Crisis en Brasil: un juez suspendió la designación de Lula como ministro

El fallo judicial anuló el nombramiento del expresidente en el gobierno de Dilma Rousseff. Fue apenas 40 minutos después de haber asumido, por considerar que busca impunidad ante los hechos de corrupción que se le acusan. El Ejecutivo apelará la decisión. El recuerdo de una frase emitida en 1988 por el exmandatario

"En Brasil es así: cuando un pobre roba, va a la cárcel; pero cuando un rico roba, se convierte en ministro”, decía en 1988 el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, todavía con el pelo y la barba azabache, sin las canas que le fue dejando el tiempo.

“Vamos a mostrar que se puede meter al corrupto en la cárcel. El pequeño a veces roba para comer, el grande roba sin vergüenza y debe ir a prisión”, enfatizaba en aquella entrevista concedida al diario O'Globo y que ayer fue recordada por medios brasileños.

Entonces, el exmandatario era diputado federal y, quizá, ni sospechaba la crisis que hoy vive el país carioca, con él en el centro de la polémica, tras ser designado como jefe de la Casa Civil por la presidenta Dilma Rousseff, justo en momentos en que la justicia persigue a ambos por casos de corrupción, luego de las escuchas telefónicas que indicarían que su nombramiento no es más que una estrategia para buscar inmunidad, y en medio de masivas protestas.

Pero tras 40 minutos de haber asumido como ministro, ayer un juez federal anuló su nombramiento, al interpretar que su designación obedece al intento de garantizar su impunidad y protegerlo ante la justicia, en un fallo que será apelado por el gobierno.

“Interrumpo el acto de nominación del señor Luiz Inácio Lula da Silva para el cargo de Ministro de Estado jefe de la Casa Civil o cualquier otro que le otorgue prerrogativa de fuero”, dictaminó el juez Itagiba Catta Preta.  “En caso de que ya haya ocurrido la toma de posesión, suspendo sus efectos hasta el enjuiciamiento final de esta acción”, añadió el magistrado, quien señaló como “compleja y grave” la situación que rodea la llegada de Lula al gobierno.

Es que los fiscales acusaron a Lula de lavado de dinero y fraude como parte de una amplia pesquisa de corrupción y pago de coimas, centrada en la petrolera estatal Petrobras, que, tal como ha publicado Hoy, involucra a exfunciarios K como el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido y el exsecretario de Transporte, Ricardo Jaime.

Tras el fallo de Preta Neto, el titular de la Abogacía General de la Unión (AGU) de Brasil, José Eduardo Cardozo, aclaró que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) ya es ministro de la Casa Civil pero no podrá ejercer las funciones de su cargo hasta que la Corte Suprema resuelva sobre la decisión judicial que suspendió su nombramiento. El expresidente asumió cerca de las 10 de la mañana de ayer como jefe de Gabinete en una ceremonia encabezada por Rousseff, que calificó de “golpistas” las denuncias de corrupción que desestabilizan l gobierno brasileño.

Dilma Rousseff, cada vez más cerca del juicio político

En medio de la tensión, la Cámara de Diputados de Brasil aprobó la creación de una nueva comisión de juicio político para iniciar el proceso contra la presidenta Dilma Rousseff por haber adulterado las cuentas públicas con el objetivo de esconder el déficit.

De 513 diputados, 433 apoyaron la instalación de este órgano de 65 miembros que deberá determinar si existen argumentos jurídicos para la apertura del jury, con miras a la destitución de Rousseff por irregularidades contables en las que el gobierno supuestamente incurrió en sus balances de 2014 y 2015.

La sesión de Diputados fue muy tumultuosa, con gritos de “¡Fuera Dilma!” por parte de los representante de la oposición y de “¡No habrá golpe!” de boca de los legisladores del oficialismo y sus aliados, muchos de los cuales abandonaron el plenario.

La furia es brasilera

En vísperas a la frustrada asunción de Lula Da Silva como jefe de Gabinete, partidarios del líder del Partido de los Trabajadores y opositores al gobierno protagonizaron incidentes en los alrededores del palacio presidencial, Planalto. Mientras se dispersaban, después de la ceremonia, los opositores recibieron con algarabía la medida de un juez que suspendió la designación.

La Policía dijo que usó gas pimienta para impedir un enfrentamiento entre los grupos rivales y separar a unos 300 manifestantes de la oposición que intentaban entrar a la plaza, ocupada por más de 300 manifestantes a favor del gobierno.
Cientos de manifestantes contra el gobierno pidiendo la impugnación de Rousseff y el arresto de Lula también bloquearon la Avenida Paulista de Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña y centro económico del país.

Ya el miércoles, la designación de Lula en el gabinete había desatado grandes protestas en varias ciudades brasileñas, donde cada vez más se siente la recesión –la peor en una generación- y el descontento popular con Rousseff crece a medida que avanza la investigación sobre sobornos en torno a Petrobras, que alcanza al círculo íntimo de la mandataria y se ramifica en funcionarios K.

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