, Scioli pegó el faltazo al acto de Cristina, en lo que fue un gesto inédito desde que comenzó la campaña electoral. Pero desde el kirchnerismo le mandaron a uno de sus personajes más nefastos y piantavotos, como es Aníbal “La Morsa” Fernández, para darle el abrazo de oso en Tucumán, donde el mandatario bonaerense había viajado con la excusa de participar en la asunción de Juan Manzur. Y, de paso, reunirse con el resto de los mandatorios provinciales del PJ que lograron conservar sus feudos.

 Tras cumplir la función asignada (se sacó la foto con Scioli), La Morsa narco volvió raudamente a Capital Federal para reunirse con sus colegas zombies. Es decir, con los muertos políticos que fueron los grandes responsables del catastrófico resultado electoral que obtuvo el oficialismo en las elecciones del domingo pasado que le significaron al Partido Justicialista haber perdido la provincia de Buenos Aires luego de 28 años. 

En primera fila, se ubicaron los personajes más nefastos y corruptos del universo K. Desde el multiprocesado vicepresidente Amado Boudou, seriamente complicado por el affaire en la compra de la ex Ciccone, hasta el denunciado titular del ministerio de Planificación Federal, Julio de Vido, que seguramente estará en el banquillo de los acusados después del 10 de diciembre debido a las numerosas irregularidades que se cometieron en su cartera durante la era K. También se lo vio al titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, un funcionario acusado de proteger corruptos y utilizar la estructura del organismo recaudador para apretar a críticos y opositores, y al ministro de Economía, Axel Kicillof, uno de los máximos responsables de la inflación y de la aguda recesión que lleva a que hoy tengamos más de 12 millones de pobres en el territorio nacional.

Durante su discurso, Cristina en ningún momento nombró a Scioli. Dijo que “vamos a ir al balotaje porque somos una fuerza democrática” y sólo se refirió al postulante del Frente para la Victoria como “nuestro candidato”, sin mencionar siquiera su nombre de pila. Luego comenzó a hacer una cerrada defensa de los 12 años de gobierno kirchnerista, recurriendo una vez más a las típicas mentiras del relato oficial que no resisten el menor análisis. En esta ocasión Cristina no habló en cadena nacional, pero volvió a hacer una puesta en escena en los patios de la Rosada con los militantes rentados de La Cámpora y de otras agrupaciones ultra K, muchos de los cuales deberán buscarse trabajo a partir del 10 de diciembre.

En total, en Cristina dio cuatro discursos diferentes, de contenido netamente partidario y belicoso. Sin medias tintas, salió a criticar al candidato presidencial Mauricio Macri y  a la a vice de Cambiemos, Gabriela Michetti , a los que calificó de "hipócritas".

"No es honesto decir que estás de acuerdo con todo, si meses atrás estaban en desacuerdo", dijo en referencia a la estatización de Aerolíneas Argentinas y de YPF, entre otras medidas del kirchnerismo. En realidad, la que no resiste un archivo en la propia primera mandataria que, en el año 1992, siendo legisladora de Santa Cruz y esposa del entonces gobernador Néstor Kirchner, hizo discursos públicos para obligar a los legisladores de su Provincia a votar la privatización de YPF, lo que significó la infame entrega de una parte muy importante de nuestra soberanía nacional. ¿Qué recibieron a cambio? Millonarias regalías petroleras que, por recomendación de Domingo Cavallo, fueron invertidas en la compra de acciones de la petrolera privatizada que, al ser revendidas años más tarde, le permitieron amasar más de 600 millones de dólares que fueron girados al exterior y cuyo destino aún sigue siendo un misterio.

En su alocución, la Presidenta volvió a mostrar la misma intransigencia de siempre. Sin capacidad de autocrítica, reivindicó el actual sistema electoral con boletas que tantas sospechas genera y recordó como si fuera un mártir a su marido Néstor Kirchner que murió hace cinco años de un problema coronario, alimentado por una suerte de necesidad patológica vinculada al dinero y al poder. Ayer, seguramente, Macri esbozó una sonrisa. Cristina ahuyentó aún más al voto moderado e independiente, especialmente de la clase media que en los comicios del domingo pasado optaron por Sergio Massa y Margarita Stolbizer.

El veto de CFK que contradice a Scioli

"¿Saben cuál fue una de las leyes que veté? El famoso 82 por ciento móvil, gracias a Dios, porque los argentinos no comen vidrio, saben que yo no les miento", sostuvo Cristina Kirchner durante un acto en la Casa Rosada. Así Cristina recordó que en el año 2010 vetó esa iniciativa, luego de que Daniel Scioli incluyera esa modificación del sistema previsional entre sus propuestas de campaña para el balotaje (ver Scioli prometió aplicar el 82% móvil y bajar las retenciones) . Y agregó: "Veté la ley y después me votó el 55% de los argentinos". Poco favor le hizo Cristina al candidato oficial, que debe haber quedado mascando bronca.

Lo que no se acordó Cristina es que por esa misma época también vetó la ley de Glaciares, lo que le permitió a la multinacionales quedarse con grandes reservorios de agua dulce.