La Cámpora quiso imponer embajador en París y armó un escándalo

La trama del nombramiento de la ahora ex subsecretaria de Política Exterior de la Cancillería, María del Carmen Squeff, como embajador de la Argentina en Francia, es un modelo de la estrategia política de La Cámpora para mantener su poder en la Cancillería y de los códigos que usa para tomar decisiones.

La feroz pelea de La Cámpora por el control de las embajadas quedó al descubierto con la revelación de algunos detalles de la disputa que se desató por quedarse con el sillón que dejó vacío Aldo Ferrer en París, uno de los destinos favoritos para diplomáticos y políticos que buscan destinos en el exterior.

En todas las administraciones, los embajadores políticos son dirigentes afines al Gobierno, pero en el caso del kirchnerismo el nivel de adoctrinamiento es crucial, y entre el ministro de Economía Axel Kicillof, el diputado y líder de La Cámpora, Eduardo “Wado” de Pedro, y sus amigos en el ministerio buscan quedarse con algunas embajadas.

Un matutino porteño difundió algunos entretelones de las disputas que se dieron detrás de la pelea por ese asiento y por el de embajador ante la Unión Europea. Según ese medio, quienes discutieron por esos lugares fueron Kicillof, Augusto Costa, la embajadora en Estados Unidos, Cecilia Nahón; y el secretario de Comercio Internacional de la Cancillería, Carlos Bianco.

Los funcionarios habrían intercambiado mails donde discutían las designaciones. Quien impulsaba a Español como embajadora en Paris era Costa, lo que confirmaría algunas diferencias que existen en la Secretaría de Comercio. Nahón prefería a su amiga Ana Penchaszadeh, también cercana a Ricardo Forster.

Kicillof también descartó a Penchaszadeh, esposa del mexicano, Sergio García Gómez, a quien el ahora ministro designó hace algunos años en Aerolíneas. “Ana, además de no verla K, no la veo muy disciplinada, es medio posmo, políticamente, poco avezada y bien librepensadora. Y si la caga garpamos nosotros, yo en particular”, escribió el entonces número dos de Economía, de acuerdo a Clarín.

Sin embargo, ninguno de los cuatro funcionarios tuvo éxito y la embajada de Francia fue para Squeff, mientras que a la Unión Europea fue enviado Hernán Lorenzino. La bronca la expuso Carlos Bianco, que afirmó que “Marilita (por Squeff) no puede ser embajadora ni en Zimbabwe”.