La historia según el relato K

Como una estrella de rock, pero más polémica y engañosa. Así arribará la presidenta Cristina Kirchner a Puerto Madryn, Chubut, donde esta tarde encabezará el acto por los 150 años del desembarco de los galeses en las costas de Madryn. Pero Cristina reacomodó esta fecha histórica (feriado provincial en Chubut) a su antojo, causando malestar en la comunidad galesa, porque los primeros colonos llegaron en el amanecer del 28 de julio, día de las celebraciones centrales y que coincide con el aniversario de la ciudad.

En otro acto de arrogancia y autoritarismo, la Jefa de Estado quiso que el desembarco se adelantara una jornada y, se sabe, sus deseos son órdenes. No fue su único capricho: entre sus insólitas condiciones, pidió que el intendente local Ricardo Sastre (que pertenece al espacio político que lidera Mario Das Neves) no vaya a recibirla al aeropuerto, donde arribará con el avión oficial. Sastre tampoco podrá hablar en el acto ni estará sobre el escenario, lo ubicarán en otro palco; mientras que el único que estará en el palco central será el gobernador y candidato a la reelección por el Frente para la Victoria, Martín Buzzi.

Por fuera de lo estrictamente político, se supo que la presidenta también pidió para su traslado desde el aeropuerto hasta el gimnasio del club Deportivo Madryn -donde será el acto- un vehículo con vidrios polarizados y que, en lo posible, no haya gente durante el trayecto. No es todo: cualquier regalo a Cristina, primero será revisado por su custodia y recién después se decidirá si la primera mandataria lo recibe o no.

¿Acaso teme represalias por su decisión de alterar la historia madrynense?
Como sea, el gobernador Buzzi la acompañó en su antojadiza determinación, justificando que “los colonos desembarcaron el 28 pero ya desde el 27 el velero que los trajo estaba fondeado frente a las costas de Madryn”.

Un alocado argumento en la víspera de un acto que, como es de prever, se inscribirá en la campaña electoral de cara a las inminentes PASO.