En el Gran Bahía Blanca, por el estado de las calles no se pudo evitar la muerte de una niña

En General Cerri, dentro del Gran Bahía Blanca (a 15 km) y sobre la Ruta Nacional 3, la muerte se ensañó con el pueblo que hoy llora ante un cuerpo de bebé.

El viernes último, debido al pésimo estado de las calles, no pudo llegar a tiempo al hospital una familia con su hija de 3 años, que habían pedido una ambulancia. Por eso, luego de una espera lógica, el papá puso a usa a Angeles Campos y corrió unas quince cuadras hasta la salita médica.

Dicen los que llevan la tarea de gobernar que “conocemos la realidad del pueblo”, que habían estado los días previos queriendo arreglar esa calle 28 de Septiembre… Pero recién ahora, con el luto, parece que van a llegar los materiales (esas toscas que también declaran que estuvo 2 meses demorada y que la reclamaron en el Deliberante).

Y algo más, con la emergencia vial declarada (ahora) se escuchan voces, como la del, delegado comunal Carlos Dumrauf: “lamentablemente no pudimos llegar a arreglarla. ¿Pero quien se anima con este tiempo? Como entramos, una batea pesa de 30 mil kilos, y te hundís. He sacado vecinos y quedamos encajados, asi que conocimiento tengo. Son lugares muy lejanos, digamosle…”
Mientras las excusas repiquetean en los oídos de los que sufren (incluso escuchando que “hacía más de 50 años que no llovía un mes de julio tanto como éste), se supo que a Angeles no pudieron llevarla a tiempo ni en auto ni en ambulancia… Las calles hablan en General Cerri por sí solas.

Consultado por LU2, el secretario de Salud bahiense, Claudio Pastori, confiesa que se hizo el procedimiento adecuado, la ambulancia se envió a destino pero la familia Campos no esperó la asistencia.

El “pasame la pelota” funciona mejor que en el Mundial, porque el delegado Dumrauf dijo que si tomaban por otra calle la ambulancia hubiese llegado. "A Obras Públicas le pasamos el detalle de qué íbamos a hacer. Estaba previsto para esta semana, pero ¿quién se anima con este clima? No nos dieron los tiempos para arreglarla. Es imposible entrar, porque las napas están muy arriba y te encajás", continuó relatando mientras allá a lo lejos, dos montículos que habían dejado los trabajadores, son testigos de un lugar intransitable… inconsolable… increíblemente olvidado.