El Mondongo, el infierno platense

Zona liberada, entradera, robos, golpes, tiros y muerte. Tras los últimos hechos, los vecinos se cansaron y levantaron sus voces

La zona está liberada, y los vecinos lo saben. En la zona se producen robos en la calle, en comercios y, tal vez lo más grave, entraderas. Violentas, con golpes y disparos incluidos. Y, si bien la Policía sospecha que se trata de bandas que vienen desde el Conurbano, lo cierto es que no son más que hipótesis, ya que no lograron detener a nadie. El lugar en cuestión es uno de los barrios más peligrosos de los últimos tiempos en nuestra ciudad, El Mondongo. Allí donde en abril asesinaron a un médico para robarle sus pertenencias. Allí donde en agosto ejecutaron a un delincuente en el interior de un patrullero.  

Cansados de esta realidad y de ser concientes de que el día de mañana las víctimas pueden ser ellos, los vecinos de las inmediaciones de Plaza España reclamaron ayer por mayor seguridad. Una frentista que prefirió mantener su identidad bajo reserva manifestó que “hace unos días se quisieron meter a mi casa por los techos y, en 5 entre 64 y 65, a una mujer le barretearon la puerta para robarle el auto. Estamos muy preocupados”.

En tanto, un hombre que sólo brindó su nombre (Alberto) dijo que “me asaltaron el sábado en la calle, en 118 y 62. Eran dos en una moto. Me pusieron un arma en la cintura y me robaron dinero, tarjetas y mi celular. Por suerte la saqué barata, sobre todo teniendo en cuenta lo que le pasó al chico ese, al médico que mataron por acá”. 

El caso más grave

Alberto se refirió a Francisco Guerrero (28), asesinado el 4 de abril en 66, 115 y 116, mientras caminaba con su novia rumbo a su casa para ir a continuación a su propio festejo de cumpleaños. Dos motochorros quisieron quitarle su rodado y, ante la negativa del residente en Traumatología en el hospital Gutiérrez, le dispararon un tiro en el pecho que acabó con su vida momentos después, en el San Martín. 

“Es difícil explicar lo que queremos”, le contó a Trama Urbana un vecino de la zona de 65 y 3, y agregó: “necesitamos vivir en paz, pero no sé si mayor patrullaje en la zona serviría de algo. Somos grandes y acá todos sabemos que la zona está liberada y que los delincuentes trabajan para la Policía. ¿Para qué vamos a pedir que anden más agentes por el barrio, cuando son ellos los que nos venden? Al que mataron dentro del patrullero lo mataron justamente por eso: porque se mandó una cagada, lo atraparon y amenazó con hablar. ¿Y qué hicieron para callarlo? Lo silenciaron”. 

Dos familias marcadas  

Los últimos hechos conocidos fueron brutales y sanguinarios y sólo en uno de ellos se logró detener a un delincuente de los seis que participaron en los robos. El primero había tenido lugar en 118 y 65 a las 21.30 del 23 de noviembre, donde tres ladrones sorprendieron a una pareja de jubilados, mientras ingresaban el coche al garaje. Una de las hijas del matrimonio le mencionó a este diario que sus padres “acababan de llegar, como lo hacen siempre. Guardaron el auto, mi mamá entró a la casa y mi papá cerró el portón. Cuando fue hacia la puerta para entrar escuchó que alguien corría hacia él. Se dio vuelta y vio a tres personas armadas”. Una vez en el interior, “a él lo ataron con los cordones de sus zapatillas y lo tiraron al piso, donde le pegaron tres culatazos para que les revelara dónde tenía las joyas”. Los cacos escaparon con dinero, una cadenita que le arrancaron a la señora y su cartera con documentos, además de la billetera del hombre. 

En tanto, el pasado jueves a las 22 tres maleantes barretearon la puerta de un domicilio de 63, 4 y 5 y redujeron a cinco personas, entre ellas una abuela de 84 años. Al dueño de casa lo golpearon con las armas y le hicieron varios cortes en la cabeza, además de jugar a la ruleta rusa con él. 

Durante la huida y tras un tiroteo, se logró detener a uno de ellos, de 21 años; en su poder tenía una pistola calibre 9 milímetros robada en enero a un policía de Quilmes, 1500 pesos, tres celulares y una barreta. Sus cómplices escaparon en un VW Bora y nada se sabe de ellos.