Gasto indiscriminado: cóctel explosivo K

El gasto público en Argentina se multiplicó 11 veces en la década kirchnerista, trepando a casi el 50% del PBI nacional. La generación de un déficit fiscal que se financia tomando nueva deuda, convirtiendo la situación en una bomba a punto de estallar

La realidad económica argentina es por demás complicada, con economías regionales al borde de la parálisis, una industria al límite de sus posibilidades, un campo destruido por las políticas oficiales, y que marcha a los tumbos con un crecimiento desmesurado del Gasto Público, haciendo que la situación sea impredecible de cara al corto y mediano plazo.

A lo largo de la larga década kirchnerista, el Gasto Público ha crecido en forma exorbitante, multiplicándose por 11 veces durante la era K, y todo eso se hizo para financiar un aparato político y social clientelar creado para ganar elecciones pasajeras, pero que poco sirvieron para solucionar los problemas reales del país, sino que por el contrario, la deuda pública ha crecido considerablemente, convirtiendo el hecho en un cóctel explosivo que puede detonar en el futuro inmediato.

El crecimiento desmedido del gasto, trepando a la increíble cifra de 50 puntos del PBI (Producto Bruto Interno), lo que hace es generar un déficit fiscal que está costando financiarlo, ya que se si se toma la media del gasto que la Argentina tuvo en las últimas cinco décadas, se verá que andaba en los 25 puntos del PBI y ahora es el doble, lo que hace que sea de los más altos del mundo, engendrando un problema a largo plazo para la próxima administración que asuma en diciembre.

Aumento sin control
La Argentina ha elevado su Gasto Público en los últimos 12 años aproximadamente en un 15% de su PBI. El nivel actual de este gasto es imposible de sostener, por lo que al tener cerrado el mercado financiero internacional, el gobierno ha recurrido a la emisión monetaria o a los fondos de los jubilados, demostrando la desesperación en la que se encuentra sumergido.

En diálogo con Hoy, el Doctor en Economía Raúl Cuello, sostuvo que “Argentina no resiste más un Gasto Público de una magnitud como el que tiene, una presión fiscal de la magnitud que tiene con impuestos totalmente distorsivos, así como tampoco resiste más una política cambiaria atrasada, que cierra la economía en lugar de abrirla. Argentina necesita abrirse en su economía, no cerrarla”.

Para el ex Secretario de Ingresos Públicos, “en la Argentina el Gasto Público es altamente ineficiente y voluminoso, y los montos destinados a financiarlo ahogan a la actividad productiva. Es tan grave la situación que puede verse que en nuestro país el 97% del gasto es para pagar salarios, lo que marca la ineficiencia del gobierno nacional en la materia”.

En un país como los Estados Unidos el Gasto Público no está superando por estos días el 23%, a la vez que la recaudación en el gigante del norte llega al 23%. En la Argentina la situación es opuesta, ya que mientras el gasto trepa a casi el 50%, la recaudación asciende al 30%, mostrando la total desvirtuación de sus ingresos y egresos.

“Este es un problema muy serio que va a demandar mucho tiempo corregir. En el Estado está sobrando gente, son unos ñoquis, y este es uno de los temas centrales que nadie se anima a tratar en la Argentina. Si seguimos aumentando el gasto Público, no hacemos más que armar una bomba que puede estallar por los aires”, sentenció Cuello.

Uno de los mayores defectos que ha tenido la gestión kirchnerista, es el aumento sin control alguno del Gasto Público, que ha generado un fuerte déficit fiscal, que sólo en el primer cuatrimestre de 2015, y según los datos oficiales, llegó a la descomunal cifra de 81.853 millones de pesos, cuatro veces superior al saldo negativo de 19.456 millones del mismo período del año anterior.

La situación es complicada, difícil de sobrellevar en el presente y que hará que la misma sea todavía más enmarañada en el futuro, dejando al descubierto la incapacidad oficial para dar respuesta a los problemas estructurales de la economía nacional, que en vez de disminuirlos, no hizo más que agravarlos durante la mal llamada década ganada.