EN FOCO

Mostrar para cambiar

"El verdadero periodismo es intencional... Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio”

Ryszard Kapuscinski, historiador, escritor y ensayista polaco (1932-2007). Premio Príncipe de Asturias 

La estremecedora foto del cuerpito de Aylan Kurdi, el niño sirio cuya muerte conmovió al planeta, tuvo un impacto a nivel mundial pocas veces visto, al punto que obligó a los líderes de dos potencias, Francia y Alemania, a salir de su letargo. Y empezar a tomar cartas en el asunto, en medio de un éxodo y de una crisis humanitaria que no registra antecedentes desde la Segunda Guerra Mundial.

Lo que durante años no pudo conseguir la diplomacia de los Estados y la burocracia de las Naciones Unidas, como así tampoco los ingentes esfuerzos que viene realizando el Papa Francisco desde que asumió en el Vaticano, se logró a partir de la indignación que generó una imagen que refleja lo bajo en que ha caído la humanidad.

Todos los días se registran casos similares a los de Aylan que no salen a la luz, que quedan en el más absoluto anonimato al no trascender públicamente. Y no es necesario irse hasta Medio Oriente: en nuestro propio país, una tierra rica en recursos naturales, con capacidad para alimentar a 400 millones de personas, hay chicos desnutridos, que pasan hambre y que viven en condiciones muy similares, dese el punto de vista material, a las que padecen los refugiados sirios.

La muerte del pequeño Aylan no fue en vano y ahora se abre una nueva etapa, donde los líderes mundiales ya no podrán seguir haciéndose los desatendidos ante la crisis humanitaria. Y más cuando esta crisis es el resultado de guerras que son impulsadas, en muchos casos, por los intereses económicos de los países centrales. Ahora hay millones de personas, indignadas por lo sucedido, que les exigen que hagan algo.

De no haber sido por la reportera gráfica de Turquía, lo sucedido con el niño sirio jamás hubiese salido a la luz.  Con su trabajo puso de manifiesto el rol que debe cumplir el periodismo, que ya no puede ni debe encerrarse en formalismos y estándares que siempre son funcionales a quienes buscan que nada cambie. Por el contrario, el periodismo no sólo tiene la obligación de mostrar lo que está ocurriendo, sino también indagar, investigar y profundizar  todo aquello que busca ser ocultado o silenciado por los factores de poder.

Cabe recordar que el 14 de abril de este año decidimos publicar, en la tapa del diario Hoy, una imagen que también causó polémica y conmoción: cuatro jóvenes acribillados en la Villa 1-11-14 por una banda de narcotraficante. La foto era espeluznante y genera escalofríos cada vez que se la observa. Pero permite entender cabalmente la realidad de lo que sucede a pocos minutos del Obelisco, en la capital del país, donde los mercaderes de la muerte han adquirido más poder que el propio Estado. Los narcos han penetrado tan profundamente en nuestra sociedad que prácticamente no han dejado ámbito sin corromper.

Ni un millón de palabras hubiese alcanzado para describir el mensaje que queríamos dar con aquella imagen: la necesidad de que el gobierno, en todos sus estamentos, y todo el arco opositor, se comprometieran a combatir el flagelo de la droga y del narcotráfico, que está condenando a muerte a toda una generación de argentinos.

Un porcentaje muy elevado de los hechos cotidianos de inseguridad son realizados por jóvenes y no tan jóvenes que actúan bajo los efectos de los estupefacientes, lo que los lleva a perder hasta las más mínimas nociones morales. No sólo dejan de considerar el valor que tiene su propia vida, sino que tampoco respetan la vida de sus semejantes. Son personas que no tienen absolutamente nada que perder.

La tapa del 14 de abril dio que hablar al país. Muchos de nuestros lectores nos criticaron y otros avalaron la decisión de publicar la foto. Pero, más allá de las diferentes opiniones, creíamos y seguimos creyendo que no podíamos ni debíamos esconder ese documento gráfico revelador. Lo lamentable es que, a diferencia de lo ocurrido con Aylan, las autoridades siguen mirando para otro lado. Los narcos siguen instalados en la villa 1-11-14 y en numerosos sitios a lo largo y ancho del país.

El testimonio de la reportera

Nilufer Demir es la autora de la foto que conmocionó al mundo, trabaja para la agencia de prensa turca Dogan y desde hace semanas publica reportajes sobre la crisis migratoria. Dogan sostuvo ayer cuando vio al menor ahogado se le "heló la sangre" y espera que la foto "cambie algo".

“Apenas vi al niño de tres años se me heló la sangre. No podía hacer nada por él. Lo único que podía era hacer escuchar el grito de su cuerpo que yacía en tierra, y así lo hice", dijo la fotógrafa.

Desde hace semanas, Demir hace reportajes de la crisis de los migrantes, sobre todo sirios, en huida desesperada hacia Grecia desde la península de Bodrum, en el sudoeste de Turquía. Pero el martes se encontró frente a una escena terrible.

Demir explicó que esperaba el impacto mediático de la foto, pero no hasta ese punto: "Espero que de ahora en adelante algo cambie y esta foto pueda servir para lograr que terminen estos dramas".

“Mis hijos se resbalaron de las manos”

El padre del niño sirio de tres años ahogado frente a la costa turca, cuya imagen conmovió al mundo, relató ayer que sus hijos se habían resbalado de sus manos al hundirse la embarcación que los llevaba a Grecia.

"Teníamos chalecos salvavidas, pero el barco se hundió porque varios se levantaron. Yo sostenía la mano de mi mujer. Pero mis hijos se resbalaron de mis manos", declaró Abdullah Kurdi. Doce refugiados sirios que intentaban llegar a la isla griega de Kos murieron en la madrugada del miércoles frente a la estación balnearia turca de Bodrum.

Galip, el hermano de Aylan de 5 años,  y su madre, Rehan, de 35, también murieron después de que el barco en el que viajaban hacia Grecia volcara.
La familia de Aylan había estado intentando conseguir asilo en Canadá tras huir de Kobane, ciudad en el norte de Siria que durante meses estuvo controlada por el Estado Islámico.