Postal del desastre social K

Un informe realizado por Unicef muestra que solo tres de cada mil jefes de hogares pobres terminaron la secundaria en Argentina durante la era kirchnerista. La imposibilidad de crecimiento de los más humildes, en la voz de los especialistas

En los doce años de gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, la sociedad argentina vivió un período de brutal descenso en la calidad educativa, que impactó con mayor fuerza en los sectores humildes, que se vieron desprovistos de la posibilidad de ascender económicamente a través de la educación. 

Esta realidad puede verse con brutalidad en un informe realizado por Unicef Argentina, que muestra que durante el lustro 2011-2015, aquellos que menos tienen fueron gravemente perjudicados por la política K. Del estudio se desprende que solo tres de cada 1.000 jefes de hogares pobres lograron terminar la secundaria, lo que les impidió progresar socialmente.

La situación empeora si se tiene en cuenta que durante el lapso de tiempo estudiado, el 11% de los jefes de familia medidos ni siquiera terminó la primaria, y que un niño que vive en un hogar cuyo jefe es un asalariado no registrado tiene una probabilidad 3,4 veces más alta de experimentar privaciones, comparado con un niño que reside en un hogar cuyo jefe es un asalariado registrado.

De esta manera, y gracias a los datos expuestos, queda de manifiesto que, a pesar de haber crecido por años a tasas chinas, y aunque la expresidenta declarara en todos sus discursos que el suyo había sido el gobierno “que más invirtió en educación”, esa realidad jamás llegó a los que menos tienen, ejerciéndose un nivel de desigualdad creciente que frenó el ascenso social de los más humildes.

En caída libre

El informe elaborado por el organismo que depende directamente de Naciones Unidas marca que la pobreza y la imposibilidad de que los adultos de sectores bajos terminen sus estudios secundarios influye en sus hijos, lo que lleva a que casi el 70% de los alumnos de los barrios más humildes no termine la escuela media, lo que los margina del mercado laboral a futuro.

La Argentina supo ser por décadas una especie de limbo dentro del universo latinoamericano, por brindar una educación de calidad que ofrecía, a su vez, un progreso en base a un trabajo digno. Hoy, la privación en educación afecta al 23,4% de los hogares más pobres en la Argentina, lo que conlleva un descenso indeclinable en la escala social.

La tan mentada “educación inclusiva” impulsada por los K fue algo más de lo que quedó solo en el relato, y no en la práctica efectiva, en la vida diaria. Para Unicef, un hogar pobre tiene casi quince veces menos chances de lograr una educación completa y conseguir un empleo digno que aquellos que pertenecen a un hogar acomodado.

Mientras el Brasil de Lula da Silva hacía ascender al 60% de los pobres a la clase media y daba acceso a una generación entera de brasileños a estudiar en las universidades públicas, en la Argentina kirchnerista se vivió un proceso inverso, con pobres cada vez más pobres y con una educación que sirvió más para contener que para crecer en el escalafón cultural.

Un dicho popular dicta que un pueblo sin educación es un pueblo dominable, algo que en los hechos el kirchnerismo buscó consumar hasta lo inimaginable. Consecuencias letales del modelo encarado durante la llamada “década ganada”, con secuelas que tardarán mucho tiempo en sanar.

Números de la debacle educativa 

0,3% de los jefes de hogares pobres terminó la secundaria

70% de los alumnos de barrios pobres no finalizó la secundaria

11% de los líderes de familias humildes no concluyó la primaria

24% de los argentinos sufre privaciones educativas

“Se abusó de un relato que no llegó a la realidad”

Durante años, el discurso kirchnerista se encargó de efectuar anuncios grandilocuentes en materia educativa que tendían a una supuesta inserción social que conllevaba la posibilidad de conseguir mejores oportunidades laborales una vez fuera del sistema educativo. Como en tantos otros órdenes de su gobierno, las palabras nunca llegaron a surtir efecto en la realidad.

La socióloga e investigadora en el Conicet, Alcira Argumedo, señaló, en diálogo con Hoy, que “en los últimos años, la política educativa que se siguió fracasó enormemente, impidiendo el ascenso social en base a una educación digna que sirviera para insertar a los más pobres al mundo del trabajo moderno”.

Para la diputada nacional por Proyecto Sur, “durante el kirchnerismo se abusó de un relato que nunca llegó a condecirse con la realidad. En la educación vivimos eso: palabras muy lindas en los discursos que nunca se materializaron en los hechos y que impidieron el crecimiento de familias enteras”.

“Nos gobernó un discurso falaz”

En diálogo con Hoy, el especialista en Educación, Ernesto Marcellini, destacó que “la Argentina vivió por más de una década una fantasía en la que nos gobernó un discurso que invariablemente era falaz y conducía a una destrucción social, lo que terminó fragmentando a nuestro país en innumerable cantidad de pedazos”.

En ese sentido, Marcellini expresó que “el mundo del trabajo de hoy exige tener, como mínimo, la secundaria completa. La mayoría de los pobres no concluye la escuela media, por lo que quedan prácticamente condenados a un fracaso personal que conduce a un sinfín de problemas familiares que impiden el desarrollo personal”.

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