A siete años de la desaparición de López, habrá movilizaciones

Al cumplirse 7 años de la segunda desaparición de uno de los testigos esenciales de los Juicios Por la Verdad, múltiples sectores políticos se movilizarán esta tarde desde Plaza Moreno a las 17. 

"Ya nadie piensa que Julio López se pudo haber perdido", dijo Myriam Bergman en declaraciones a un medio nacional, en referencia a las primeras declaraciones de los funcionarios políticos cuando desapareció el albañil de Los Hornos". 

Faltaba Julio López para arrancar el juicio. Sus abogados estaban preparando los alegatos y Myriam Bregman, una de las letradas a cargo, lo recuerda como si fuera hoy. "Cuando empezaron a pasar las horas y López no llegaba, la sensación era de incertidumbre, de preguntarnos qué pasa, porque no podíamos empezar sin él", evoca Myriam.

La incertidumbre se transformó en desesperación y la desesperación en indignación, dolor, impotencia. Era la segunda desaparición de López. Pero estaba vez, en Democracia. "Nunca dudamos de qué ausencia se trataba", asegura Bregman.    

A los 77 años y contra la voluntad de su familia, López había decidido ser testigo y querellante en la causa que se le seguía al ex comisario de la policía bonaerense, Miguel Etchecolatz, por su responsabilidad en los secuestros, las torturas y desaparición de personas  en al menos 29 centros clandestinos que integraban el denominado "Circuito Camps".

El testimonio del "viejo" fue fundamental y contundente, pero nunca pudo ver la sentencia. El 18 de septiembre de 2006, el día que condenaron al Etchecolatz a reclusión perpetua, a López se lo llevaron.

Hoy, a siete años de aquella segunda desaparición, López sigue faltando. Y no hay ni un solo imputado por su ausencia.

Esta semana, organismos de derechos humanos (como Justicia Ya! en La Plata y el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, en Buenos Aires) presentaron ante la Justicia un pedido de hábeas corpus "masivo" por López. La iniciativa tuvo una importante repercusión que generó presentaciones similares en Neuquén, Mar del Plata, Rosario y también en Madrid, España. 

Bregman, una de las abogadas del testigo desaparecido, fue una de las impulsoras de la iniciativa. "Quisimos darle un sentido simbólico de que la herramienta de Hábeas Corpus, tan útil durante la dictadura, sigue siendo un instrumento de denuncia política que también podemos usar en Democracia", detalla.

"Es una forma de seguir reclamando al Estado argentino por su inacción y encubrimiento con respecto a este crimen", resume.

En todos estos años de lucha, sin embargo, hay un logro fundamental de los organismos de Derechos Humanos: el revertir la idea de que López era "un viejito que estaba perdido" e instaurar que es un desaparecido en Democracia, con la gravedad y el dolor que eso encierra.

"Al tratarlo como un viejito perdido se cometieron dos errores graves: por un lado, se perdió un tiempo precioso, las primeras horas de búsqueda. Y por otro, se tiraba abajo el testimonio de López, fundamental no sólo para la condena a Etchecolatz, sino para otras condenas", reflexiona Bregman.

"Hoy nadie piensa que López 'se pudo haber perdido', pero sigue siendo duro asumir que en Democracia hay desaparecidos", reconoce.

"Nuestro rol sigue siendo señalar dónde están los responsables, donde hay que buscar... aunque nunca se busca ahí, donde nosotros pedimos, en las mafias enquistadas en las fuerzas policiales", denuncia.

La familia

Uno de los dos hijos de López hizo declaraciones a otro diario nacional. Ruben dijo que "no puede ser que nadie sepa nada", aseguró que no está conforme con la causa judicial que investiga el caso y lamentó no saber "realmente lo que pasó".

"De la Justicia, queremos creer que están haciendo todo lo que pueden. Quizá no se puede hacer más porque no se tienen los elementos. No quiero pensar que no se hace más porque no se quiere", deslizó.

Además Rubén López destacó lo que necesitan saber es "un pequeño indicio" sobre su padre. "No hay nada: quiénes fueron, dónde está y por qué", dijo.

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