Guernica: a los vecinos les prometen bidones por la contaminación del agua

Sucede en el barrio Santa Teresita, de Guernica, pero también se han detectado las mismas miserias en otros barrios.

Desde el country El Paraíso provienen los residuos cloacales, que infectaron el agua de uso diario y generan enfermedades, según un estudio científico realizado meses atrás.
El grupo de Vecinos Autoconvocados, reclaman al Municipio de Presidente Perón ordene una nueva perforación, más profunda, ya que las cañerías presentan filtros, las napas entran en contacto con los efluentes cloacales y lo que sale de las canillas, por supuesto, no es apto para consumo.

El paso a paso en defensa de la calidad de vida, los llevó el lunes a una reunión con la secretaria de Planificación Estratégica y Medio Ambiente, María Vanesa Ponisio, y abogados del Municipio de Presidente Perón, a quienes se les pidió que que resuelvan la situación de contaminación.
En una nota que difunde el semanario “Al Sur”, se detalla que de 55 familias entrevistadas, 37 presentaban distintos problemas de salud, como afecciones gastrointestinales, parásitos en los niños, enfermedades bronquiales, pérdidas de embarazo, alergias, sarpullidos, infecciones urinarias, otitis, artritis y enfermedades cardíacas.

Por ahora, los vecinos oyeron desde la comuna esta respuesta: acciones legales contra el Country y, mientras tanto, reparto de bidones con agua potable a los afectados.
Por otra parte, los pozos que proveen agua a los tanques comunitarios y luego a las canillas de los vecinos tienen 15, 20 y 30 metros de profundidad (donde se encuentra la primera napa, que ya está contaminada), mientras que deberían medir 60 o 70 metros (donde está la segunda napa, que aún es de agua pura).

Juan Carlos Garberi, bioquímico, integrante del Laboratorio Popular del Agua y de la Asociación Civil Centro Educativo Agroecológico Ashpa, contó que en 2003 participó de una experiencia de este tipo en el barrio La Argentina, de Florencio Varela, donde una perforación de 66 metros permitió llegar a la segunda napa y obtener agua potable. “Hacer un pozo no supera los 7 mil dólares y no lleva más de un mes. Es una cuestión de decisión política y de negocio por la distribución del agua”, sostuvo.

El mismo Garberi puntualizó que “el problema se agrava porque los dueños de los campos aledaños ordenan fumigar sus siembras con agrotóxicos, que no sólo vician el agua, sino también el aire y el suelo. Si el Municipio no actúa en beneficio de las personas, está cometiendo un crimen, y si agrede la vida de esas personas, es un crimen de lesa humanidad”, sentenció el científico.