Tucumán

Elecciones, cacerolazos y represión

El fin del escrutinio provisorio que dio como ganador al oficialista Juan Manzur, desató la furia de los tucumanos que salieron a las calles a expresar su repudio. La Policía reprimió a los manifestantes. Turbio clima político en el Jardín de la República

La indignación se alzó ayer de los tucumanos, que tomaron las calles para manifestar su repudio al accionar del gobierno de José Alperovich, que no dudó en quemar urnas y desplegar todo un aparato clientelar para permanecer en el poder a través de su ahijado político Juan Manzur, originando un rechazo generalizado en la sociedad.

Según lo informado por el estado provincial, el ex ministro de Salud K obtuvo el 54,42% de los votos, contra el 40,76% que consiguió el diputado radical, aunque aún restan computar 641 mesas, de las cuales 307 pertenecen al distrito de San Miguel de Tucumán, que serán las primeras en analizarse en el recuento definitivo.

Estos datos destacados por el gobierno de Alperovich, hizo que miles de manifestantes se concentraran anoche en la Plaza de la Independencia de la ciudad de Tucumán, para reclamar por las graves irregularidades que se desarrollaron durante los comicios provinciales del domingo pasado.

A pesar de que desde el opositor Acuerdo por el Bicentenario, que une a la UCR con el PRO, el Frente Renovador y peronistas disidentes, no llamaron a la movilización, pudo verse cientos de banderas del armado electoral, lo que motivó que desde el gobierno provincial y nacional se calificara a la marcha como “política” y que servía a “intereses partidarios ocultos de Macri y Cano”.

Si bien los reclamos de la gente eran masivos, el principal pasaba por la necesidad imperante de “abrir las urnas” para que se recuenten los votos y se dé un resultado no digitado desde el poder. Los pedidos de los manifestantes también se centraron en la condena a la quema de urnas, lo que llevó a que cientos de participantes portaran carteles con la leyenda “Alperovich miente” y “Cristina: reconocé el fraude”.

Represión policial

Pasadas las 22.30, y tras más de dos horas de marcha pacífica, la Policía de la provincia de Tucumán comenzó a reprimir a los manifestantes presentes en la Plaza de la Independencia, causando heridos y damnificados por los gases lacrimógenos y balas de goma lanzados por los efectivos policiales.

El accionar policial motivó la reacción de la gente, que no podía creer que ante una manifestación pacífica con carteles que pedían por un mayor fortalecimiento de la democracia se usara la fuerza para acabar con ellos, algunas de las personas presentes en el lugar rompieran bancos y veredas de la zona, y arremetieran con palos y piedras contra el personal policial.

Los gases lacrimógenos lanzados provocaron que decenas de personas mayores sufrieran graves inconvenientes de salud y fueran trasladados a centros de salud para su atención. Además, gran cantidad de personas fueron alcanzados por las balas de goma, mostrando en su cuerpo los alcances de la represión oficial.

En momentos en que la multitud avanzó nuevamente sobre la casa de gobierno, la Policía lanzó gases y balas de goma, que motivó otra vez la furia popular, originando una sentada delante del personal policial, que no supo cómo actuar ante la actitud pacífica de los manifestantes. Personal de Infantería y Caballería avanzó sobre la plaza, deteniendo a muchos de quienes salieron a expresar su repudio al accionar del gobierno de Alperovich en el acto electoral. Policías de civil infiltrados en la movilización levantaron la furia de la gente, que vio como una marcha pacífica detonaba en una violencia que ninguno de los participantes había buscado.

Además, tras estos incidentes, muchas personas concurrieron a la casa de Juan Manzur a manifestar su rechazo al accionar policial, pidiéndole al candidato K “que se vaya” y que se convoque a nuevas elecciones a la brevedad.

Una polémica y un conflicto que recién comienza y que amenaza con continuar en los días siguientes, y que pueden llevar al Jardín de la República a vivir una crisis política sin precedentes y con consecuencias impredecibles.

Disparatada respuesta oficial

Al revés de otras ocasiones, el gobierno nacional no eligió el silencio, y  salió a admitir que “hubo irregularidades durante la jornada electoral tucumana”, y se llegó al disparate de sostener que desde la propia oposición se fogonearon los hechos de violencia del domingo y de ayer para intentar sacar un rédito político mezquino con la inestabilidad institucional en la provincia.

A su vez, Alperovich desafió las críticas opositoras y dijo que “no somos como los radicales y el PRO que cada vez que les toca perder denuncian fraude y quieren intervenir, así que les quede muy claro a todos que ayer ha sido una elección transparente".

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