Crimen de Marisol: estuvo 5 horas cautiva

Antes de matarla, el asesino la mantuvo como rehén en algún sitio de Saladillo, según revelaron los estudios de la autopsia. La justicia platense continúa investigando un caso cerrado y difícil

La causa por el homicidio de Marisol Oyhanart, la mujer de 38 años que apareció sin vida en Saladillo en abril pasado, tomó un nuevo vuelco en las últimas horas y se estableció, a partir de la operación de autopsia, que la víctima estuvo al menos cinco horas cautiva en poder de su asesino, informaron fuentes judiciales.

La investigación, a cargo del fiscal Marcelo Romero y el juez César Melazo, ambos del partido judicial de La Plata, se inclina a sospechar que la maestra jardinera y madre de tres hijos estuvo cautiva como mínimo cinco horas antes de que la mataran en un lugar distinto al baldío en el que fue hallado su cuerpo. Así surge de las conclusiones de la autopsia, que indicaron que fue asesinada entre las 21 del 14 de abril (en cuya tarde desapareció) y las 3 del día siguiente.

Para los médicos forenses, Marisol fue asesinada entre las 21 del 14 de abril y las 3 del 15, y se arribó a esa conclusión a través de dos exámenes. Según el estudio de los "fenómenos cadavéricos (deshidratación, rigidez, livideces y temperatura corporal), se estima que el deceso ocurrió de "30 a 36 horas antes de la realización de la necropsia". Esa muestra se hizo el 16 de abril a las 9, por lo que la mujer habría sido asesinada entre las 21 del 14 y las 3 del día siguiente.

Similar fue el análisis realizado a partir de la temperatura rectal del cuerpo, tomada a las 20.50 del 15 de abril. Allí se estableció que la data de la muerte sería entre 18 y 19 horas antes de dicho acto. Así, a Marisol la habrían matado entre la 1.50 y la 2.50 del día 15.

Ambos estudios concluyen que a Marisol no la asesinaron inmediatamente después de las 16.30, cuando las dos vecinas de Saladillo dijeron haberla vista con vida por última vez.

Conocía a su asesino

A partir de esto, los pesquisas trabajan sobre dos hipótesis: que la víctima hubiera estado cautiva en algún lugar de Saladillo hasta que el asesino le propinó varios golpes en la cara y la asfixió con sus manos u otro elemento hasta matarla, o que haya sido llevada engañada por alguien que conocía hasta el lugar donde permaneció con vida, como mínimo, cinco horas luego de haber sido vista por última vez.

Otro detalle que avala la presunción de que Marisol podría haber conocido al asesino es que su cuerpo no presentaba lesiones de defensa ni tenía restos de piel ajena bajo las uñas. Esto significa que no se defendió, pues no esperaba de quien la retenía que le diera una paliza.

Un imputado con pruebas a su favor

Marisol salió de su casa del centro de Saladillo alrededor de las 15.30 con el fin de hacer la caminata habitual de cada tarde, antes de ir a buscar a su hijo menor al colegio. Una hora después se cruzó con dos mujeres que hacían ejercicios físicos, y esa fue la última vez que la vieron con vida.

Al día siguiente, después de las 7, y tres horas después de que se suspendiera la búsqueda, su cuerpo fue hallado en una zona de taperas, cerca del lugar en el que se cruzó con aquellas dos vecinas. Esa misma área, rodeada de árboles, pastos altos y una palmera, había sido revisada durante la noche y la madrugada por policías, bomberos y personal de Defensa Civil de Saladillo, que la buscaron sin encontrar rastros de ella.

Para los investigadores, ese detalle de que no fue encontrada en aquel sitio pese a haber revisado indica que el asesino, y quienes pudieron haberlo ayudado, dejaron el cuerpo en ese lugar después de las 5 del martes 15, una vez finalizados los trabajos de búsqueda.

En la causa está imputado Jonathan Bianchi, un vecino de 25 años, pero su defensa dijo que no hay pruebas en su contra y que lo señalan para lograr la impunidad del verdadero autor del homicidio.

Como si fuese poco, los resultados de la autopsia favorecieron a Bianchi, ya que no era conocido de la víctima y nunca pudo haberla llevado con él en buenos términos.