Crecen los monopolios en los negocios de recursos nacionales

Mercado para pocos y en manos extranjeras

Lejos de abrir las puertas a la industria nacional, desde la llegada de Macri al poder no ha parado de crecer la centralización de los recursos nacionales en pocas manos. Formación sin control alguno por parte del Gobierno de monopolios y oligopolios en los principales sectores de la economía

Uno de los principales lemas de las autoridades nacionales desde la llegada de Mauricio Macri al poder ha sido sin dudas la creación de mecanismos que tiendan a facilitar la llegada de capitales para la reactivación de la economía. Por el momento, los famosos “brotes verdes” se encuentran ausentes en la vida diaria de los ciudadanos, que asisten impávidos a un proceso de concentración y extranjerización de los recursos pocas veces visto en nuestro país.

Haciendo un breve pantallazo por los principales sectores de la economía nacional, puede observarse el fuerte avance que están teniendo la formación de oligopolios y monopolios, la mayoría de ellos concentrados en empresas de origen extranjero. Este progreso de los capitales foráneos pone en vilo a las pymes familiares, que en lo que va de este año cierran a un ritmo de veinte firmas por día, sin que desde el Gobierno se fomenten medidas que sirvan para paliar la situación.

La carencia de una política industrialista que fortalezca el mercado interno y dé oportunidades a los capitales de origen nacional ha llevado a que se profundice el proceso de primarización de la economía, centralizando los recursos en pocas manos, principalmente en firmas provenientes del exterior. 

En la Argentina hay más de 700.000 empresas chicas y medianas y solo 5.000 grandes, pero estas últimas concentran poco más del 75% de las ventas y producción, con ganancias que superaron el año pasado en todo el territorio nacional largamente los más de cien mil millones de pesos.

La estrategia central para conseguir financiamiento externo ideada por las autoridades económicas al mando de Nicolás Dujovne tiene como consecuencia el exponencial incremento de la concentración, fenómeno ligado a unas pocas empresas, en su mayoría multinacionales, orquestando así toda una red de requisitos, instrumentos e impuestos para la producción imposibles de cumplir por parte de las pymes y el empresariado nacional.

Con un proceso iniciado en los años 90 de la mano del neoliberalismo, el gobierno de Macri parece seguir esta tradición, afirmando con ello la entrega de tierras, de los recursos naturales y de los servicios centrales de la producción argentina a capitales extranjeros, poniendo de este modo en riesgo la producción y la soberanía argentina.

Cinco empresas manejan el sector siderúrgico

Una de las características esenciales que tiene hoy el complejo siderúrgico nacional es el alto nivel de concentración que presenta. AcerBrag, Aceros Zapla, Acindar, Siderar y Siderca se llevan más del 90% del mercado con una facturación que supera largamente los mil millones de dólares anuales.

En algunos rubros del sector, el monopolio es muy grande, como sucede con la empresa Aluar (Aluminio Argentino S.A.), que tiene la producción de aluminio primario en nuestro país. Lo mismo sucede con Siderar, que domina la producción de laminados en caliente planos (chapas y flejes); a la vez que Siderca es la única productora de tubos sin costura. 

Acindar, Aceros Zapla y AcerBrag concentran el 90% de la producción de laminación en caliente de productos no planos como barra, perfiles, alambrón y rieles.

Desarrollo energético, centralizado en multinacionales

Con la idea de recuperar el autoabastecimiento energético, desde el Gobierno nacional se lleva adelante una política que beneficia a las grandes empresas, principalmente de origen extranjero, por sobre las de índole nacional.

A pesar de los esfuerzos de YPF, la petrolera estatal controla menos del 30% del mercado, quedando el resto para el armado de grandes negocios de multinacionales, como el caso de Chevrón en el yacimiento de Vaca Muerta, el segundo mayor reservorio de shale gas del mundo, donde obtiene millonarias ganancias.

Otras empresas de origen extranjero que se dividen el 70% de la producción petrolera en nuestro país son las estadounidenses Esso y ExxonMobil, las chinas Cnooc y Petrochemical Corporation (Sinopec), la rusa Gazprom y la británica Brittish Petroleum, entre otras.

En el mercado de distribución de energía, dos empresas, Edenor y Edesur, son las responsables de suministrar y comercializar el 50% de la demanda a nivel nacional al 49% de los usuarios de la Argentina.

Alimentos: una actividad dominada por la concentración

El mercado alimentario es uno de los casos más ejemplificadores de una situación en donde la concentración está en muy pocas manos. En lo que tiene que ver con los productos enlatados, Arcor centraliza el 79% de la producción; mientras que en un artículo típico como las galletitas, Bagley y Kraft controlan el 66% del negocio.

En el área de la yerba mate, el Establecimiento Las Marías y Molinos Río de La Plata se llevan el 55% de la producción, así como el Ingenio Ledesma produce poco más del 70% del azúcar nacional. En el caso de la leche, La Serenísima y Sancor se adjudican el 80% de la industria.

La transnacional de origen mexicano Bimbo tiene en sus manos alrededor del 80% del despacho de panificados a través de las diversas marcas que maneja. 

Dos multinacionales, como las estadounidenses Coca Cola y Pepsi dominan el 85% de la producción de gaseosas; a la vez que en el rubro cervezas tres firmas internacionales, como Quilmes, Cicsa e Isenbeck, se reparten el 90% mercado.

El 1% de la población maneja el 40% de las tierras productivas

Evidenciando la fuerte desigualdad social existente en la Argentina, el grado de concentración de la riqueza en pocas manos se acrecienta, con pocas personas que ganan cada vez más, y muchas que cada vez perciben menos.

Según datos oficiales, el 1% de los dueños de las grandes extensiones productivas a lo largo y ancho del país, maneja el 40,19% del total del territorio argentino, mientras que el 99% restante controla el 59,81%. 

De esas tierras productivas, casi el 40% está controlado por empresas multinacionales, como ocurre en el caso del amigo del Presidente Mauricio Macri, el británico Joe Lewis (foto) dueño de Lago Escondido en Río Negro, las cuales vienen a hacer negocios rápidos y lucrativos a la Argentina, apropiándose de los recursos naturales y dejando poco y nada de ganancias genuinas para el país.

Medicamentos, con un dominio por parte de diez firmas

En la actualidad, en la Argentina existen alrededor de 250 empresas que se encargan de producir y comercializar medicamentos. El 85% de estas firmas son de origen nacional, mientras que el restante 15% es de capital extranjero. 

Diez empresas, cuatro nacionales como Roemmers, Productos Roche, y los Laboratorios Bagó y Elea, así como seis foráneas, Bayer (Alemania), Laboratorios Abbott (EE.UU.), Novartis (Suiza), Glaxo Smithkline (Inglaterra), Sanofi Aventis (Francia), y Novo Nordisk Pharma (Dinamarca), dominan el 80% del mercado, del cual los laboratorios que pertenecen a las multinacionales del sector, se llevan más del 55% de las ganancias totales.

Idéntica situación se vive en las droguerías, ya que de las 450 registradas en el Estado, cuatro poseen el 75% del mercado, lo que se reproduce luego en las firmas distribuidoras de remedios, puesto que cuatro empresas concentran cerca del 95% de las ventas.

Minería contaminante y concentrada en las multinacionales

El derrame de más de un millón de litros de cianuro en San Juan por parte de la multinacional de origen canadiense Barrick Gold dejó al descubierto todo un entramado de negocios inconmensurables en el sector minero, que genera cientos de millones de dólares al año, a la vez que origina un daño ambiental irreparable para el país.

Las transnacionales de la actividad son las que llevan la delantera a la hora de encarar esta clase de emprendimientos, donde se destacan además de la Barfrick Gold, Yamana Gold, la china MCC, First Quantum, Goldrock Mines, Shandon Gold, Osisko Mining Corp, entre otras firmas. 

Las empresas de origen extranjero manejan casi el 95% de la actividad en nuestro país, y las principales explotaciones mineras en suelo nacional se encuentran en Bajo de la Alumbrera, Catamarca; Cerro Vanguardia, Santa Cruz; Gualcamayo y Veladero, San Juan; y Sierra Grande en Río Negro.

Cemento: una actividad regida por la oligopolización

Uno de los rubros en los que suele advertirse el resplandor o el ocaso de la actividad económica es en la construcción, y allí es clave el papel que cumple la industria cementera para surtir de este trascendental material a la industria.

Cuatro empresas, de las cuales tres son extranjeras (Camargo Correa, Holcim Cemento y Cementos Avellaneda), y una sola de origen nacional (PCR Cemento), comandan más del 95% del mercado de la producción de cemento en nuestro país. 

Un caso especial es Loma Negra, que dirigía Amalia Lacroze de Fortabat y que fue absorbida por el grupo brasilero Camargo Correa, que ahora busca desprenderse de la empresa por estar implicado en el caso de corrupción conocido como Lava Jato por las coimas pagadas por Odebrecht en todo el continente para conseguir obras públicas. 

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