Millonario contrabando de medicamentos salpica a Julio De Vido

Argentina y Venezuela investigan un negociado ilegal de casi $270 millones que involucra a un empresario amigo del exministro de Planificación Federal

El kirchnerismo cimentó su poder y riqueza sobre la base de un inusitado capitalismo de amigos. Los emblemas, se sabe, fueron Lázaro Báez y Cristóbal López. Sin embargo, entre bambalinas hubo más y es ahí donde aparecen hombres como Juan José Levy, empresario ligado a la industria farmacéutica, de comprobados vínculos con el poder K, principalmente a través del exministro de Planificación Federal, Julio De Vido, con quien viajó en varias ocasiones a Venezuela para la realización de negocios no del todo claros.

De hecho, gracias a sus contactos con De Vido, Levy participa del fideicomiso que tiene el país bolivariano con la Argentina. Como parte del acuerdo hecho durante el kirchnerismo, la nación vecina le enviaba combustible a nuestro país a cambio de comida o medicamentos.

Precisamente por ese intercambio el empresario quedó en la mira de una investigación judicial que, obviamente, salpica a De Vido. 

Pdvsa, la empresa petrolera venezolana encargada de realizar los pagos, comenzó una pesquisa sobre los fondos aplicados al fideicomiso con Argentina luego de que la Aduana detectara un presunto contrabando de medicamentos por casi $270 millones. El cargamento, con la leyenda “Gobierno de Santa Fe–Distribución gratuita”, fue descubierto cuando estaba a punto de salir del país, en abril pasado. Su destino era el Ministerio del Poder Popular para la Salud de la República Bolivariana de Venezuela.

La multa mínima que las autoridades aduaneras pretenden por las maniobras ilegales es de $2.150 millones.

En medio de la crisis que atraviesa el país caribeño, que Venezuela haya comprado a la Argentina lotes de remedios por hasta diez veces el valor de mercado configura un verdadero escándalo. Por eso, Pdvsa requirió información sobre los movimientos de Levy a Nación Fideicomiso SA y en los próximos días autoridades de ambos países mantendrán una reunión para avanzar conjuntamente en la investigación.

En Venezuela, además, hay otras dos causas por contrabando agravado que involucran a los laboratorios Farmamed y Esmer, propiedad de Levy. El intermediario para los negocios habría sido el Ministerio de Planificación, bajo el mando de De Vido.

A su vez, tal como ha publicado Hoy, los lazos con el exhombre fuerte del kirchnerismo le permitieron al empresario beneficiarse con licitaciones de la Anses para la provisión de productos tecnológicos, por casi $4.000 millones. También habría aprovechado su cercanía con De Vido para realizar negocios con sociedades fantasma investigadas por lavado de dinero, en el marco de los Panamá Papers.

Además, se le sospechan nexos con Lázaro Báez, al punto de que podría ser investigado en el marco de la ruta del dinero K.

Sin dudas, Levy es uno de los “tapados” de la era K que deberá rendir cuentas en la Justicia. Y un motivo más de preocupación para el multidenunciado De Vido.

“Programa 59”, la otra gran caja K

A Julio De Vido le sobran los motivos para preocuparse. No solo por las maniobras presuntamente corruptas que llevó a cabo en los doce años en que estuvo al frente de la mayor caja del kirchnerismo, el Ministerio de Planificación Federal, sino también por el entorno que construyó en todos esos años.

Tras el bochornoso escándalo protagonizado por su exsegundo, José López, intentando ocultar bolsos repletos de dinero en un convento, ahora avanza la investigación sobre Juan José Levy, quien, aunque en menor proporción, fue para él lo que Báez para Néstor y Cristina Kirchner. Hoy, la Justicia avanza sobre empresarios y exfuncionarios marginales. De Vido, como Cristina, teme que el hilo avance ineludiblemente hacia arriba.

Ayer, además, el exministro quedó envuelto en otro escándalo luego de que trascendiera que, a través de Planificación, manejó una caja de $1.129 millones para financiar series, artistas y películas. Fue a través del denominado “Programa 59” que el Ministerio repartió, entre 2012 y 2015, $5.082 millones, de los cuales el 20% se destinó a producciones audiovisuales.

El ranking de las producciones que más dinero recibieron lo encabezó Mamá Corazón, una miniserie protagonizada por la actriz K, Andrea Del Boca, y dirigida por su padre, Nicolás, beneficiados con $25.607 millones. El sistema de financiamiento se realizaba mediante el uso de convenios con universidades nacionales, en este caso con la de San Martín (Unsam).

El segundo lugar lo ocupó un conjunto de piezas que internamente se llamó Producciones Untref. La Universidad Tres de Febrero dispuso de $16 millones para componer obras de arte que se proyectan en UN3, el canal de televisión que tiene la universidad.

El podio lo completó El otro, no todo es lo que ves. La miniserie está protagonizada por Alejandro Awada (cuñado presidencial) Gastón Soffritti, Guillermo Pfening, Laura Azcurra y Víctor Laplace. Dispuso de $13,8 millones de pesos, que se canalizaron vía la Unsam. 

También resultaron beneficiados programas como Zamba, el personaje de Paka Paka, con $4,5 millones, o Pan y vino, una miniserie protagonizada por Ivo Cutzarida, que, a través de la Unsam, recibió aportes por $12,2 millones. Un monto similar recibió La Verdad, dirigida por Paula De Luque, conocida por el filme Néstor Kirchner, la película.

Hoy, el Gobierno estudia el proyecto y analiza medidas judiciales, las que se agregarían a los tres procesamientos que ya pesan sobre De Vido por supuestas negociaciones incompatibles con la función pública, al no haber conformado los equipos técnicos para renegociar contratos ferroviarios (causa por la que ya cumple prisión el exsecretario de Transporte, Ricardo Jaime), por la tragedia ferroviaria de Once y por la compra de trenes en desuso a España y Ecuador.

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