Otra vez el Sarmiento, ahora bajo intervención del gobierno

Otra vez el Sarmiento. Otra vez un accidente y el miedo. Dos formaciones que circulaban sentido a Moreno colisionaron pasadas las 7, en el cruce Zapiola. El tren que une la ciudad con el oeste bonaerense es uno de los ramales que acumula mayor cantidad de siniestros.

El recuerdo de la tragedia de Once , el mayor de ellos, ocurrido el 22 de febrero del año pasado, en el que fallecieron 51 personas y más de 703 resultaron heridas, aún sigue fresco. Aunque no es el único.

En septiembre del 2011, once personas murieron y más de 200 resultaron heridas como consecuencia del triple choque entre un colectivo de la línea 92 y dos formaciones del ferrocarril Sarmiento, en cercanías de estación Flores, en el paso a nivel Artigas de ese barrio porteño

En un mundo con países que invierten para mejorar su infraestructura y otros que se ajustan al precio de retroceder en ese aspecto, la Argentina encierra una paradoja inconcebible: debe ser el único caso del planeta que destina dinero para descapitalizarse.
El sector ferroviario muestra como ningún otro las consecuencias nefastas del barril sin fondo de los subsidios que el kirchnerismo otorgó a diferentes sectores económicos en el trancurso de la "década ganada". En los últimos seis años y medio, los servicios de pasajeros y de carga fueron destinatarios de casi 24 mil millones de pesos a valores corrientes que, en caso de ser actualizados por el coeficiente que se desee, llegarían a un monto que no guarda relación con el calamitoso estado de los ferrocarriles, con un nuevo accidente que se suma a la catástrofe de Once, en la misma línea.

La situación de los ferrocarriles no se debe, como podría suponerse, a un recorte en las erogaciones que se tendrían que destinar al sector. Por el contrario, pasó y sigue pasando mucho dinero por las vías.

La mejor prueba de ello está en el detalle de los subsidios que se le otorgaron al sector ferroviario desde por lo menos 2007: $ 23.754,4 millones, según relevó la ASAP.

Este año, hasta fin de abril, ya se habían transferido al sistema de ferrocarriles 1.223,3 millones, con una proyección lineal que ubica la suma para 2013 en unos $ 3.600 millones, casi 23% por encima del gasto del año pasado.

En 2011, los subsidios habían subido con respecto al año anterior 40% y, pese al salto, igualmente se produjo la tragedia de Once, el 22 de febrero de 2012.

Quedan abiertas todas las hipótesis acerca de qué se hubiera podido hacer con todos esos recursos. Y más de un funcionario podría aclarar ante la Justicia si todo se debió nada más que a la ineficiencia.

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