Escruche en Barrio Norte: entraron por el techo y desvalijaron una casa

Ocurrió en un chalet de la zona, cuando delincuentes no identificados ingresaron en ausencia de los moradores. Robaron dinero y electrodomésticos. Los vecinos, entre el hartazgo y la movilización

Una familia que vive en un tradicional chalet de Barrio Norte, en calle 12 entre 36 y 37, había salido por unos días de la ciudad sin pensar que cuando regresaría se iba a encontrar con la casa patas para arriba y en un caos muy difícil de digerir. Lo suyo no fue un mal sueño, sino un suceso angustiosamente real. 

“Apenas abrimos la puerta vimos un desorden que nos llamó la atención. En la parte de abajo había sillas caídas, algún mueble corrido. Pero cuando subimos encontramos  un desastre, ropa revuelta, los taparrollos destrozados, los vidrios estallados”, contó el dueño de la vivienda a este diario. El botín que se llevaron los delincuentes consistió en dinero (en una suma que no se precisó), un televisor plasma grande y otros electrodomésticos menores. 

La camioneta de la familia estaba estacionada en el garaje, por donde los asaltantes escaparon como si fueran los verdaderos propietarios. “Usaron una llave que había adentro para salir por allí, es increíble. Eso da cuenta de que estuvieron mucho tiempo, revisaron minuciosamente, fueron de aquí para allá, sin apuro. Hasta seguramente habrán probado varias llaves para encontrar la adecuada”, agregó el hombre, quien dijo que habían viajado por unos días pero no con motivo de paseo.

Por otra parte, agregó que los asaltantes treparon hacia el techo de tejas y rompieron una ventana para entrar al domicilio. “Tiene una altura considerable, por lo que habrán usado una soga para bajar o, si se tiraron, se habrán lastimado. No encontramos pisadas ni sangre ni nada, y no quisimos llamar a la Científica porque nos dejó exhaustos encontrar la casa tan alterada. Teníamos ganas de recuperar la tranquilidad”. 

La familia damnificada desconoce si el asalto se produjo en un día particular, pero fue descubierto la noche del lunes, cuando retornaron al hogar. “Estamos tristes, con bronca e impotencia. Todo se dimensiona apenas te das cuenta que revolvieron tu intimidad. Esa sensación es mucho peor que pensar que te robaron plata”, concluyó el dueño, visiblemente cansado por los reiterados robos en la región. 

La gente, alarmada por una ola de inseguridad que no frena 

Apenas se enteró del hecho, una frentista cercana a la casa donde ocurrió el escruche, se sumió en el desconcierto y la resignación. “A mí me han robado pero no hice ni la denuncia. Siento que estamos desprotegidos, que no vale la pena moverse mucho. Sé que algunos vecinos se juntaron, pero a mí me han quitado las fuerzas. Y cuando me entero que los afanos continúan, me deprimo”, sostuvo.

Pero así como hay personas que se paralizan por el miedo, otras se han concentrado para exigir mayores medidas de seguridad. Hace unos días, y por segunda semana consecutiva, se reunieron en 8 y 38 con el objetivo de ser escuchados por la fiscalía. “No tenemos paz”, fue la frase más escuchada en la asamblea vecinal.

Los asistentes le contaron a este medio sobre el temor con el que viven, a diferencia de otras épocas en que los hechos delictivos eran más escasos. “Todos hablan de zona liberada, pero no sé si pasa por ahí. Lo veo más como una falencia del sistema, de agentes sin vocación ni, mucho menos, preparación. A mí me asaltaron en la calle. Me encañonaron y cuando llegó uno de estos policías nuevos (refiriéndose a la Policía Local), no sabía qué hacer ni qué procedimiento seguir. Así estamos, completamente desprotegidos”, agregó otro frentista de 9 y 39. 

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