Empresarios bajan el pulgar a bono de fin de año

Consultados por Hoy, referentes de cámaras empresariales y de colegios profesionales de la región advierten de la dificultad de poder abonarlo. Recesión, inflación y falta de incentivos, entre las causas centrales del impedimento

Desde la FELP ven un gobierno a la deriva

El sector empresarial sufre las consecuencias de un modelo económico que no logra abordar con precisión los problemas reales y cotidianos, y que se sumerge día a día en un complicado escenario de cara al corto y mediano plazo.

La posibilidad de tener que hacer frente a un plus salarial para sus empleados a fin de año, ha generado alarma en el sector. Consultado por Hoy, el dirigente de la Federación Empresaria de La Plata (FELP), Marcelo Babenco, señaló que “al sector privado le va resultar muy dificultoso poder dar esto, tanto al sector comercial como a las Pymes, tomando en consideración más que nada el pésimo año comercial que se ha tenido económicamente”.

Funcionarios dejan entrever la posibilidad de ayuda de los bancos estatales para la implementación del mismo. Babenco subrayó que “no podemos tomar créditos aunque sean blandos para abonar un bono, porque al crédito después hay que devolverlo, y con la situación de hoy se hace muy difícil. Creo que si se hace en forma de subsidio desligando a las Pyme para que se los den a los empleados es una cosa, pero en otro caso va a ser muy difícil que se pueda llegar a dar”.

El dirigente empresarial afirma que “la sensación que tenemos es como la de ese barco a la deriva que no sabe si va a llegar a puerto o no, eso es lo que tenemos. No estamos viendo resoluciones económicas o impositivas para que esto mejore”.
Con un gobierno que en vez de buscar soluciones genera más inconvenientes para los sectores productivos nacionales, la realidad de un arreglo al corto y mediano plazo se hace difícil, con consecuencias todavía impredecibles.

Inmobiliarias sin capacidad de efectivo

La compra y venta de inmuebles es uno de los sectores que más sufre la crisis económica, y la región no ha quedado al margen, sintiéndose los efectos en las inmobiliarias que cierran y la cantidad de empleados despedidos.

A la recesión y los altos costos de la inflación, se le suma un cepo cambiario que hace imposible las transacciones y la posibilidad de tener que abonar un plus a fin de año, para muchos de ellos se transforma en una misión imposible.

En diálogo con Hoy, el presidente del Colegio de Martilleros de La Plata, Aníbal Fortuna, aseguró que “desde el sector inmobiliario no estamos en condiciones de dar ningún bono de fin de año, porque las inmobiliarias están cerrando y la actividad se reduce cada día más”.

Para el dirigente, “se hace imposible hacer esta erogación. Una de las causas es el cepo cambiario, que reguló el mercado de dólares, que a nosotros nos perjudicó muchísimo, ya que no se pudieron hacer compra y venta de propiedades en dólares, se hace muy difícil conseguirlos, y la actividad ha caído notablemente en los últimos 3 años”.

“No podemos hacer frente a este plus. Habrá que ver como viene la temporada una vez que los estudiantes renueven los contratos de sus departamentos y alquileres, y ahí recién se podrá ver si se puede dar una mejora o no, pero las predicciones no son positivas en lo más mínimo”, concluyó Fortuna.

Este panorama traumático que viven las inmobiliarias les hace imposible poder brindar un bono de fin de año a sus empleados, lo que reaviva el temor de que la crisis aumente y la situación sea aún más grave que la que se vive ahora.

Un problema más que una solución

“No todos estamos en la misma posición y no se puede generalizar. Lo que sí no se puede hacer, es imponer el bono de fin de año en forma dictatorial diciendo a partir de ahora todos deben hacer esto”, remarca a Hoy el vicepresidente de la Construcción de la Confederación Económica de Buenos Aires (CEPBA), Norberto Sánchez.

El miembro de CEPBA destaca que “tenemos problemas graves, basta con fijarse en la cantidad de comercios que están cerrando, hay una importante baja en el consumo de la gente, donde el poder adquisitivo de la gente viene en baja”.
Sánchez resalta que en el marco actual “con una recesión severa como la que vivimos y una inflación del 40%, el dólar lo va acompañar en esa magnitud, y entonces la gente en vez de invertir en propiedades o en hacer edificios como antes, lo que hace ahora es comprar dólares porque es la forma de mantener sus ahorros”.

Ante tamaña inacción por parte del Ejecutivo, que parece estar más preocupado por medir el rating y seguir su pelea con los medios de comunicación, en vez de controlar una crisis que se le escapa de las manos y que hace la vida de los argentinos complicada de cara al futuro cercano.

Trabas y presiones para la producción nacional

La plata no alcanza y la posibilidad de pasar un fin de año tranquilo se aleja cada día más para el kirchnerismo, que busca desesperado no transitar un diciembre sinuoso y tormentoso como el del año pasado. Si bien la idea de lanzar un bono navideño circula por la cabeza de los funcionarios, la posibilidad de llevarlo adelante se vuelve complicada.

El gerente de la Cámara de Comercio e Industria de La Plata, Diego Piancazzo, le  expresó a Hoy que “una cosa es el Estado y otra el sector empresario. Lo que el Estado puede hacer es decir que aquellas empresas que estén en condiciones de llevar adelante este plus lo hagan, pero no puede hacerlo obligatorio a todos los que no están en condiciones”.

“Las ventas han caído en el último año un 60%, sólo en septiembre estuvo cercano al 8%. Se habla de récord de recaudación por ventas, pero esto se debe a los efectos de la inflación, ya que la cantidad de productos vendidos bajó y sólo crecen los precios que hace que se recaude más”, indicó el dirigente platense.

Pero lo más preocupante para Piancazzo es que “distintas empresas nos  llaman preocupados por la obligación de dar declaraciones juradas anticipadas, entonces el gobierno te pone trabas a la hora de los créditos, de las ventas, le mete presión a los empresarios, y así se hace imposible vivir”.

Siempre sumergido en su necesidad imperiosa de mostrarse trabajando, el gobierno toma medidas aisladas sin la serenidad que se merece. Hay que revertir un círculo vicioso para empezar a transformarlo en un círculo virtuoso, con medidas serias que tiendan al crecimiento y no al estancamiento.