Los hijos de Cristina Kirchner en Comodoro Py

Máximo y Florencia, en el banquillo

Los hijos de la expresidenta presentaron sus declaraciones por escrito, negándose a responder las preguntas del juez Bonadio, en el marco de la causa “Los Sauces”. El Gobierno denuncia que la movilización militante que blindó Comodoro Py fue un intento de intimidar al Poder Judicial 

El juez federal Claudio Bonadio recibió ayer a Máximo y Florencia Kirchner, hijos de los exmandatarios Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, para que prestaran declaración indagatoria en el marco de la causa “Los Sauces”. Ninguno de los dos contestó preguntas del magistrado, en cambio, presentaron escritos en los que negaron las acusaciones en su contra y en los que denunciaron una presunta “persecución política” a ellos y a su madre. 

En este marco, las inmediaciones del edificio de Comodoro Py 2002 se colmaron por la mañana de militantes del núcleo duro kirchnerista, entre quienes estuvo la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. También se acercó a apoyar a la ex familia presidencial la agrupación La Cámpora, representada por Andrés Larroque y Eduardo “Wado” de Pedro. Además, estuvieron presentes Oscar Parrilli, Héctor y Mariano Recalde, Axel Kicillof, Martín Sabbatella, Carlos Kunkel, Edgardo Depetri, Nilda Garré y Juan Cabandié, entre otros.

“Persecución política”

Florencia Kirchner intentó justificar su citación ante la Justicia manifestando que no estaba allí por un “problema jurídico”, sino por “un ejemplo liso y llano de persecución política”, y pidió que le levanten el embargo que pesa sobre sus “ingresos laborales” de 50.000 pesos al mes. Además, solicitó que le paguen “salarios adeudados”. Llegó a tribunales acompañada por su abogado, Carlos Berardi, y en su escrito afirmó que se pretende “engañar a la sociedad” a través de las causas que pesan sobre ella y su familia.

También se refirió al departamento en el que vive, sobre el que la diputada Margarita Stolbizer había pedido abrir una investigación por lavado de dinero, y aseguró que la acusación fue parte de una supuesta operación de “la denunciante crónica Stolbizer, asociada permanente y full time” al juzgado de Bonadio. 

“Hay ilegalidades perpetradas” en la investigación, sostuvo Florencia, y agregó que “la única y verdadera causa por la cual se me llama a prestar declaración indagatoria es por ser la hija de Néstor y Cristina Kirchner”. Finalmente, solo estuvo diez minutos en Comodoro Py, y no se acercó a los militantes ni a los dirigentes políticos que concurrieron a acompañarla. 

En el rol de víctima

El hijo mayor de Cristina Kirchner, Máximo Kirchner, presentó un escrito de tono similar al de su hermana, diciendo que  su familia es “víctima” de medidas de persecución y hostigamiento que tienen como objetivo “proscribir” a su madre. El diputado nacional direccionó su presentación a los “escándalos” que involucran al Presidente Mauricio Macri, como los Panama Papers.

“De manera malintencionada se habla de la existencia de un enjambre societario utilizado para el lavado de activos de origen ilícito” cuando son “dos sociedades familiares integradas solo por la madre y sus hijos”, manifestó. “Enjambre societario es una caracterización que les cabe a las más de 50 sociedades off shore del Presidente”, disparó Máximo. Según el legislador, el proceso judicial en el que se ve implicado busca ocultar las políticas neoliberales que está tomando el gobierno de Macri, y “la suposición calumniosa de que el pago de alquileres importaba retornos por la indebida concesión de contratos de obra pública o licencias estatales resulta un verdadero disparate”.

Sospechados de corrupción, Máximo y Florencia solo negaron de forma abstracta las acusaciones en su contra, pero no dieron precisiones sobre por qué, según ellos, son inocentes de los delitos que se les imputan. Para muchos, la estrategia de politizar la causa es un intento de esconder su real participación en los negocios muy poco claros de la ex familia presidencial.

Garavano: “Son formas de presionar a la Justicia”

El ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Germán Garavano, reflexionó ayer sobre la movilización de militantes kirchneristas a los tribunales federales para acompañar a los hijos de la exmandataria Cristina Kirchner en sus respectivas presentaciones ante el juez Claudio Bonadio, señalando que es algo “malo” porque “son todas formas de presionar a la Justicia”. Además, afirmó que el Gobierno prefiere mantenerse al margen de las decisiones judiciales, pero que hace público su reclamo para apurar causas contra funcionarios para que los involucrados “no queden rehenes de la Justicia”. 

Garavano negó enfáticamente que el oficialismo esté preocupado por la posibilidad de que Cristina Kirchner pueda ser detenida, y al respecto señaló que las afirmaciones son “parte de una victimización” que utiliza como estrategia la defensa de la exmandataria. 

“Parece que la detención y la persecución política es una forma de sobreactuar en vez de brindar explicaciones sobre un caso concreto”, sentenció el ministro.

Por otro lado, el funcionario se refirió al caso Milagro Sala, expresando que es bueno que las instituciones funcionen y “que la Corte Suprema resuelva lo que tenga que resolver”.