Desde el sector califican la situación como "desesperante"

Se profundiza la crisis en la industria del pan

Desde las grandes panificadoras hasta los pequeños emprendimientos familiares se encuentran en una grave situación económica, mientras crecen los locales de producción clandestina. Representantes del sector califican al momento como “desesperante”. A ello se suman los problemas nutricionales por la caída en el consumo de este alimento

El modelo económico establecido por Cambiemos desde su llegada al Gobierno nacional continúa afectando a diversos sectores de las pequeñas y medianas empresas (muchas de estas en situación terminal luego de 16 meses de gestión macrista) y generó que, por primera vez en su historia, el sector panaderil se declare en estado de “emergencia”.

Decisiones como la suba de tarifas de luz, agua y gas, en conjunción con un desplome del consumo, fueron algunos de los factores que pusieron en jaque a los productores de uno de los alimentos básicos para la mesa de los argentinos y la nutrición de los más pequeños.

Además, los problemas que afectan al sector han generado muchos despidos, y la falta de rectificación en la receta económica ponen en riesgo en la actualidad a varios miles de trabajadores que emplea esta industria.

Ante el inevitable cierre de panaderías en todo el país, la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines (Faipa) se declaró, a principios de abril, en “estado de emergencia económica nacional” y pidió la reunión de una mesa sectorial con el Gobierno, provincias y los sindicatos para evitar una mayor sangría entre sus trabajadores, aunque sus reclamos siguen sin escucharse.

La caída de las ventas en abril fue del 30% interanual a nivel nacional, mientras que en Capital Federal ese número se disparó al 40%. Además el aumento en los costos de producción también ha sido de entre el 30% y el 40%, encarnados principalmente en los incrementos de los servicios, el aumento de los insumos y la presión impositiva. Los panaderos advierten que la situación empeorará a partir de este mes, cuando comiencen a sentirse con mayor crudeza los aumentos de gas y luz.

Tocando fondo

En diálogo con este medio, Isaac Rudnik, titular del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) expresó que “todo este combo afecta fuertemente a los pequeños comercios, comercios de barrio y todo lo que tiene que ver con emprendimientos familiares. Están en absoluta crisis y muchos directamente cierran”.

Jorge Alonso, secretario de la Asamblea Pequeñas y Medianas Empresas (Apyme) describió: “Hemos tenido una caída en las ventas importante, ha habido un cambio en el tipo de consumo. Las especialidades y los productos que tienen un poquito más de valor agregado se cayeron y la gente lo único que consume prácticamente es pan y pan criollo, que es lo que hoy le salva la tarde, la media tarde y hasta la noche a la clase media-baja y baja”.

Por su parte, Abel Rodríguez, delegado de Faipa de la Provincia de Buenos Aires, indicó: “Por lo que hemos visto de cada una de las provincias, estamos en una situación muy mala, donde cierran las panaderías y nadie da una solución. Estamos tocando fondo”.

Alonso fue más dramático al señalar: “Esto es un cáncer que va avanzando y devorando algunas partes. Este proceso viene mucho más rápido que el de los 90. Después, chau, viene la paz de los cementerios. Ahí se van a dar el gusto de no tener inflación”. “No hay señales para empezar a creer, para colmo es la misma película que ya vimos, con los mismos personajes”, remató.

El drama de pagar los servicios

Uno de los elementos que genera más trastornos para el rubro, pero que ha sido una constante en los problemas que hoy enfrentan los sectores pymes, es el desmedido incremento de tarifas, que se traduce automáticamente en los aumentos de los costos de producción.

Esto ha dejado a los comerciantes en una encrucijada, ya que se encuentran en la imposibilidad de trasladar a precios ese incremento en los costos por la baja en el consumo. En este sentido, al ser un alimento que se consume en el día, los panaderos se vieron obligados a optar por una pérdida en la rentabilidad.

“El aumento de tarifas ha sacado a muchos del sistema, fue un golpe terrible. Yo estaba pagando el año pasado a esta altura entre 10.000 y 12.000 pesos por mes en los servicios, este mes tenemos que pagar 50.000”, detalló Jorge Alonso, propietario de una panificadora en la ciudad de Córdoba.

Por su parte, Abel Rodríguez, de Faipa, indicó: “Aumentan los servicios y la materia prima y no queremos aumentar el producto, porque si se aumenta se vende menos y es la costumbre de nuestro pueblo que esté el pan en la mesa. Pero esto hace que cada vez se venda menos y la industria vaya más para atrás”, declaró.

El panorama aparece más preocupante de cara a los próximos meses, debido a que la baja en las temperaturas de mayo y luego la llegada del invierno generarán un consumo mayor de energía y gas. “Es un golpe que se va a sentir muy fuerte, sobre todo en los comercios que venden productos frescos o que se consumen en el día, que no pueden perder la cadena de frío”, advirtió Isaac Rudnik desde el Isepci.

En el horno: números que representan la emergencia

- 30%: cayeron las ventas en promedio en el último año.

- 40%: fue la caída en algunos centros urbanos y la Capital Federal.

- 600%: aumentaron las tarifas de luz y gas.

- 40%: fue la suba en los costos de producción.

- 20%: de los trabajadores fueron despedidos.

Alerta máxima por pérdida de empleos

La caída en los puestos de trabajo en el rubro panaderil se vio acompañada por el traslado de comerciantes y pequeños empresarios al sector informal, ante la pérdida de rentabilidad. En este marco, no existen controles adecuados y hay trabajadores en situación de vulnerabilidad.

Uno de los problemas detectados, con la crisis de la industria del pan, es la aparición de locales clandestinos en todo el país, ya que, al no poder afrontar los crecientes costos, muchos comerciantes decidieron cerrar sus puertas y trabajar en la ilegalidad. Esta situación genera un alto nivel de informalidad laboral (algo que el Gobierno había prometido combatir) e implica un enorme riesgo para la salud de los consumidores.

El del pan es un rubro que históricamente mantuvo los empleos y no se ha caracterizado por la caída de la mano de obra masivamente. Sin embargo, hoy las panaderías están despidiendo personal y redujeron horas extras. Se calcula que en la actualidad hay un 20% menos de trabajadores que hace un año atrás, más otro porcentaje que pasó a estar en negro. Muchos comercios bajaron sus persianas, dejaron de vender al público y se convirtieron en locales clandestinos.

Jorge Alonso, secretario de la Asamblea de Pequeñas y Medianas Empresas (Apyme) y dueño de una panificadora en Córdoba, expresó: “Lo que está pasando es que un panadero que estaba como responsable inscripto o pagaba un monotributo, con gente a cargo, pasa al personal en negro, se traslada a la marginalidad y sobrevive de esa manera”.

“Los que hoy estamos en regla y tenemos a toda la gente en blanco, tapamos un hueco y vemos abrirse otro, tapamos ese nuevo y se abren dos más. No aflojamos porque no está en nuestro ADN, y por eso el país se sigue sosteniendo, pero si fuera por los grandes inversores, con la lluvia de inversiones que estaba prometida, estaríamos en el horno”, aseguró el panadero cordobés.

Un horizonte sin expectativas

Desde la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines (Faipa) reclamaron una reunión urgente con el secretario de Comercio, Miguel Braun, pero por el momento el intento de contacto ha sido infructuoso. Desde el rubro proponen que haya un subsidio del 30% sobre la bolsa de harina para poder tener rentabilidad y que se frene la situación de cierres y despidos.

“La pyme es un sector que no es de especular. Hay personal al que no querés echar. Son empresas y fábricas de tus viejos, de tus abuelos, y no querés ser vos el que la tire por la borda, pero la situación es desesperante”, afirmó Alonso.

“Se están perdiendo puestos de trabajo de una manera exponencial, a mí me aturden pidiéndome laburo, es increíble. Buscan lo que sea, de la manera que sea”, sostuvo.

En tanto, el director del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), Isaac Rudnik, señaló que “hay una baja en las posibilidades de trabajo muy ostensible. Esta caída en los puestos de trabajo se traduce en el tipo y la calidad de productos que se consumen”.

Además explicó que “hay una reducción importante del consumo de productos que tienen los nutrientes básicos: la carne, los lácteos, las verduras frescas y los productos derivados de las harinas”.

La falta de respuestas de la administración nacional generó el desánimo de muchos de los empresarios panaderiles que no tienen ninguna expectativa de crecimiento o mejora de la situación para lo que resta de 2017.