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Policlínico San Martín: sin drogas oncológicas

En diálogo con Hoy, médicos de uno de los nosocomios más importantes de la Provincia, donde se formó el cardiocirujano René Favaloro, denunciaron colapso edilicio y alertaron por la falta de medicamentos para pacientes enfermos de cáncer. La gobernadora Vidal quedó en off side

El ex Policlínico San Martín es uno de los nosocomios de alta complejidad más importantes de la Provincia de Buenos Aires. Constituye uno de los últimos eslabones de la cadena de derivación en territorio bonaerense, por lo cual recibe pacientes provenientes de todo el país.

En diálogo con Hoy, médicos del ex Policlínico relataron, en primera persona, los padecimientos diarios que sufren ante la falta insumos, el colapso edilicio y los actos de violencia que son protagonizados por pacientes o familiares. La crisis es tan profunda que, según afirman los propios profesionales, existen alarmantes demoras en la entrega de medicamentos oncológicos, poniendo en serio riesgo a numerosos pacientes enfermos de cáncer. 

“Regularizamos la entrega de medicamentos oncológicos”, dijo la gobernadora María Eugenia Vidal el pasado 11 de mayo. Los profesionales de uno de los hospitales más importantes de la Provincia dicen todo lo contrario.

El ex Policlínico, rebautizado como Hospital Interzonal de Agudos, es una institución que nació en 1887, apenas cinco años después de la fundación de La Plata y que cumplió un rol fundamental en la formación de quien fue el cardiocirujano más importante de la historia de nuestro país: René Favaloro. En el Policlínico, el creador del by pass hizo lo que se conocía como practicantado (actual residencia, ver aparte).

 “Es muy duro trabajar acá. Son muchos años de trabajar mal, y son muchos meses de trabajar peor. Estoy desde 1998 en el hospital, lo he vito evolucionar e involucionar. La realidad es que la salud nunca ha sido una prioridad en la agenda de los gobiernos. El hospital ha involucionado ediliciamente, se han cerrado pabellones donde yo me he formando como médico. También hubo una reducción de camas muy violenta en los últimos 18 meses y se ha reducido muchísimo el sistema de atención. Si bien es cierto siempre hubo escasez de insumos, nunca sucedió que la escasez abarque a los insumos más básicos. Y eso es gravísimo. En el hospital muchas veces nos acostumbramos a atar todo con alambre. Pero nos hemos quedado sin alambre.”, afirmó Gastón Quintans, médico del Policlínico, ante una consulta de Hoy.

En ese sentido, Pablo Maciel, secretario general de la Asociación de Profesionales del San Martín, alertó que “tenemos pacientes con enfermedades oncológicas, y tenemos retrasos importantes en la entrega de medicación. Y eso, para este tipo de pacientes, significa el riesgo de perder la oportunidad de curarse”.

“Hay muchos pacientes en lista de espera, en las distintas áreas quirúrgicas. En las guardias faltan medicamentos básicos como Diclofenac y Reliveran, y estamos en un hospital de alta complejidad que prácticamente es el último eslabón en la cadena de derivación de la Provincia. Sabemos que en el interior de la Provincia y en el Conurbano la situación es peor. La salud pública tocó fondo”, concluyó Maciel ante una consulta de Hoy.

El Dr. Quintans agregó: “La salud no puede esperar: un paciente al que le detectan cáncer no puede esperar 6 meses cuando el cáncer ya es inoperable.  Lo primero, lo más urgente, es que se garantice  el suministro de insumos básicos”.

Una situación a la que se vive en el ex Policlínico se registra en todos los centros de salud de la región como el  Hospital de Niños, San Juan de Dios,  Rossi, Gutiérrez, el Alejandro Korn de Melchor Romero y el Larrain de Berisso.

En definitiva, la salud pública se encuentra en terapia intensiva.

El paso de Favaloro por el hospital

Según constan en la biografía oficial publicada por la Fundación Favaloro, durante los años en que el creador del by pass estuvo en el Policlínico, “prácticamente vivía en el hospital, donde obtuvo un panorama general de todas las patologías y los tratamientos pero, sobre todo, aprendió a respetar a los enfermos, la mayoría de condición humilde. Como no quería desaprovechar la experiencia, con frecuencia permanecía en actividad durante 48 o 72 horas seguidas”.

Si Favaloro se levantara de su tumba, y viera el penoso estado en que se encuentra el hospital que tanto le dio, no tardaría un segundo en apuntar sus críticas a la clase política responsable de semejante deterioro.

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