Entradera con dos menores: se llevaron todo

Una familia fue asaltada en su casa de Los Hornos. Volvían de Necochea. Actuaron tres cacos y un cuarto hizo de campana. Golpearon a un chico epiléptico en la cabeza

Brutales, despiadados, agresivos: así se mostraron tres de los cuatro delincuentes que ingresaron en las últimas horas a un chalet de Los Hornos, en una entradera que marcó con crudeza la inseguridad reinante en la ciudad, señalaron ayer fuentes policiales. 

A las 22.30 de anteanoche, la fonoaudióloga Claudia Salazar llegó junto a su marido, su hijo de 17 años y un sobrino de 15 al domicilio ubicado en 132 entre 65 y 66. “Veníamos de un bautismo en Necochea, de donde es mi familia”, le contó la profesional a Trama Urbana, todavía traumada por el momento terrorífico que tuvieron que pasar. Cuando ella ingresó y su esposo se prestaba a guardar la camioneta en el garaje, aparecieron tres ladrones que descendieron de un Renault Clío gris, dejando en el interior a un cuarto cómplice. 

“No sé si nos vendieron, aprovecharon el momento o esperaron a que regresáramos: tenemos varias hipótesis”, dijo el hombre, quien fue el primero en ser reducido por los cacos y obligado a entrar a la vivienda. Allí se inició el verdadero terror. “Nos apuntaron constantemente; estaban muy armados y actuaron a cara descubierta”, estableció Claudia, y calculó la edad de los maleantes entre “18 y 25 años”, además de señalar que “no estaban drogados; al contrario: se mostraron tranquilos, aunque se peleaban entre ellos”. 

Afirmó que “nos tiraron al piso: a mí me dieron un par de cachetadas y a mi hijo, que es epiléptico, le pegaron con el arma en la cabeza. Después, cuando se fueron, me asusté mucho porque vi que estaba cortado y perdía sangre”, y agregó que al marido “le sacaron hasta la remera”. 

Sobre la metodología empleada por los autores del aberrante hecho, narró algo conocido en las crónicas policiales: “uno se quedó con nosotros, y no dejaba de apuntarnos. Los otros dos subían y bajaban del piso de arriba, buscando cosas para llevarse. Y se llevaron de todo”, enumerando “tres televisores LED, una notebook, 3500 pesos, joyas, celulares, Nextel, el estéreo de la camioneta y una computadora”. Y sobre este último elemento se lamentó, sobre todas las demás cosas. “Tenía mis cosas del trabajo: informes y contactos, mucho material, además de fotos”. 

Confesó que no se llevaron demasiado dinero “porque no tenemos plata acá, y era lo que les quería decir” y expresó que como su hijo, Valentín, lloraba mucho le gritaban a ella para que lo hiciera callar. “Les pedía por favor que no le hicieran nada, porque es epiléptico”. 

Estipuló que el robo duró “30 minutos” y los protagonistas pretendieron “llevarse la camioneta, porque nos pidieron las llaves y dijeron que se las iban a llevar, pero al final la dejaron”. 

Cometido el hecho, y con todo el botín en su poder, se dieron a la fuga y nada se sabe de ellos, pese al esfuerzo de la comisaría Tercera. Tomó intervención la UFI número 9 de Autores Ignorados, que caratuló el episodio como “robo calificado”. 

“Estamos trabajando y todavía tenemos cosas que hacer”

“Fue una invasión a la privacidad; se llevaron nuestra intimidad”, se indignó Claudia Salazar, víctima junto a su marido, su hijo y su sobrino de la violenta entradera perpetrada anteanoche en su casa de Los Hornos. 

Dijo que a los tres ladrones que se apoderaron de su tranquilidad “no le daban las manos para llevarse todo lo que nos robaron” y aseguró que, varias horas después del episodio, “seguimos shockeados”. Incluso, graficó una situación tragicómica: “le pidieron las herramientas a mi marido para sacar el Led que estaba empotrado a la pared”. 

En un momento, cuando los delincuentes tomaron su computadora, les pidió que por favor se la dejaran, ya que allí tenía guardado buena parte de su trabajo. Y entonces uno de ellos le respondió: “yo también estoy trabajando ahora, y todavía tengo cosas que hacer”. 

Si bien actuaron con profesionalismo, ya que no se mostraron nerviosos y dominaron la situación, cometieron varios errores, más allá de actuar a cara descubierta. “No tenían guantes y (los peritos de la Policía Científica) levantaron huellas. Vamos a ir a Modus Operandi para tratar de identificarlos” entre las fotos de maleantes que tiene la fuerza de seguridad. No se trató del primer robo que sufrieron, ya que el año pasado también habían sido asaltados a mano armada, aunque no habían recibido tanto maltrato como en esta ocasión. Para finalizar, el marido de Claudia dijo que “nunca quise tener armas en casa y, de haber tenido, no sé que hubiese podido pasar”.