Entrevista a Alieto Guadagni

“Se necesita un cambio en la universidad argentina”

Así se lo afirmó a este diario el miembro de la Academia Nacional de Educación, Alieto Guadagni. Además, aseguró que los sectores más desfavorecidos de la sociedad no pueden acceder a la educación superior, a la vez que cuestionó a la clase dirigente al decir que “le falta compromiso con el sistema educativo”

Lejos en el tiempo parece haber quedado la época de esplendor de la universidad argentina, cuando supo ser un modelo a seguir para los países de la región. Hoy, en un simple recorrido por las distintas casas de altos estudios que cubren el territorio nacional se puede ver la falta de acciones oficiales para generar un plan estratégico que dé respuesta a la inequidad y exclusión que se vive en la educación superior, que se ha transformado en un ámbito muy elitista.

En diálogo con este diario, el director del Centro de Estudios de la Educación de la Universidad de Belgrano y miembro de la Academia Nacional de Educación, Alieto Guadagni, señaló que “a la universidad argentina no van los pobres”. Además, aseveró que en nuestra sociedad “debe existir un examen de ingreso con cupo” destinado a aquellos “que quieran verdaderamente estudiar”. A su vez, cuestionó a la clase dirigente al decir que “le falta compromiso con el sistema educativo”.

—¿En qué estado se encuentra la educación hoy en la Argentina?

—Nuestro país ha vivido en las últimas décadas un proceso muy grande de deterioro y claramente aún no se notan mejorías. En los últimos 12 años, a pesar de un discurso que hablaba de la gratuidad, se puede decir que nunca se hizo tanto por privatizar la educación como en ese lapso. Solo en el nivel primario casi medio millón de chicos se fue de la escuela pública a la privada, algo que jamás había sucedido en nuestra historia.

—¿Qué es lo que se debe hacer para producir una mejoría en esta situación?

—Primero hay que cumplir simplemente con el calendario escolar de 180 días, algo tan simple como eso. Segundo, debe haber jornada escolar extendida para el 30 por ciento de los chicos de las escuelas públicas, como marca la ley. Comencemos por esto y se van a ver enseguida grandes cambios en la educación. Empecemos por cumplir lo que está en la ley, no inventemos cosas nuevas que no sirven para nada.

—Uno de los ámbitos más criticados en la sociedad es el universitario, por el bajo número de graduados. ¿Cuáles son los cambios que se deben hacer para modificar esto?

—La situación de la universidad merece un claro debate público que hoy la clase dirigente nacional no está dispuesta a dar. La Argentina es uno de los pocos países del mundo que tiene ingreso irrestricto. Este es un régimen por el cual todos pueden entrar, pero como no están preparados, después se reciben muy pocos de los alumnos que ingresan. La mejor manera de tener pocos graduados es tener el ingreso irrestricto en las universidades. Se torna esencial y evidente que en nuestro país debe existir un examen de ingreso con cupo.

—¿Qué ocurre con la clase baja en la universidad? ¿Cómo es su recorrido educativo?

—A la universidad argentina no van los pobres, no hay gente pobre en la universidad. No hay peor agravio al futuro de la gente humilde que el ingreso irrestricto. Hay que destinar dicho ámbito para aquellos que quieran verdaderamente estudiar. En la universidad pública gratuita, por cada alumno perteneciente al 20% más pobre de la población hay ocho que provienen del 20% más rico. Estamos generando un régimen de profunda desigualdad.

—¿Cómo afecta a la educación superior que la política esté tan metida en el desarrollo de las universidades?

—Meter la política partidaria en el seno de la educación, en este caso en las universidades, solo sirve para seguir deteriorando la instrucción en las altas casas de estudios, de eso no tengo ninguna duda. Sirve para cambiar el eje del debate y que no se discuta lo básico y central que es cómo hacemos para mejorar la educación en nuestro país. En el fondo, a la clase dirigente nacional le falta compromiso con el sistema educativo, y eso se torna evidente con sus acciones y actitudes.

—¿Qué es lo que se precisa entonces para producir un cambio sustancial en el sistema educativo nacional?

—Se necesita un profundo cambio en la mentalidad de los argentinos para salir de la crítica banal que muchas veces se realiza y así poder ir a fondo para cambiar y revertir este estado de la situación. A la clase dirigente le diría que preste atención a la escuela, principalmente a la escuela pública porque, sin una escuela pública fuerte y de calidad, no puede haber justicia social en la Argentina.

“Se está nivelando para abajo”

En otro de los tramos de su charla con este medio, Alieto Guadagni fue muy crítico con respecto al nivel educativo en el ámbito universitario nacional al sostener que, desde las propias autoridades, “se baja la vara, se baja el esfuerzo, cada vez se pide menos y eso marca un fuerte deterioro en el sistema educativo nacional”.

Guadagni, que también se desempeñó como ministro de Economía y secretario general de la Provincia durante la gobernación de Antonio Cafiero, expresó que “en la educación superior, como en otros aspectos de la vida, se está nivelando para abajo. Al no tener graduados, se buscan acciones que terminan nivelando para abajo y demacrando la educación”.

Para el experto, “esto lleva a una enorme desigualdad, donde de cada 100 chicos que ingresan a las universidades estatales apenas se reciben 27, mientras que entre las casas de estudios privadas de cada 100 chicos que entran se reciben 42, mostrando la disparidad existente”.

“La matrícula universitaria argentina tiene poca proyección hacia el futuro, no piensa para las próximas generaciones y las necesidades específicas del país, como sí hacen países como Cuba, Brasil o Ecuador. En Brasil, por ejemplo, la graduación universitaria es un 79% mayor a la nuestra y las carreras están dirigidas hacia la visión de país que se tiene a futuro. Tenemos que copiar alguna vez los buenos ejemplos”, resaltó Guadagni.

Noticias Relacionadas