Scioli y los buitres que revolotean sobre la Provincia

En el gobierno bonaerense se veían venir desde hacía tiempo el duro revés que le dio la Justicia norteamericana a la administración kirchnerista, al dejar firme el fallo que ordena pagar más de 1300 millones de dólares a los fondos buitres.  

De hecho, una semana antes de que se conociera la resolución de la Corte estadounidense, el ex vicepresidente del Banco Central, Mario Blejer, que es el principal asesor económico que tiene Daniel Scioli, recomendó en una charla organizada por el hermano del gobernador arreglar con los holdouts de forma inmediata, para intentar así dar una señal de confianza hacia los mercados. 

Esa medida, según Blejer, que en definitiva es la opinión del propio Scioli, debería estar acompañada de un acuerdo definitivo con el Club de París y con el pago de la totalidad de las sentencias contra la Argentina en el CIADI, el tribunal del Banco Mundial al que recurrieron numerosas empresas en conflicto con el gobierno nacional.

La respuesta no tardó en llegar: en la semana que pasó, desde el espacio Carta Abierta, la usina de  pensadores del ultrakirchnerismo, que se autodenominan intelectuales, remarcaron una vez más que el gobernador bonaerense “no es su candidato a presidente”. Mucho no le debe haber molestado a Scioli: a esta altura, todo lo que huela a K, tiene como destino el fracaso. Hoy por hoy, los seguidores de la presidenta ni siquiera están en condiciones de imponerse en la elección interna de un colegio. El duro revés que recibieron hace algunos días en el Colegio Nacional de La Plata así lo demuestra.

Como postulante al sillón de Rivadavia, Scioli busca posicionarse como una figura más amigable hacia los mercados. Entiende que es la única forma de intentar atraer inversiones, en un país cuyo deprimido aparato productivo ha derivado en un estancamiento económico y en una ola inflacionaria. 

“La solución es llegar a un acuerdo y la solución es pagar”, afirmó el mandatario bonaerense en la semana que pasó sobre los buitres, en medio de las contradicciones internas que estallaron en la Casa Rosada con la ola de anuncios y desmentidas acerca de si finalmente se cumplirá o no con lo dispuesto por el juez Thomas Griesa.

Además de su proyecto presidencial, hay otro aspecto que preocupa al sciolismo. La contienda legal en EE.UU, que el Estado argentino perdió por nocaut, tiene fuertes repercusiones en el frente interno bonaerense.

Ocurre que, para intentar cerrar un año sin mayores sobresaltos económico-financieros, el gobierno provincial necesita salir al mercado internacional de capitales en la búsqueda de, por lo menos, 500 millones de dólares (que podrían ser hasta 900 millones). Está amparado por el permiso de endeudamiento que le fue concedido en la ley de presupuesto 2014 aprobada por la Legislatura bonaerense.  

El panorama no pinta para nada fácil. El pasado jueves 8 de mayo el gobierno bonaerense estuvo a punto de sacar letras y ponerlas a consideración del mercado, pero se encontró con un escollo que ha sido permanente en los últimos años: las altas tasas que le cobran como consecuencia de una administración nacional que no brinda la más mínima confianza a los inversores.

Pese a que el sciolismo hace de la política de desendeudamiento de la Provincia un caballito de batalla, no ha logrado quebrar las expectativas negativas que se desprenden del panorama económico nacional. Por ello, en el último sondeo realizado previamente a la decisión de la Corte norteamericana, la tasa ofrecida en ese momento alcanzaba el 13 por ciento de interés, tres veces superior a la que se cobra a Bolivia, el país más pobre de Sudamérica. 

Una situación similar se venía registrando en la colocación de letras en el mercado doméstico, donde en los últimos dos años se ha llegado a pagar una tasa muy cercana al 20% en pesos por colocaciones con vencimientos de hasta 365 días.

Difícilmente, hasta que el gobierno K alcance un entendimiento con los fondos buitres, las condiciones de financiamiento de la Provincia mejoren. De hecho, un día después de conocerse la resolución de la Justicia norteamericana, la calificación que realiza la agencia Standard & Poor’s de los bonos soberanos en dólares de distintas provincias, entre ellas Buenos Aires, bajaron desde CCC+  a CCC-. Sólo un default podría hacerla bajar aún más. Esto significa que las posibilidades de recibir financiamiento externo, a tasas accesibles, son prácticamente nulas.

En definitiva, lejos está Scioli de ser un actor de reparto en este proceso. Indefectiblemente, si la crisis con los holdouts se profundiza, las consecuencias no tardarán en sentirse en las cuentas de la administración bonaerense.

Juan Gossen
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