La cáscara vacía de Berazategui

El relato K se expande al conurbano, donde Patricio Mussi, hijo dilecto de Julio De Vido, se ha transformado en uno de sus mayores exponentes. La ficción de los mini parques industriales de Berazategui

El kirchnerismo ha instalado, desde su llegada al poder en 2003, una forma de comunicar que establece que la ficción que se crea con el discurso tienen que ser más importante que la realidad.

Un ejemplo concreto lo representa el intendente de Berazategui, Juan Patricio Mussi, quien desde que asumió en lugar de su padre en el municipio del conurbano, se ha encolumnado detrás del kirchnerismo. Y tiene como figura protectora al polémico y denunciado ministro Julio De Vido.

Mussi se ha lanzado de lleno a buscar la candidatura a gobernador del Frente para la Victoria para las elecciones de 2015. De ahí que siempre esté presente en los mitines de Cristina Fernández, como el organizado ayer en el Hotel Sheraton en el marco de un acto de la Cámara de la Construcción, donde el alcalde berazateguense estuvo en primera fila.

La fase mayor del relato en Berazategui está dada en la construcción de los mini parques industriales, virtuales cáscaras vacías que no sirven para brindar trabajo genuino a la población. Y que, según fuentes de la oposición consultadas por Hoy, servirían “para lavar dinero”.  Incluso, se han detectado casos de galpones que almacenaban mercadería robada. Todo ello habría tenido como trasfondo conexiones políticas muy aceitadas.

Los mini parques industriales resultaron una farsa total. Al punto que tanto las empresas como el gobierno local nunca mostraron los listados de aportes para ver la cantidad de gente que trabaja en esos emprendimientos. Todo se votó a libro cerrado en el Concejo Deliberante, y a pesar de que desde oficialismo dicen que trabajan 20.000 personas en esos parques, el dato no se puede corroborar en ningún lado. Desde el Ejecutivo municipal ni siquiera responden los pedidos de informes presentados por la oposición, que se acumulan en el Concejo.

Lo que los K llaman parques industriales en Berazategui son hoy pequeños desiertos, con poca gente trabajando, la mayoría de ellos empleados de seguridad y administrativos. Se han transformado en paraísos para inversiones fantasmas que sirven para engrosar el relato oficial que habla de un país industrializado y en crecimiento, cuando en la vida real eso no existe.

El alcalde K se ufana de haber fortalecido los mini parques industriales, pero las empresas que ahí reportan, ya existían de antemano en el distrito. Además, el término “mini parque industrial” no existe, y se está buscando desde el municipio un recoveco legal para encuadrarlos. Por eso son muchas las voces que indican que estos emprendimientos sólo sirven para evadir impuestos, ya que radicándose allí evitan el pago de impuestos provinciales y sólo abonan tasas municipales. Algo parecido a lo que ocurrió en los años ’80 con provincias como Catamarca o La Rioja, que se sumaron a los controvertidos programas de promoción industrial, y sólo lograron que se radicaron empresas fantasmas, que sólo buscaban ganancias rápidas y pagar menos impuestos. Y que se fueron tan rápido como llegaron, con el consiguiente costo social para la población.

Con Patricio Mussi en campaña, la intendencia ha quedado virtualmente acéfala, ya que el alcalde pasa más tiempo en los canales de televisión que en su oficina, lo que ha motivado renuentes pedidos de la oposición para que deje de gastar el dinero de los ciudadanos –se estima que ha gastado más de 80 millones de pesos en campaña en lo que va del 2014- y se dedique a solucionar los problemas urgentes de los vecinos. Por ahora, hace oídos sordos a estas solicitudes y el derroche del dinero público continúa a ritmo ascendente.

Una ciudad sin control

Berazategui se transformó en los últimos años en una ciudad donde reina el descontrol y la falta de previsión municipal.

Las cooperativas locales cumplen el trabajo del empleado municipal, la planta de empleados está sobredimensionada y a su vez el trabajo municipal se abarca con las cooperativas, llegando a hacer el trabajo en las escuelas, en los comedores y en las calles.

En el centro de la ciudad, donde está ubicada la peatonal, hay 20 manzanas a la redonda que cobran estacionamiento medido, y los que trabajan allí son abuelos que cobran en negro un porcentaje de los 4 pesos que sale el estacionamiento, y está manejado por la cooperadora del Centro de Salud Sábato, de reconocida pertenencia al círculo íntimo del intendente Mussi.

Tampoco hay un control estricto de los countries. Hay sospechas que varias de estas aglomeraciones no tributarían al municipio lo que correspondería.