Frente a una nena de 8 años le dispararon cinco tiros

El dueño de un gimnasio quiso evitar que dos motochorros les robaran a dos hermanas en 25 y 62. Uno de los cacos le apuntó y gatilló cinco veces. Él se salvó de milagro y ellos escaparon con un celular de botín 

Dispuesto a todo: así están hoy los delincuentes, y así lo demuestran en cada uno de sus actos, en cualquier lugar y a cualquier hora. Ayer estuvieron a centímetros de matar a una persona en el medio de la vereda, frente a transeúntes y en plena mañana, en las inmediaciones de la Plaza Juan Domingo Perón, señalaron fuentes policiales.

Eran las diez de la mañana cuando dos motochorros, aparentemente menores, sorprendieron a dos hermanas de 18 y 8 años en 25 entre 62 y 63. Las chicas acababan de salir por un instante de su casa, ubicada en esa cuadra, pero fueron interceptadas por los maleantes. 

“Aparecieron de repente, no me di cuenta”, le contó a Trama Urbana una de las víctimas, en la puerta de su domicilio. “De inmediato uno de ellos me puso un arma en el estómago, arriba del ombligo, y me dijo ´dame todo y quedate tranquila`. Eran menores, o parecían, con gorrita”. 

Asustada por la situación, la nena de ocho años se escudó en su hermana. “Se puso detrás, cubriéndose”, manifestó la madre de las víctimas, que no estuvo durante el ilícito.

La señora explicó que lo único que tenían sus hijas era un “celular viejo, que ni siquiera sirve para vender”, y eso fue lo que se llevaron los ladrones. Claro que antes de darse a la fuga, ocurrió lo impensado, una acción que pudo haber terminado con víctimas fatales o, cuando menos, algún herido inocente. 

“Si estaba armado, tiraba”

En medio de la desesperación de las chicas, apareció Jorge, un vecino que tiene su gimnasio en esa cuadra. “Escuché los gritos de ellas y vi que estaban siendo asaltadas por dos hombres que habían llegado en una Honda Tornado. Yo volvía de comprar cigarrillos en el kiosco y les grité que las soltaran, que las dejaran ir”, alegó Jorge. 

Pero los malvivientes tenían otros planes. Uno de los dos le dijo al otro “dale, tirale”, y quien poseía el arma efectuó dos disparos y “otros tres cuando se subieron a la moto”, agregó el hombre, quien aseguró que “si yo estaba armado, les tiraba”. 

Cubriendo el escape a los tiros, los delincuentes se subieron al rodado y huyeron a toda velocidad, pero el miedo perduró: “pasaron un rato después y miraron para el gimnasio”, contó Jorge, y la víctima de 18 años, junto a su madre, asintió. 

“Tuve mucho miedo, fue la primera vez que me pasó”, dijo la joven, y declaró que “había gente caminando, pero nadie se acercó”.     

Con el temor de futuras represalias, los damnificados hicieron la denuncia y la comisaría Quinta, junto a la UFI número 9 de Autores Ignorados, al mando de su titular Fernando Cartasegna, se encuentran analizando la causa, caratulada “abuso de arma de fuego en la vía pública”.