El déficit del instituto alcanzó los 22.943 millones de pesos

Los números rojos del PAMI no paran de incrementarse

El declive del organismo que conduce Sergio Cassinotti se extiende a lo largo y ancho del país. En el primer semestre del año, el déficit del instituto alcanzó los 22.943 millones de pesos. Aumentan los aportes del Tesoro Nacional para la subsistencia de la obra social

La atención que viene brindando el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI) está en franco deterioro, poniendo al organismo al borde del colapso administrativo. Los oscuros manejos que ha sufrido la obra social desde su creación en 1971, y que la convirtieron en una de las cajas políticas preferidas de los gobiernos de turno, han llevado a una prestación altamente deficitaria.

De acuerdo a datos publicados por la Oficina Nacional de Presupuesto (ONP), dependiente de la Secretaría de Hacienda de la Nación, durante el primer semestre de este año los números rojos del organismo no pararon de crecer, trepando a la suma de 22.943 millones de pesos.

Esta cifra se desprende luego de analizar que los ingresos corrientes del instituto en la primera mitad del año llegaron a los 48.464 millones de pesos, mientras que los gastos operativos del PAMI fueron de $71.407 millones, aunque no han hecho más que poner palos en la rueda para el cuidado de los más de cinco millones de abuelos que están afiliados a la obra social.

Si no fuera por los aportes que el Tesoro Nacional le da a la institución, que en lo que va de 2017 alcanzan los $32.174 millones, la grave crisis prestacional que atraviesa el organismo sería aún mayor. Ya con estos recursos, que salen de las arcas públicas, la obra social presenta ante la sociedad números positivos, pero cuando se desmenuzan puede verse que no significan realmente lo que dicen ser.

Y esto se ve principalmente en los más de 19.000 millones de pesos erogados a los grandes laboratorios en concepto de compra de medicamentos, mientras que este año se inició con un recorte masivo de remedios para los abuelos. Es decir, se pagaron fármacos más caros que de costumbre, y el servicio dado a los afiliados desmejoró mucho, con jubilados que no pueden acceder a la canasta de medicinas que deben consumir.

Desinversión ascendente

El PAMI maneja el quinto presupuesto nacional en orden de importancia, con más de $116.467 millones para 2017. Sin embargo, insólitamente se gastan grandes sumas de dinero en cosas inexplicables, como por ejemplo los $468 millones que se desembolsarán este año en concepto de alquiler de inmuebles, o los $25 millones que gastará el instituto en alquiler de fotocopiadoras.

En diálogo con diario Hoy, el director del Instituto de Derecho de las Personas Mayores y Políticas Gerontológicas del Colegio de Abogados de Morón, Christian González D’Alessandro, dijo que “la seguridad social siempre reporta déficit, pero en realidad no son gastos, sino una inversión social, pero esto último el Gobierno no lo advierte en lo más mínimo”.

Para el letrado especialista en derecho previsional, “pese a los congelamientos y restricciones, la deuda que tiene el PAMI, lejos de achicarse, se aumentó. Eso pasó debido a situaciones dudosas, como la contratación de personal de alto rango con altos sueldos. La deuda, lejos de caer, creció y, por otro lado, las prestaciones sociales a los jubilados no se están dando”.

“Desde el Gobierno quieren decir que el PAMI da números rojos y que la deuda que tiene el organismo es muy alta, van a dejar de prestar servicios como lo están haciendo en la actualidad, pero se habla muy poco de ese tema. Lo que ellos quieren es venir por la desregulación del PAMI, en virtud de hacer un organismo más chico, residual y tercerizado o privatizado a las grandes empresas de salud, laboratorios y farmacias aliadas al Gobierno”, resaltó González D’Alessandro.

Con estos números a la vista, parece quedar muy lejos el objetivo planteado por el Presidente Mauricio Macri hace unos meses atrás, cuando aseguró que buscaba “déficit cero para el PAMI para 2018”.

Quejas crecientes por parte de los afiliados

A lo largo de las últimas jornadas, han sido numerosos los llamados recibidos en la redacción de este diario por parte de jubilados quejándose por la prestación del PAMI recibida en nuestra ciudad.

Uno de los principales reclamos es el sistema de médicos de cabecera, que desde el Gobierno se intentó desguazar. El descontento se centra en la cantidad de profesionales de salud. Cuando los jubilados van a hacer la protesta, los derivan a otro médico que no los atiende, por lo que los abuelos deben comprar los remedios en las farmacias sin recetas, gastando grandes cantidades de dinero de sus ya debilitados bolsillos. A eso se le suma que las clínicas no los atienden y que el PAMI les cambió la atención a otras jurisdicciones, así como también que las bolsas de comida que están dando los centros de jubilados, según sus declaraciones,  “son arroz para perro y polenta que hay que revolver dos horas para que se haga”.