¿Qué harán con los ñoquis?

En Argentina designan, promedio, 100 empleados públicos por día. El Estado se ha convertido en un gigante débil e incompetente. Predomina el acomodo político a los nombramientos de técnicos o profesionales en áreas de servicios claves. Análisis de una pesada herencia K

Un informe realizado por una consultora privada arrojó una cifra alarmante: durante los gobiernos de Cristina Kirchner se nombraron, promedio, cien empleados públicos por día, por lo que la burocracia nacional es tres veces mayor a la de los países desarrollados. Pero con una conclusión que entristece: como predomina lo clientelar sobre lo técnico-profesional, el Estado se ha convertido en un gigante débil e inoperante.

Se sabe que el empleo privado se estancó hace cuatro años y que para evitar crisis sociales, el gobierno K llevó adelante una solución que en el mediano y largo plazo puede convertirse en un gravísimo problema: agrandó el sector público, por lo que el incremento del gasto se aceleró exponencialmente y según los economistas esta es una de las razones por las que se genera inflación, ya que no queda otra opción que emitir billetes sin respaldo para pagar salarios.

El estudio del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) llegó a la conclusión de que “el debate pendiente es si se va a seguir aceptando la apropiación del Estado para satisfacer intereses personales o si el Estado será subordinado al interés colectivo para contar con más y mejores servicios públicos, menos burocracia y mejor calidad de vida para la gente". Como viene informando este diario, como ejemplo, en la cartera de educación de la provincia de Buenos Aires, se calcula que hay cerca de 30 mil “ñoquis”.

En la campaña electoral fueron enfáticas las declamaciones en favor del Estado, pero escasas las propuestas para construir un sector público menos burocrático y más comprometido con el desarrollo social. Incluso uno de los rasgos más negativos que caracteriza a la actual transición política es el abuso del empleo público para favorecer a amigos, militante y familiares antes de dejar el poder.

Datos oficiales del INDEC

Según el INDEC, entre los años 2013 y 2015, el Estado nacional contrató 100 nuevos empleados públicos por día. La expansión es mayor porque hay que sumar las contrataciones de empresas del Estado que se gestionan por fuera de la administración central y el reemplazo de bajas por renuncias, jubilaciones y muertes.

Gran parte de los nombramientos masivos no responde a las necesidades de los ciudadanos sino al uso del Estado para congraciarse con amigos, militantes y familiares. Prueba de ello es el desaforado nombramiento de gente en los últimos días del actual gobierno en el poder.  Utilizar al Estado para garantizar prebendas vitalicias es condenable porque hipoteca los recursos disponibles de gobiernos futuros y protege con la estabilidad del empleo público a personas sin capacidad ni motivación para trabajar. Pero, lo peor y más oculto, es que este tipo de empleo tiende a refugiarse en actividades puramente burocráticas, no productivas ni técnicas para disfrazar su falta de idoneidad.   

“El Estado más grande de la historia”

Luis Secco (Economista y consultor de empresas)
Especial para Hoy

Hoy Argentina tiene el Estado más grande de su historia, el gasto público en término del PBI es récord. Al sumar el gasto de los estamentos nacional, provinciales y municipales estamos en casi el 50% del PBI. Cuando los Kirchner llegaron al gobierno ese porcentaje llegaba al 22%. Es decir que más que se duplicó.

El historiador Luis Alberto Romero dice que el problema de Argentina no es que tenga un Estado gigante, sino que tiene un gobierno gigante. Tiene mucho gobierno y poco Estado.

Es decir que tenemos un gasto de PBI enorme, pero no hay salud, educación, justicia, seguridad, infraestructura, que es lo que se supone debería estar detrás de tanto Estado.

El sector privado paga impuestos y a cambio recibe muy poco o nada en cantidad y calidad de la que debería recibir.

En lo que se refiere estrictamente al crecimiento de los empleados públicos, en los últimos cinco años se ha incrementado a un promedio de entre 4 y 5 puntos por año. Y en los últimos meses del 2015 ha habido una explosión de designaciones.

Y esto genera algunos interrogantes. ¿Está previsto adecuadamente en materia presupuestaria? ¿Hay partidas presupuestarias para poder pagar los salarios a esos empleados públicos? Y ¿Hasta dónde puede condicionar la gestión del próximo gobierno?

Es muy difícil reducir planteles de empleados públicos, pero la dificultad estará en las dos o tres primeras líneas de la estructura burocrática del Estado, en los funcionarios a los que generalmente se los denomina políticos.