IOMA: Scioli ante una crisis que se profundiza

La atención en la obra social está paralizada. Ayer hubo un escándalo en la sede central e intervino la policía. Profesionales recurren a la Justicia para denunciar multimillonario negocio oscuro con medicamentos

La crisis que se vive en el Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), que pone en riesgo la atención de más de dos millones de afiliados en la Provincia, se profundiza día a día.

Ayer tuvo que intervenir la policía para evitar que los trabajadores, que mantienen paralizada la atención en la obra social por reclamos salariales, ingresaran a una reunión que mantenía el titular de la obra social Antonio La Scaleia e integrantes del directorio, con representantes de los prestadores, en el primer piso de la sede central del Instituto.

El conflicto estalló luego de que los trabajadores se enteraron de que las autoridades de la obra social priorizaron reunirse con los prestadores, evitando dar respuestas a sus reclamos. Tras el escándalo, hoy continuará la retención de tareas, con lo cual la atención a los afiliados estará reducida a su mínima expresión.

Ahora bien, lo más grave es que, en medio de este conflictivo escenario, en los próximos días se presentaría una denuncia que podría generar un cimbronazo en la obra social. Sería aún más grave que lo ocurrido el año pasado cuando funcionarios del IOMA, y un conjunto de médicos y farmacéuticos, terminaron tras las rejas a raíz de una demanda por irregularidades en el suministro de drogas oncológicas de altos costos que se le estaba prescribiendo a pacientes que ya estaban fallecidos.

El titular de la Asociación de Profesionales del IOMA, Idelmar Seillant, quien fue el encargado de llevar a tribunales el desfalco con los oncológicos, ahora denunciará la cartelización del negocio de los medicamentos en la obra social. ¿De qué se trata? Existen sospechas de que tres grupos empresarios manejarían los hilos de todo el negocio de los medicamentos que se les suministra a los afiliados, que incluirían importantes sobreprecios.

 “Lo que vamos a presentar es una denuncia de 89 fojas, donde hablamos de todo tipo de manejos turbios, incluidos sobreprecios superiores al 600%. Se trata de una red de negocios que se concentra en tres sectores: Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme), Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos (Cilfa) y  la Cámara Empresaria de Laboratorios Farmacéuticos
(Cooperala)”, explicó Seillant ante una consulta de Hoy. Y agregó: “Estos sectores empresarios han constituido una red donde se autocontrolan mediante centros de autorizaciones, gerenciadoras y empresas fantasmas como son Farmalink y Camoyte. Estamos hablando de negocios que, según nuestros cálculos, dentro del IOMA mueven alrededor de 152 millones de pesos por mes” (ver aparte).

El escándalo salpicaría a distintos funcionarios provinciales, algunos de los cuales tienen llegada directa a la Casa de Gobierno bonaerense, situación que estaría causando preocupación en la mesa chica del gobierno provincial.

¿Cómo funciona la provisión de medicamentos?

Para la provisión de medicamentos, el IOMA tiene tres sistemas:

1- Plan Meppes: Medicamentos para patologías especiales como cáncer, diabetes, etc.

2-Ambulatorios: Compra directa en las farmacias

3- Ambulatorio normatizado: Medicamentos que necesitan autorización del médico auditor, y recién ahí se puede adquirir en la farmacia

El Plan Meppes es el programa del IOMA con cobertura al 100%. Supuestamente, con este plan, el afiliado no debería pagar nada en dinero, pero las irregularidades del sistema estarían llevando a que lo termine pagando con el deterioro de su  salud al no recibir los medicamentos en tiempo y forma.

A partir de este convenio, cuando se pide un medicamento de alto costo con cobertura al 100% del Meppes, el IOMA lo pasa a la farmacia, que tiene que validar que el paciente es afiliado. Pero el que realmente valida la mayoría de los datos es el CAMOyTE (Centro de Autorizaciones de Medicamentos Oncológicos y Trámites Especiales), que sería una entidad fantasma que habría sido inventada por la industria farmacéutica.

Ahora bien, si por ejemplo una droguería no posee un anticuerpo monoclonal, el CAMOyTE le pregunta a otra droguería si lo tiene y define la operación. Pero mientras todo esto se decide, el jamón del sándwich es el afiliado, porque si el negocio está armado con una determinada droguería le pueden terminar diciendo a la farmacia que la provisión va a demorar 35 días, que es el tiempo que se van a tomar en conseguir la marca más cara por la presión de las multinacionales.

Por otra parte, en el control de las recetas para la prescripción de medicamentos interviene la gerenciadora, Farmalink, que también es un emprendimiento empresarial que gestiona los dos convenios más grandes de la seguridad social argentina, IOMA y PAMI; en representación de los laboratorios nacionales y multinacionales. Hasta el año pasado, IOMA le estaba pagando a Farmalink aproximadamente $2,80 por cada receta, lo que totalizaba unos $4.200.000 por mes, más de $50 millones al año. Ahora bien, Farmalink no controlaría si se da crema para la celulitis, un remedio o líquido de frenos. La empresa gerenciadora solamente hace auditorías formales de recetas: números de afiliado, código, etc. El control real brilla por su ausencia, siendo este hecho el corazón del negocio oscuro.