Se profundiza la crisis educativa: ordenan no desaprobar alumnos

Un director ultra K pidió a los docentes no calificar a sus alumnos con menos de siete puntos y los llamó a “pasar por alto” los casos en que debieran desaprobar. El polémico suceso no es un hecho aislado y se suma al proceso de deterioro de la educación pública

La educación pública se encuentra en una crisis que se profundizó durante la mal llamada década ganada. Es sabido, además, que muchos maestros son presionados para aprobar a todos sus estudiantes, incluso a los que por distintas razones no han alcanzado los niveles mínimos para hacerlo. Es que al gobierno bonaerense y a la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, poco les importa que los chicos sean educados como es debido, pues necesitan retenerlos y garantizar su egreso a como dé lugar, para engrosar las abultadas estadísticas oficiales que dan muestras de una realidad que sólo existe en el relato K.

A los magros salarios docentes, las pésimas condiciones edilicias y el hacinamiento, se suman la falta de elementos básicos para la enseñanza y la pretensión de que los alumnos terminen sus estudios de cualquier manera, entre otros muchos problemas. La educación pública nacional atraviesa una crisis que tiene sus inicios mucho más atrás en el tiempo, pero que se ha visto recrudecida en los últimos años de la mal llamada década ganada.

Ayer se conoció un triste documento firmado por el director de una escuela de la localidad bonaerense de Moreno, en el que el que él mismo pide “no cerrar promedios inferiores a 7” y “pasar por alto” aquellos casos en los que el estudiante no esté en condiciones de aprobar. El escrito es una prueba más de la presión que ejercen funcionarios y directivos escolares sobre los docentes, obligándolos a aprobar a sus alumnos aunque no estén preparados para pasar de nivel.

La nota lleva la firma de Fabián Scotti, un furibundo militante ultra K a cargo de la dirección de la Escuela de Educación de Secundaria Nº 12 de Moreno. Las explicaciones son absurdas: “se sugiere no cerrar promedios inferiores a 7 (siete) ya que no se han garantizado las condiciones necesarias para el normal dictado de clases y no se ha logrado cumplir con la secundaria didáctica ni la continuidad pedagógica prescriptas en el Diseño Curricular, ambas afectadas por factores ajenos a los alumnos”, sostiene la misiva. El mundial de fútbol, los paros docentes y la falta de suministro eléctrico, son algunas de las razones por las que Scotti propone “pasar por alto” el hecho de “que el alumno no está en condiciones de aprobar el segundo trimestre del año”.

El escrito, fechado el pasado 18 de agosto de 2014, causó gran indignación en la comunidad educativa. Mientras tanto la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires se desligó de los hechos y desde la cartera que conduce Nora de Lucía aseguraron que la nota “no está en línea” con las disposiciones del Ministerio. Lo cierto es que la misiva confirmó una realidad preocupante y ya conocida por todos.

¿Quién es el polémico profesor K?

El director que desató el escándalo educativo y demostró que profesores y maestros de todos los niveles educativos son presionados para aprobar sus alumnos aunque no hayan cumplido con los requisitos, es lo que podría llamarse un educador militante.

Fabián Scotti no sólo dirige la Escuela de Educación Secundaria Nº 12 de Moreno, sino que además es un acérrimo militante kirchnerista.

El profesor milita en las filas del Movimiento Manuel Dorrego, que lidera el exministro de Educación de la Provincia de Buenos Aires, Mario Oporto, quien por estas horas busca sumarse a la larga lista de candidatos que batallarán por la gobernación provincial en el 2015.

La propuesta del polémico director no sorprende demasiado cuando se tiene en cuenta que su referente, el propio Oporto, celebró hace casi dos años la decisión del Consejo Federal de Educación de eliminar la repitencia del primer grado. Scotti parece actuar en consecuencia, aunque ello esté lejos de ser lo mejor para sus propios estudiantes.

Pruebas PISA: un testimonio de la mala educación pública

La educación pública nacional supo ser una de las mejores en toda América Latina, sin embargo, en los últimos años el desempeño de los estudiantes argentinos ha experimentado notables bajas en muchas de las pruebas estandarizadas que se realizan a nivel mundial cada año. Las pruebas PISA son, sin lugar a dudas, un caso testigo de ello: en su última edición Argentina se ubicó en el puesto 59 entre los 65 países que se sometieron a la evaluación. Durante la última década, además, el porcentaje de estudiantes con puntaje “insuficiente” en el test de comprensión de lectura aumentó del 44% al 52%.

Los resultados obtenidos por el grueso del alumnado argentino en los relevamientos internacionales realizados, dan claras muestras del deplorable estado de la educación pública nacional. Las estadísticas son más que elocuentes: según datos del propio Ministerio de Educación, desde 2003 la Primaria estatal perdió 333.274 alumnos en todo el país, en favor de la educación privada. ¿El motivo? Hasta las familias más humildes hacen un gran esfuerzo para enviar a sus hijos a una escuela privada para que sus hijos no pierdan días de clases por los paros. Durante la era K, la educación pública atraviesa el período más decadecadente de la historia de nuestro país.