Descontrolada emisión de letras y bonos

En la era Macri, el Banco Central duplicó su deuda

Desde la llegada de Cambiemos al poder, el organismo que conduce Federico Sturzenegger multiplicó por dos sus números rojos. Pasivos monetarios y Lebac, al tope del déficit de la entidad. La descontrolada emisión genera dudas sobre la estabilidad del modelo económico oficial

Uno de los ejes de la política de Mauricio Macri desde su llegada al poder fue la presunta “normalización” de la economía, con una vuelta a los mercados internacionales y el retorno del crédito mundial. Con base en esta situación, la deuda nacional, tanto externa como pública no paró de crecer, haciendo eclosión en diferentes organismos del Estado, como el caso del Banco Central (BCRA).

En la entidad que conduce el platense Federico Sturzenegger, la colocación de deuda pública a través de las Letras (Lebac) y Notas (Nobac) se tradujo en un desfinanciamiento del ente monetario, ya que si bien aumentó el número de reservas, el déficit se vio más que duplicado, pasando de los 953.015 millones de pesos en el último día del gobierno de Cristina Kirchner, a los más de 2 billones de pesos que tiene hoy en día.

Según datos publicados en el último Boletín Estadístico del BCRA, el incremento del déficit fue del 110% en tan solo 18 meses de gestión, chocando con el discurso encaramado por Sturzenegger al momento de asumir la conducción de la entidad, cuando expresaba la “necesidad de encauzar” las cifras del organismo.

La deuda del BCRA a fines de junio alcanzaba los dos billones de pesos, que pueden dividirse en tres partes. La primera consiste en 1,04 billones del rojo en pasivos monetarios, donde entran la circulación monetaria, la cuenta corriente en pesos en la institución y los depósitos y otros pasivos monetarios en moneda extranjera existentes a su interior.

A eso se le suman los $847.758 millones en Lebac y Nobac, donde solo durante 2016 el BCRA destinó poco más de $170.000 millones en intereses para pagos por deuda con estas Letras, mostrándose así los beneficios extraordinarios que lograron los grandes especuladores, que obtuvieron millonarias ganancias sin invertir un solo peso en la generación de trabajo genuino en nuestro país.

El último ítem en el que está fraccionada esta deuda es en los $107.590 millones en pases pasivos, que es aquella tasa por la que el BCRA  vende y luego recompra títulos, bonos o certificados de depósito, en lo que termina siendo una operación que permite a las entidades cumplir con requisitos de liquidez.

Preocupación a futuro

Lejos en el tiempo parece haber quedado la política oficial del Central de ir reduciendo en forma gradual la emisión asociada al financiamiento del Tesoro Nacional. El mecanismo de transferencia de utilidades contables a las arcas públicas es utilizado por la administración de Macri como una forma de “saneamiento” de las economías regionales, agrandando en vez de reducir esta forma de contar con dinero contante y sonante.

En momentos en que las reservas internacionales alcanzan los 48.268 millones de dólares, los números rojos del organismo trepan a los  119.518 millones de dólares, es decir, que las deudas del BCRA superan a las reservas en un 147,6%, lo que marca una situación sofocante de cara al futuro.

En diálogo con nuestro medio, el profesor de Economía Política en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), Martín Simonetta, señaló que “esto refleja un poco la política del Gobierno de no restringir el gasto público, sino financiarlo a través del endeudamiento una vez que la Argentina recobró el crédito externo tras la salida de los holdouts”. 

Para el economista, esta situación “es un tema pendiente que la Argentina debe encaminar, porque un endeudamiento excesivo puede ser un riesgo y un peso importante para la economía y especialmente teniendo en cuenta que no se resolvió con firmeza el tema inflacionario que aún sigue abierto”.

La duplicación de la deuda del Banco 

Central en lo que va del gobierno de Mauricio Macri genera una enorme preocupación en los especialistas, quienes creen que al emitir nueva deuda sin tener el suficiente respaldo económico detrás, el organismo queda posicionado en una extrema vulnerabilidad, que puede traer consecuencias impensadas para la economía al corto y mediano plazo.

Números de la disgregación del organismo

- US$ 119.518 millones: la deuda total del Banco Central

- US$ 6.423 millones: la deuda en pases pasivos

- US$ 50.612 millones: en Letras y Notas del Banco Central

- US$ 48.268 millones: las reservas internacionales del BCRA

- US$ 62.482 millones: el rojo del organismo en pasivos monetarios

- 147,6%: superan las deudas del BCRA a las reservas internacionales

- 110%: el número en que creció el déficit de la entidad en los últimos 18 meses

- US$ 290.000 millones: asciende la deuda pública de la Argentina

- US$ 192.000 millones: alcanza la deuda externa a junio de 2017

Acorralado por la inflación, el Gobierno inicia refinanciación de Lebac

Con una deuda que no para de crecer desde la asunción de Cambiemos, el quehacer diario en el Banco Central se verá atareado esta semana, cuando el organismo que dirige Federico Sturzenegger deba afrontar mañana una operación de refinanciación de Lebac por 532.000 millones de pesos.

Los vencimientos de estas Letras equivalen a poco más del 60% del stock total de las mismas que tiene la entidad. Esta actividad incluirá colocaciones a 28, 63, 91, 154, 217 y 273 días, y tiene como fin último poder cumplir con el objetivo trazado por el Ejecutivo de conseguir una meta inflacionaria no superior al 17% para este año.

La movida del Gobierno es vista en la “city porteña” como una estrategia defensiva de las autoridades económicas ante el crecimiento que ha tenido la inflación en las últimas semanas, esperándose para julio un índice inflacionario superior al 2 por ciento, lo que echaría por tierra las estimaciones oficiales de llegar al tan ansiado 17 por ciento.

De esta forma, el BCRA intentará absorber más pesos para restringir la circulación de billetes al interior de la Argentina, para así poder calmar los precios y frenar la escalada del dólar, en momentos de una demanda estacional extraordinaria del billete verde.

Un rojo público que no para de crecer

La política que ha venido llevando adelante el Banco Central a lo largo de todo este año tiene como única meta poder conseguir una baja en el nivel inflacionario, poner a la economía nacional “en orden” y poder sobrellevar lo que resta del mandato del Presidente Mauricio Macri sin grandes sobresaltos en sus números.

Al revés de los discursos oficiales, en los que se habla de “austeridad” y “reconversión” de las políticas económicas, desde el Ejecutivo se está llevando adelante un endeudamiento masivo de la Argentina, que tiene como correlato un exponencial incremento en su deuda pública, tanto externa como interna.

A los 119.518 millones de dólares de déficit que tiene el BCRA, se le suma una deuda pública que asciende a poco más de US$ 290.000 millones y compromisos internacionales que trepan a más de US$ 192.000 millones, lo que hace que el rojo total de las cuentas nacionales superen holgadamente los 400.000 millones de dólares, dejándoles a los argentinos una bomba de tiempo que puede explotar en cualquier momento.

Imprevisibilidad

La refinanciación de las Letras y Notas del Banco Central (Lebac y Nobac) es una de las constantes que viene sosteniendo el Gobierno nacional a través del ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, lo que no hace más que agigantar los números de una deuda pública que se transforma en inviable e impagable para los ciudadanos.

Ante una consulta de nuestro medio, el economista y doctor en Ciencias Sociales, Julio Gambina, destacó que “hay un tema de reproducción del stock de deuda que va venciendo, llámese Lebac o Nobac, así como también los intereses de la deuda externa, que solo en este 2017 va a consumir más de 16.000 millones de dólares, que saldrán del dinero de todos los argentinos”.

Para el profesor en la UBA, “el pago de estos intereses y la refinanciación de la deuda compiten con las mejoras que se puedan dar en Educación, en Salud o en cualquier tipo de gasto que surja del Presupuesto nacional”. Y agregó: “A los más de 400.000 millones de dólares que debe el país, hay que agregar las deudas de las provincias y de algunos municipios, que han empezado a tomar deuda del exterior, lo que lleva a resultados funestos para la economía”.

“Lo que abrió el Gobierno fue la posibilidad de tomar nueva deuda, que terminarán pagando los hijos de nuestros nietos y que culminó con el infame bono a 100 años lanzado por las autoridades económicas. Si esto sigue así, vamos directo a un fracaso imposible de contener y con consecuencias impredecibles”, resaltó Gambina.

El rojo en las cuentas públicas no para de crecer, lo que para los expertos puede acarrear consecuencias imprevistas para el andamiaje económico nacional, sembrando incertidumbre en el futuro de la economía argentina.

“El ajuste del Gobierno hace que la deuda no deje de aumentar”

Arnaldo BoccoExpresidente del Banco Central

“El principal problema que tiene la economía nacional es que hoy está siendo manejada por la Jefatura de Gabinete a través de Marcos Peña y Mario Quintana, que son los que, en definitiva, hacen que la Argentina siga sin tener una política de producción o industrial a largo plazo.

La imagen que tenemos hoy de nuestro país es la del ajuste que viene llevando el Gobierno, que hace que la deuda no deje de aumentar. La política del Banco Central es casi calcada de la que se llevó adelante en los años 90 para contener la inflación, lo que nos llevó al fracaso y la eclosión social y política en 2001.

Yo creo que el Gobierno va a continuar con su política y no va a retroceder en todo lo que viene llevando adelante, por lo cual veremos los resultados más al corto que al largo plazo. Los argentinos vamos a padecer las decisiones que se han venido adoptando, y el impacto que tendrá la política económica de acá en adelante será decisivo para el sostenimiento de un modelo que solo mira a los empresarios y no a la sociedad”.

“Se zafa del momento inmediato, dejándonos un clavo permanente”

Héctor GiulianoLicenciado en Administración y Finanzas

“La deuda del Banco Central en la Argentina supera los 100.000 millones de dólares, lo que hace insustentable cualquier tipo de acción que quiera llevar adelante el Gobierno para frenar el avance inflacionario.

El problema está en el crecimiento de los intereses, que es lo único que se paga. Ahí está la trampa: la deuda crece por capital y no se paga, se renueva íntegramente. Y en cambio, lo que sí se paga en efectivo, son los intereses y estos son gastos públicos.

La paradoja hoy es que se felicitan las diferentes administraciones porque colocan deuda, la cual no pueden pagar y lo único que se hace es zafar en el momento inmediato a costa de pagar más intereses, dejándonos el clavo permanente. Esto es peligroso porque el gobierno de Macri requiere llegar en pie y firme a las elecciones y necesita una dependencia total, ya que si tiene un traspié en las PASO de agosto y en la colocación de la nueva deuda que se viene haciendo cotidianamente, se le viene la crisis encima y el gobierno se cae, literalmente”.

“El BCRA está comprando una bomba que va a explotar”

José CastilloEconomista e investigador de la UBA

“El problema que tiene la deuda del Banco Central es que vence en muy corto plazo. Esta semana vencen 500.000 millones de pesos en Lebac. Eso el BCRA tendría que pagarlo y obviamente no tiene plata para hacerlo, entonces lo refinancia con nuevas Lebac ofreciendo una supertasa de interés de arriba del 25% que revienta la economía y cualquier intento de financiamiento.

El gran tema es que lo que está mal en la política de Sturzenegger es creer que así va a bajar la inflación. Es un Banco Central que juega a favor de los especuladores.

Ya sabemos que esto, tarde o temprano, termina en una nueva crisis como la del 2001. La única pregunta que nos queda abierta es cuánto va a tardar en llegar aquel momento en el que ya no podamos pagar esos vencimientos de deuda o los de afuera no nos quieran prestar más. Esto ya pasó en la Argentina de 1982, de 1989 y de 2001. El Banco Central está comprando una bomba que va a explotar y que puede tener consecuencias imposibles de predecir para el desarrollo de la economía nacional”.