Negocios con olor rancio en Lomas

Martín Insaurralde posee uno de los restaurantes más top de una ciudad que en los últimos años se inundó de proyectos inmobiliarios fantasmas, mientras gran parte de la población vive en villas miserias o asentamientos. Claroscuros de una gestión polémica que despierta sospechas

La ciudad de Lomas de Zamora puede marcarse como uno de los escenarios en donde las enormes diferencias sociales crecen día a día, profundizándose a límites extremos en la mal llamada década ganada.

Sólo basta con recorrer las calles de la localidad, tal como lo hizo un equipo periodístico del diario Hoy, para darse cuenta de lo que estamos hablando. Villas miserias y asentamientos donde viven miles de familias en condiciones infrahumanas, con zonas comerciales y residenciales exclusivas, ideadas para consumidores y clientes inmobiliarios de alto poder adquisitivo.

Ahora bien, en varias de estas zonas, los locales y departamentos están vacíos o se ven poco y nada de público. De ahí la sospecha de que se tratarían de inversiones golondrinas o, lo que es peor, de operaciones de blanqueo para esconder otro tipo de negocios.

Precisamente, en uno de estos sectores exclusivos, conocido como Las Lomitas, Martín Insaurralde tiene un local llamado “Andiamo Pastas y algo más” (cuya razón social es Sasaxa Líbero SA), que es de su propiedad y tiene como socio a Gastón Barrachina, para prestar “servicios de restaurantes y cantinas sin público”.

El espacio, que consta de dos pisos, es uno de los locales frecuentados por integrantes del oficialismo lomense, aunque su concurrencia popular no es tan nutrida y lo lleva a estar pocas veces lleno en su totalidad, marcando intrigas sobre el por qué de la continuidad de dicho negocio en el tiempo. El local de comidas, ubicado en la calle Colombres 137, está situado entre grandes torres y emprendimientos inmobiliarios que han roto con todo lo establecido por el Código de Planeamiento Urbano de la localidad, en una actitud política lejana a la transparencia.

Un conocedor de la región, que pidió mantener su identidad en reserva para evitar represalias, explicó a nuestro diario: “Los negocios que se facturan ahí, en Las Lomitas, son otros, no los restaurantes”.

Mientras Insaurralde fue intendente, se estiró la cobertura del Código de Planeamiento Urbano y, con la excusa comercial, desde el municipio se amplió la zona R1 que es la que permite las construcciones sin límites. Ahora bien, dando un vistazo al territorio, se ven muchos edificios que están ocupados parcialmente. “Acá en Lomas de Zamora han crecido las torres en forma exponencial, donde prácticamente son ocupadas solamente en un 40% y el resto son inversores golondrinas”, le expresa a Hoy el concejal por la UCR, Marcelo Pellegrini.

Para el edil opositor, “el Estado, con su ausencia, ha hecho una ciudad donde crecieron las torres y los departamentos, pero  a la vez tenemos enormes dificultades de servicios públicos, de luz, agua, cloacas, estacionamiento, transitabilidad. Tenemos enormes problemas por no haber sabido planificar esto oportunamente”.

Insaurralde supo imponer una impronta marketinera del espacio público, contando para ello con un fuerte apoyo del gobierno nacional. A pesar de todo esto, los contrastes sociales que vive Lomas de Zamora son muy elocuentes. De hecho, en los últimos 10 años,  crecieron de forma exponencial las villas miserias que cubren un amplio territorio local, donde la vida es insostenible y los servicios básicos para la subsistencia se encuentran totalmente insatisfechos.

Una década ganada en marginalidad

Lomas de Zamora sigue siendo una de las localidades menos desarrolladas de la provincia de Buenos Aires. El 70% de la población no tiene cloacas y la cobertura de luz eléctrica no llega a todos los sectores de la sociedad, viviendo muchos de ellos a oscuras o a la luz de las velas como en pleno siglo XIX.

Más de 2.000 cuadras son de tierra y el asfalto parece ser un sueño muy lejano para sus habitantes. A eso hay que sumarle una ineficiente cobertura médica, zonas adonde el agua hay que ir a buscarla en baldes caminando grandes recorridos, y donde la recolección de residuos no llega a todos los sectores de la sociedad.

Los arroyos que pasan por la ciudad pueden verse repletos de basura y con aguas totalmente contaminadas, con las serias consecuencias para la salud que trae para los ciudadanos que viven a la vera de los mismos. Barrios enteros cuentan con índices de chicos con riesgo de desnutrición alarmantes, y la periferia de la ciudad es una escena gráfica del olvido de las autoridades para dar solución a los reclamos concretos de la sociedad.

Gastos superfluos

Las prioridades están invertidas en Lomas de Zamora. Según pudo saber Hoy, en la revisión de cuentas del año 2013, se efectuó una compra de 3.000 entradas para ver una obra de teatro en Capital Federal, “La noche de las pistolas frías”, con Emilio Disi, que costó más de 100.000 pesos a la comuna.

A todo esto se le suman recitales y obras teatrales contratadas por enormes sumas de dinero, que podrían haber sido gastados en darles una mejor alimentación a los chicos que concurren a los comedores zonales.

Gastos excesivos que muestran el doble discurso de Insaurralde, que habla de inclusión social, y a la vez se efectúan egresos innecesarios que poco tienen que ver con la contención de miles de lomenses que viven por debajo de la línea de pobreza.

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