Entrevista al escritor e intelectual Marcos Aguinis

“Se ha perdido la cultura del trabajo”

Así lo expresó a diario Hoy el escritor e intelectual Marcos Aguinis. Además, adujo que es necesaria “una modificación muy profunda en materia educativa” y que la Argentina, para crecer, “debe dar una imagen de país previsible y estable”

Uno de los factores que hizo que la Argentina recién constituida como Nación se erigiera en un modelo a seguir por los países de la región y el mundo fue sin dudas la educación. El desarrollo de una política de Estado, a fines del siglo XIX y principios del XX, apoyada en la convicción de que solo la fase educativa e instructiva haría crecer al país fue cortada por la Década Infame en 1930, mientras que los gobiernos posteriores contribuyeron, en mayor o menor medida, a su decadencia.

En diálogo con diario este medio, el escritor e intelectual Marcos Aguinis señaló que es necesario que todos los ciudadanos entiendan que “hace falta una modificación muy profunda en materia educativa” para fortalecer a la Nación. Además, resaltó que una de las imágenes latentes de la derrota nacional es el “cambio de la cultura del trabajo por la dádiva” y agregó que la Argentina, para ver con mejor cara el futuro, “debe dar una imagen de país estable y previsible”.

—¿Cuál es su mirada respecto al sistema educativo argentino hoy en día?

—Se ha producido una decadencia cultural y educativa enorme, lo cual es realmente muy grave. En el mundo moderno, la ciencia y la tecnología determinan el progreso real de los pueblos; los países que están a la delantera son aquellos que tienen una muy buena educación y una excelente preparación en materia científica y tecnológica. Lamentablemente, la Argentina ha perdido todo esto.

—¿Cómo se llegó a este estado?

—A principios del siglo XX, Argentina lucía el más alto nivel educativo, lo que llevó a que vinieran muchos escritores y educadores de Europa a estudiar este fenómeno. El país disfrutó esta realidad hasta la Década Infame, cuando penetró el pensamiento fascista y las ideas regresivas y autoritarias, lo que llevó a la degradación educativa; nos fuimos enamorando de ideas arcaicas que se asociaron a la decadencia democrática. Todo eso fue uniéndose para ir produciendo un gran daño.

—¿Qué debe modificarse para torcer esta situación?

—En este momento es necesario que los argentinos tomemos conciencia de que hace falta hacer un cambio muy profundo y muy intenso en materia educativa. Hay más docentes de los que en realidad necesita la educación. Existen estadísticas que indican que hay tres maestros en lugares donde bastaría con uno; lo mejor sería que el docente que ejerce de veras cobre por tres.

—¿Todo esto que usted está señalando llevó a que la Argentina perdiera ese lugar de privilegio que alguna vez supo ocupar?

—Sí. Además, en la Argentina, como resultado de las políticas populistas, irresponsables y malditas, se ha ido cambiando la cultura del trabajo por la dádiva. Se piensa como si todos fuéramos mendigos que tenemos que recibir algo. Esa es una degeneración muy grave.

—¿De qué manera podría variar este escenario que usted describe?

—Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania y Japón quedaron arrasados, pero las poblaciones ofrecieron allí horas gratis de trabajo para ayudar en la reconstrucción. En la Argentina, lamentablemente, no encuentro ese tipo de cultura o entusiasmo. Eso pasa porque justamente se ha perdido la cultura del trabajo. Es necesario, con carácter urgente, que la sociedad argentina entienda que esta situación le hace mucho daño al país y empiece a tomar cartas en el asunto.

—¿Cuál es entonces el itinerario a seguir para modificar este rumbo?

—La Argentina debe dar una imagen de país estable, previsible, confiable, donde vale la pena invertir. Debe demostrar que invertir aquí implica obtener ganancias seguras; entonces se abren fuentes de trabajo, hay empleo y se empieza a crecer. La Argentina, sin dudas, tiene una gran cantidad de recursos naturales y una calidad humana importante, pero la misma se ha visto degradada por la cultura de la dádiva, y eso tenemos que revertirlo.

Una crítica a los vaivenes de la sociedad

En otra de las partes de su charla con este diario, Marcos Aguinis reflexionó con dureza sobre las actitudes que ha tomado a lo largo de las últimas décadas la sociedad argentina, sin hacerse cargo de las mismas.

Para el autor de La cruz invertida, los vaivenes de la ciudadanía han hecho que “los argentinos nos especialicemos en destruir nuestras oportunidades. Por ejemplo, cuando volvió (Juan Domingo) Perón en 1973, lo hizo con la intención, claramente expresada en su abrazo con (Ricardo) Balbín, de unir a los argentinos, restablecer la democracia y poner a la Argentina sobre los rieles del progreso genuino. Sin embargo, sus intenciones fueron tiradas abajo por la propia sociedad”.

En ese sentido, indicó: “Si bien el líder salvador no existe, en algunos momentos han existido personalidades en la Argentina que han tenido una gran fuerza y que podían orientar al país en un dirección positiva, como fue Raúl Alfonsín, que era un gran líder y que sin embargo fue expulsado del poder”.

“Aprovecho para pedirles a los argentinos que tengamos cuidado, que no destruyamos las cosas, porque no siempre se repiten las buenas oportunidades”, subrayó Aguinis.

“El kirchnerismo saqueó la Argentina”

El proceso político que vivió la Argentina con Néstor y Cristina Kirchner llevó a una división muy grande del país entre los defensores y los detractores de un modelo que se desmoronó en las elecciones del año pasado, en las cuales el peronismo sufrió una dura derrota en las urnas a manos de Cambiemos.

Crítico desde el comienzo mismo de la gestión K, allá por el año 2003, Marcos Aguinis indicó a este diario que “el kirchnerismo se enoja cuando se lo caratula como populista pero tiene todos los rasgos del populismo, es decir, fue un gobierno que generó una ilusión mentirosa de progreso, y la pobreza que generó se debe básicamente al saqueo”.

Para el intelectual, “el kirchnerismo fue un gobierno que saqueó la Argentina. No hubo un proyecto a largo plazo, no estuvo hecho con una estrategia progresista de verdad, sino que se realizó con el propósito de obtener beneficios particulares por parte de los diferentes funcionarios que estuvieron a cargo del poder. Fue un verdadero robo, y eso es lo que padecimos en la última década”.

“Los argentinos no pensamos con lógica”

Según el ganador del premio Planeta a la literatura, una de las claves por la que el kirchnerismo sigue teniendo presencia en el mundo político es que “los argentinos no pensamos con lógica, sino que emotivamente largamos palabras al aire sin reflexionar con claridad qué significa cada una de ellas y qué hay detrás de cada propuesta”.

El escritor resaltó que “por ahora el kirchnerismo sigue existiendo y gravitando más que nada porque ha acumulado una enorme cantidad de dinero de rapiña, pero eso no le va a durar mucho, ya que al propio PJ le resulta difícil decir que está cerca del kirchnerismo, de modo que está condenado a desa­parecer de una forma muy negativa en el futuro”.

“Fue un gobierno que le hizo mucho daño al país, lo aisló del mundo, le produjo una enorme pobreza, volvió crónica la inflación, creó la ilusión de que nos iba bien cuando nos iba mal, produjo una gran decadencia educativa, hubo censura a la libertad de prensa, de modo que el recuerdo que va a producir va a ser muy negativo”, sentenció Aguinis.

Sin políticas a largo plazo

Uno de los grandes males de la clase política nacional es el cortoplacismo con que se maneja, no pensando en proyectos que abarquen varias generaciones y sirvan para solucionar los problemas de fondo de la Argentina, sino en beneficios personales que sean aptos para hoy y no para mañana.

En ese contexto, Marcos Aguinis sostiene que “esto no afecta solo a la clase dirigente, sino a la mayor parte de la gente, de los trabajadores, de la clase media o los taxistas, que cuando hablan de la Argentina lo hacen como si estuvieran en otro lugar y no tienen conciencia de que el país cuenta con posibilidades reales extremadamente positivas, que no las tuvieron Alemania y Japón después de las guerras. Argentina las tiene, pero no las está aprovechando”.

“Hoy los argentinos tenemos la oportunidad de demostrar si somos patriotas o no, y si realmente lo somos debemos tratar de luchar para que la imagen de nuestro país sea del siglo XXI y ya no del siglo XX. Debemos edificar una imagen que genere confianza y entusiasmo para las próximas generaciones”, destacó al autor de El combate perpetuo.

Una vida con diversas profesiones

A lo largo de sus 82 años de vida, Marcos Aguinis ha publicado más de una treintena de libros, incluso mientras oficiaba la profesión de neurocirujano y psiquiatra en el sur de la provincia de Córdoba, y ha explorado todos los estilos, desde la novela al ensayo, pasando por la biografía y los cuentos.

Su último libro, La novela de mi vida, es una autobiografía en la que relata aspectos de su historia personal y las múltiples vivencias que tuvo a lo largo de su extensa trayectoria.

“Tuve una vida muy rica que influyó en mi espíritu y todo eso fue canibalizado por la literatura. He aprovechado todas las experiencias que tuve, los conocimientos de personajes y lugares, y esto le ha dado una legitimidad y una veracidad a todo lo que escribo”, indicó.

“Hay una expresión popular que dice que en la variedad está el gusto, y a mí me resulta más cómodo alternar en los géneros, entonces escribo una novela y después un ensayo, y después aparecen cuentos, eso es lo que me gusta”, prosiguió.

“Mis libros han sido traducidos y son reconocidos dentro y fuera del país, de modo que estoy feliz con mi carrera literaria, que fue la conclusión de toda la carrera que yo tuve, es decir, yo fui médico y músico, tuve muchas carreras, pero la que predominó es la carrera literaria”, recalcó Aguinis.