Fin de fiesta: No habrá plus salarial ni cambios en Ganancias

El gobierno bonaerense descartó otorgar un bono de fin de año, mientras que la presidenta dio señales de que no se modificará el mínimo no imponible

"Nosotros no vamos a otorgar ningún bono de fin de año en 2014", enfatizó ayer el jefe de gabinete bonaerense Alberto Pérez, quien de esta manera descartó categóricamente un plus salarial para estatales y docentes en Navidad.

En ese tono, Pérez señaló que "ya se lo trasmitimos a todos los gremios” y remarcó que "vamos a hacer un esfuerzo desde ahora para que a principios del próximo año ya se encamine un acuerdo paritario con los 600 mil empleados de la Provincia".

Pocas horas más tarde, en su reaparición pública en un acto celebrado en la Cámara Argentina de la Construcción, la presidenta Cristina Fernández dio señales concretas no sólo de que no se otorgará ningún plus a estatales y jubilados en la órbita nacional, sino también de que no está previsto subir el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. De esta forma, a los trabajadores que  ganan más de $15 mil, con los salarios de diciembre se le descontarán este verdadero impuesto al trabajo que en términos anuales, en algunos casos, equivale a un medio aguinaldo.

“Cómo hacemos para financiar (los programas sociales) si no cobramos impuestos”, fue la excusa de la presidenta para rechazar los pedidos gremiales, incluido en el de varios dirigentes sindicales que están alineados con la Casa Rosada.

En rigor, los “programas sociales” a los que alude la primera mandataria constituyen la matriz del clientelismo político que ha pulverizado la cultura del trabajo y condena, a millones de argentinos, a la pobreza y la indigencia.

Eso no fue todo. Sin ruborizarse, la presidenta ayer también afirmó que “los trabajadores argentinos siguen siendo los mejores remunerados de América latina, no sólo en términos nominales sino también en cuanto al poder adquisitivo". No se lo creyó ni ella. Solo basta con cruzar la frontera y ver cómo el peso argentino ha perdido todo poder de compra. Hasta los billetes bolivianos y los guaraníes paraguayos tiene más valor, al punto que desde ambos países se organizan tour de compras para aprovechar las ventajas que le otorgan el devaluado peso argentino.

Palabras más, palabras menos, la imposibilidad de otorgar un plus salarial y de modificar el Impuesto a las Ganancias significa que estamos asistiendo al fin de la fiesta kirchnerista y ahora, todos los ciudadanos, tenemos que afrontar los costos. Lo más grave es que el puñado de socios y amigos del poder que se beneficiaron con la fiesta lo hicieron a costa del saqueo del país y de una corrupción sin límites.

Las cajas del Estado ya no dan abasto, y por eso el gobierno está aplicando un severo ajuste. La utilización de las reservas del Banco Central, de los recursos de la Anses y del PAMI, terminaron siendo meros parches, gotas en el océano del despilfarro. Y si a esto se le suma la alocada emisión monetaria que se instrumentó en los últimos meses para sostener el gasto público improductivo y clientelar, que no estuvo acompañada por un proceso productivo, todo indica que la ola inflacionaria no dará tregua. Se está generando un círculo vicioso donde el incremento del costo de vida le está ganando con holgura a los aumentos otorgados en paritarias.

Hay un número que hablan por sí solo de la magnitud de la crisis: el kichnerismo dejará al próximo gobierno con un déficit fiscal de 5% del producto bruto interno (PBI), equivalente a más del doble de la inversión actual en infraestructura. En ese sentido, según una investigación del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cipecc), el gasto consolidado creció casi 15 puntos porcentuales y pasó de más del 30% del PBI en 2006 a más del 44% en 2013. Esta expansión supera en casi 10 puntos a la registrada en América Latina. Asimismo, la presión tributaria para financiar ese gasto pasó de alrededor del 30% del PBI, casi el promedio de la región, a casi el 40% en diez años y hoy supera en 3 puntos porcentuales a la de los 34 estados nacionales que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Por otra parte, un dato no menor es que si el gobierno nacional hubiese otorgado un plus no remunerativo a jubilados, estatales y docentes, ello significaría blanquear que la inflación es mucho mayor a los dibujos que se realizan desde el INDEC, destruyendo el castillo de naipes que viene levantando el kirchnerismo con las mentiras de su relato. En definitiva, ante la necesidad que tiene el gobierno de sostener la falacia, los asalariados y los jubilados, una vez más, terminan siendo los más perjudicados.

Combo explosivo: inflación y déficit fiscal

Ante el anuncio del Gobierno bonaerense de que no pagará el bono de fin de año, el economista Mariano Lamothe, profesor de la Universidad de San Andrés y jefe de análisis económico de la consultora Abeceb.com, le dijo a Hoy que “el gobierno no quiere prenderse a negociaciones que estén por fuera de las paritarias y, además,  pagar un bono más del medio aguinaldo dejaría las cuentas públicas muy complicadas en la Provincia”.

Consultado sobre si realmente es un tema económico y no político, ya que encarar el abono de un plus sería admitir la galopante inflación, el especialista estimó que “el déficit fiscal es contundente y hay un juego político para no admitir la inflación. Es un combo”.

Lamothe aseguró que “la Provincia tiene 600 mil estatales y pagar un bono es un impacto muy fuerte que sin transferencia desde Nación es imposible afrontar. Y la posición del Gobierno nacional fue la de no contemplar abonar un plus”. Para concluir, el economista señaló: “En la actualidad la Provincia no tiene sobrantes, los salarios representan una gran proporción del gasto total provincial por lo tanto no puede seguir aumentándolo”.