“El delincuente no dejó ni una huella”

Tal como anticipó este diario, un hombre sufrió una entradera profesional en su casa de La Loma. El asaltante se llevó 13.500 pesos y escapó antes de que llegara la Policía. La víctima, como los vecinos, está cansada de los robos


Sergio aún no sale del shock y cuando habla del robo que sufrió prende un cigarrillo y dice que le tiembla el cuerpo. Todo ocurrió el miércoles a la mañana, cuando el vecino de 43 entre 19 y 20  salía como todos los días pasadas las siete hacia su trabajo, a pocas cuadras de allí. Entonces sintió que alguien le apoyaba algo pesado en las costillas, y cuando giró vio a un hombre que sostenía un arma. “Fue un segundo de descuido, empecé a caminar y el delincuente me abordó en la vereda, a plena luz del día. ¿Quién se va a imaginar que a esa hora te van a agarrar de improviso y te van a meter adentro de tu casa?”, relató la víctima a este diario, un día después del hecho. 

Lo que llamó la atención del damnificado fue la “profesionalidad” con que se manejó el asaltante, quien lo instó a punta de pistola a que ingresara en su domicilio. La secuencia duró entre diez y quince minutos. Apenas entraron, lo obligó a desconectar la alarma, aunque antes el propietario logró activar el botón antipánico y los teléfonos fijos de la vivienda. 

Luego, cuando la víctima demoró con la llave para abrir una puerta, recibió un golpe que le sacó una prótesis que tenía en su boca. “Pero fue lo único que lo alteró. Porque siempre procedió con calma, con control, nunca ponía sus manos en las puertas ni tocó nada. Salvo cuando me encerró en un baño, pero apenas revisó un placar y una biblioteca cuidándose de no dejar huellas. No se llegó a llevar nada más que la plata que tenía en un bolsillo, tuvo suerte porque justo salía de casa a hacer el depósito del geriátrico de mi mamá”, continuó relatando Sergio. 

Dentro de la vivienda, el ladrón lo instó a que vaciara los bolsillos de su pantalón, uno por uno, hasta que la víctima debió colocar sobre una mesa la suma de 13.500 pesos que había sacado hacía unas semanas de un banco cercano. “Con esa plata pensaba irme de vacaciones, pero no pude. Entonces decidí no tenerla más en casa y salí a hacer un adelanto de la cuota del geriátrico. El delincuente se fue dulce”, concluyó el hombre, quien no sospecha de nadie de su entorno. “Fue un robo al voleo. El típico asalto exprés. En la calle no había nadie, los negocios abren cerca de las nueve, al igual que el club que está pegado a mi casa. El ladrón no se llevó otros objetos de la casa, se fue rápidamente, antes de que llegara la Policía”. 

Los vecinos dijeron a este medio que los robos se han vuelto cada vez más frecuentes en las últimas semanas. Un verdulero, a pocos metros de la vivienda, comentó que le suelen romper las chapas para ingresar al negocio. Otro frentista narró que la semana pasada dos motos asaltaron a una mujer.

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