Entradera en Los Hornos dejó un hombre internado y embarazada golpeada

Tres ladrones ingresaron a una casa de 151, 70 y 70 bis. Ataron a cinco personas. Les pegaron y torturaron. Escaparon con dinero y objetos de valor

Tres delincuentes cometieron en las últimas horas una entradera tan brutal que no sólo redujeron y ataron a toda una familia de Los Hornos, sino que también golpearon a cada uno de los integrantes, entre los que se encontraba una mujer policía embarazada, señalaron ayer fuentes policiales. 

El sangriento incidente se inició a las 23.45 del domingo, cuando Gastón Geles (25) volvió a su casa de 151, 70 y 70 bis luego de cenar con amigos. Se prestaba a guardar en el garaje el Fiesta Kinetick cuando lo sorprendió un sujeto. En diálogo con Trama Urbana, la víctima contó que “me apoyó el arma en la frente y me golpeó. Le dije que se llevara el auto y mis cosas y que se fuera. Creí que estaba solo pero apareció un Peugeot 206 gris, tuneado, con luces de león, y se bajaron otros dos. Estaban encapuchados y dos de ellos tenían entre 25 y 26 años y el otro unos 19”. 

Gastón intentó evitar que los ladrones ingresaran al domicilio, donde estaba su hermana Daina (22), recién egresada del CPC y con carpeta médica por embarazo, su cuñado Lucas Cabrera (24), que es penitenciario, y sus padres: Raúl (59) y Griselda (57). “Me preguntaban quién estaba adentro y les decía que nadie, pero no me creían y me seguían pegando. Entonces mi hermana abrió la puerta, vio lo que pasaba y quiso salir con su arma reglamentaria, pero su novio le dijo que no, que yo estaba en el medio y podía ser una tragedia”. 

 “Nos querían hacer daño”

Al cerrar la puerta principal, la misma produjo un ruido y los cacos descubrieron que había gente. Se volvieron aún más agresivos y entraron, dándole culatazos en la cabeza a todos los presentes. “Al menos dos estaban armados y sabían muy bien lo que hacían. A mi hermana, mi cuñado y mi mamá las llevaron a un cuarto y les ataron las manos uniendo varias bombachas. A mí me dejaron en la cocina con mi papá y nos unieron las piernas y las manos por detrás de la espalda y nos ataron con el cable que le cortaron a la plancha”, relató el joven. 

“Descubrieron que mi hermana era policía por unas fotos que tenemos y todo empeoró. Nos pedían su arma y nos decían que si la encontraban nos iban a matar a todos con esa misma pistola. Actuaron con una violencia innecesaria. Nos robaron todo pero querían hacernos daño. Agarraron mi recibo de sueldo, dinero de mi cuñado, cadenas y anillos, el LCD, el DVD, una tablet, celulares y el cargador vacío del arma de mi hermana y aún así no se iban. Decían que ese era su lugar y que nos quedáramos piolas. Dijeron que no eran de la zona pero que la conocían muy bien y sabían lo que hacían”. 

Para intimidarlos, continuaron pegándoles: “mi cuñado les dijo que mi hermana estaba embarazada y la comenzaron a golpear en el estómago. A mi papá le abrieron la cabeza y perdía mucha sangre y después, no sé con qué, le pegaron y yo escuché un golpe seco. Estábamos los dos tirados, atados y con las cabezas pegadas; mi sangre se pegaba con la de él. Lo miré y tenía los ojos abiertos, pero no respondía y estaba quieto. Creí que estaba muerto”. 

Muchos policías, pero mal distribuidos y sin preparación 

Una vez liberado de los malhechores y luego de pedir auxilio, Gastón regresó a su casa y se quedó “15 minutos en shock, parado y sin reaccionar”,  e informó que es asmático, aunque por suerte no sufrió ninguna crisis durante el hecho.

“Mi cuñado es penitenciario y conoce de armas y los ruidos que provocan. En un momento le apoyaron la pistola nueve milímetros que tenían a mi viejo, en la cabeza, y la activaron. La dejaron lista para el disparo”, graficó el empleado, reviviendo uno de los momentos más trágicos, y amplió: “nos hicieron un mal a propósito, no fue sólo el robo. Me llamó la atención tanta violencia”.  

Por último se quejó de la cantidad de policías que egresaron el último tiempo y su distribución en la ciudad: “no se ven en los barrios. Hay muchos efectivos nuevos, aunque ninguno está capacitado para un robo como este, no tienen preparación”. Tomó intervención la comisaría Tercera, aunque de los delincuentes nada se sabe. 

“Nos vendieron”

La pesadilla se extendió por 30 minutos, durante los cuales uno de los malvivientes se quedó de campana en la puerta. “Nos vendieron, porque uno de ellos dijo que sabía que teníamos un kiosco en el fondo de la casa. Estaba todo armado”, aseguró Gastón. 

“Mi viejo se rompió el alma trabajando y yo lo hago desde los 16 años para comprarme el auto (el Kinetick que se llevaron los maleantes y abandonaron en 90 y 134, luego de sacarle pertenencias del interior)”, detalló el joven y volvió al robo en sí: “creí que nos iban a matar. Pensé que era una película”. 

“Te agujereo la espalda”

Cuando golpearon al padre de manera tan salvaje que lo llevó a sospechar que podía estar muerto, Gastón intentó levantarse, pero uno de los ladrones lo amenazó: “si te hacés el héroe te agujereo la espalda”. Los golpes no cesaron: a él le rompieron el labio y los dientes incisivos, a su cuñado el tabique, a su hermana la golpearon en su panza embarazada y a sus padres en todo el cuerpo, con armas y patadas. Consumado el ilícito, sus autores se dieron a la fuga en el Fiesta del damnificado y en el Peugeot, luego de cargar todo lo sustraído y con 10 mil pesos en efectivo. “Estaba tan desesperado que rompí los cables a la fuerza y salí a buscar ayuda, todo ensangrentado. Los vecinos me dijeron que ya habían llamado al 911”, puntualizó y añadió: “tengo miedo de que vuelvan, porque se llevaron las llaves del auto de mi papá. Dormí apenas dos horas desde el domingo”. 

Acerca de Raúl, se descompuso el lunes. “Estaba pálido, vomitó y lo llevamos a una clínica. Está internado y nos dijeron que lo debían operar por unos cálculos que le pudo haber provocado el estrés y la tensión”.