“Quedate tranquilo o terminás peor”

Eso le dijeron los delincuentes al joven que fue baleado en el cuello, mano y genitales, durante un robo en su casa de Olmos. Trama Urbana lo entrevistó de manera exclusiva desde el hospital 

Simplemente volvió a vivir. Gabriel Omar Choque Cruz, el joven de 22 años brutalmente atacado a balazos anteanoche durante una entradera en su casa de Olmos, se recupera de los tres disparos recibidos. Desde su cama en el Hospital Alejandro Korn de Melchor Romero, donde se encuentra internado, atendió a Trama Urbana.

Todavía conmocionado y dolorido, desmintió la versión policial que indicaba que los cacos eran cinco, y que lo habían ejecutado porque reconoció a uno de ellos. “Yo vi a dos, ambos encapuchados, y nunca supe quiénes eran”, contó, y añadió que “a las 22 (del miércoles) pasó todo. Yo me estaba por ir a duchar y tomar unos mates. Escuché que mi perra empezó a ladrar y fui hasta la galería para ver qué pasaba. Creí que se estaba peleando con otros animales”. Sin embargo, cuando abrió la puerta de su domicilio, ubicado en 185 y 58, fue abordado por los cacos. “Adentro estaban mis padres y no quería que pasaran; les impedí el acceso y comenzaron a gatillar. Los dos estaban armados, parecían revólveres chicos y, como no salieron las balas, creí que eran de juguete y forcejeé con ellos”. 

Fue allí cuando los proyectiles salieron despedidos de la boca del arma e impactaron en Gabriel. El primero pegó en su mano izquierda, pero él siguió luchando y fue reducido por otros dos, que impactaron en su cuello y en su pene. “Caí al piso y quedé medio inconsciente”, graficó. 

Cortaron a su madre 

Los maleantes ganaron el interior y revisaron las instalaciones, hasta apoderarse de “50.000 pesos”, según el parte oficial. “En todo momento escuché lo que pasaba, desde el piso. Pude levantarme y defenderme con un palo, pero me dijeron quedate tranquilo o terminás peor”.  

El muchacho no fue el único herido, también su madre, de 50 años, sufrió consecuencias: “Le cortaron la cara, pero no sé si con el arma o con qué”, narró, y no dudó en afirmar que no fue “vendido”, sino que fue una víctima más de la inseguridad de la zona. “Ya venían robando en otras casas, minutos antes de entrar a la mía. Fue al voleo”. Herido, no pudo precisar en qué se escaparon los asaltantes, pero detalló que “mis primos los vieron salir por los fondos de las quintas. Ellos habían soltado a los perros para que nos defendieran, y ahí los ladrones dispararon otras cuatro veces al aire para alejarlos”. 

Malherido, fue trasladado en un patrullero hasta el nosocomio: “Al principio, y por el shock, no sentí dolor, después sí”. En el centro de salud fue estabilizado, sin necesidad de operarlo, por lo que una de las balas quedó alojada en su cuerpo, debajo del cuello y cerca de la zona cervical. Sin embargo, los neurocirujanos constataron que no había gravedad en dejarla allí. Las otras entraron y salieron, generando diversos traumatismos. La bala que dio en el pene provocó serias lesiones en el glande. 

Por último, mencionó que ayuda a su padre en los trabajos de quintero, que vivió “desde chico” en el lugar donde fue atacado, y aseveró que la “zona es insegura”. 

Noticias Relacionadas