El pasado usurero de Kicillof en los ‘90

Fiel al doble discurso imperante en el gobierno nacional, el ministro de Economía dice luchar contra los fondos buitre, pero esconde su labor como un avaro prestamista durante el menemismo. El falso relato K que hace agua por todos lados

Ni bien asumido el poder Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003, comenzó a imperar en la Argentina un doble discurso en la clase dirigente, diciendo una cosa en público y haciendo otra en los hechos, que ha sido casi esquizofrénica para el oficialismo.

En medio de la pelea con los fondos buitre y las diatribas de Axel Kicillof contra la usura y los organismos internacionales de crédito, un informe realizado por el sitio web Eliminando Variables, muestra cómo el ministro estrella de la administración de Cristina Kirchner, durante los endemoniados años ’90 ejercía funciones de prestamista y tal como los Kirchner en los años ’70 y ´80 en Santa Cruz, pidió ejecutar una vivienda para hacerse con el dinero adeudado.

La grave discordancia entre lo que se dice y lo que se hace es un estigma que el kirchnerismo mantendrá hasta el final de su mandato. El ministro Kicillof, habituado a sus frases grandilocuentes y temerarias contra todo aquello que no tenga signo oficial, intentó tapar durante años una denuncia que deja en claro la incongruencia entre sus palabras y sus hechos.

Según relata en su investigación el portal periodístico, en septiembre de 1993, el actual niño mimado K junto a la empresaria Susana Kantor, le prestaron al matrimonio conformado entre Julio César Moreno y María Alejandro Gauna la suma de 6.300 dólares, US$ 2.060 por parte de Kicillof y US$ 4.240 por Kantor, quienes presentaron en garantía una propiedad ubicada en la localidad de Tres de Febrero.

El acuerdo legalizado ante el escribano Abel Pedro Iranzi, estipulaba que los deudores debían reponer el dinero en 6 meses, con un interés anual del 12%, aclarando que la única moneda que se aceptaría como método de pago del mismo era la divisa estadounidense.

Al revés de lo que suele hacer en los atriles cuando confronta con los grandes organismos de crédito, en el acuerdo firmado con la familia Moreno, un claro ejemplo de usura por parte del prestamista, se establecía que de no pagarse el monto de la deuda se procedería a ejecutar la propiedad en garantía, y que los habitantes del mismo tenían 15 días para entregarlo en condiciones.

Por siete años los deudores abonaron sin problemas el convenio, pero a mediados del año 2000 no pudieron cumplir con el mismo, con lo cual el ahora progresista Kicillof encomió al letrado que lo representaba a que solicitara el remate de la propiedad que se había puesto en garantía. La causa fue llevada adelante por el ahora camarista Claudio Ramos Feijoo y fue denominada “Kicillof, Axel y otro c/Moreno, Julio César y otro s/Ejecución Hipotecaria”.

A tan alto grado llega la incongruencia del ministro K, que cuando el magistrado ordenó la subasta del inmueble ubicado en el partido que conduce Hugo Curto, dejó en claro a través de sus abogados que quería recibir dólares y no pesos, ya que el mismo se hizo a fines de noviembre de 2001 y a pocos días de instaurarse el tan nefasto corralito por parte de Domingo Cavallo.

Como puede verse, la investigación hecha por Eliminando Variables deja en claro la pasión de Kicillof por el vil verde metal, al que tanto defenestra en sus discursos hoy día, y que evidencian un pasado oscuro como prestamista y usurero muy lejos del personaje “nacional y popular” que busca enarbolar el falso relato oficial.