Junín: las autoridades dicen que los delitos bajaron, pero la tensión sigue

Desde la comuna aseguran que se redujo la cantidad de hechos tras la detención de “10 o 15” delincuentes. Pero otros dirigentes ponen el ojo en la “conurbanización” de la ciudad

A casi un mes del primero de los dos crímenes que convulsionaron a localidad bonaerense de Junín, desde el gobierno comunal aseguran que “en los últimos diez días, las estadísticas muestran que hubo un descenso en la cantidad de hechos delictivos”. Así lo indicó el director de Asistencia a la Víctima de la Municipalidad, Andrés Rosa, adjudicando la cuestión a los cambios en la cúpula policial –con la destitución de Marcelo Arigüel y Walter Pelle de las policías Distrital y Departamental, respectivamente- y la detención de entre “diez o quince personas que venían con una seguidilla de ilícitos”. Según el funcionario, estas personas cayeron tras los incidentes ocurridos en la Comisaría Segunda, la Municipalidad de Junín, el edificio de Tribunales y varios comercios del centro de la ciudad luego del crimen de Karen Campos.

Esta jovencita de 17 años era empleada del kiosco “Carlitos”, ubicado en Borges y Siria, del barrio Villa Belgrano, a donde el 9 de marzo entró a robar un pibe armado. Ella intentó resistirse con una picana eléctrica que le había dejado el dueño para casos como ése, y terminó con un tiro en el pecho.

Por el asesinato fueron detenidos un joven de 22 años, quien admitió haber efectuado el disparo aunque dijo que fue sin intención de matar, y un menor de 17 que hizo las veces de campana y condujo la moto en la que huyeron.

Seis días después, la docente jubilada Olga Acedo (74) fue degollada en su casa de República 170, entre Carlos Pellegrini e Hipólito Yrigoyen, por delincuentes que ingresaron a robar mientras ella cuidaba de su sobrina nieta, de dos años. A la nena no la tocaron. Y tampoco se llevaron dinero.

Por el crimen cayó primero un adolescente de 17 años, pero luego lo liberaron por falta de pruebas y apresaron a uno de 22 cuyo ADN coincide con el hallado en el elemento que presuntamente se usó para forzar la claraboya por la que los homicidas se metieron en la casa de Acedo.

Horas después de este crimen desembarcó en Junín el jefe de la Policía, Hugo Matzkin, con más de 200 hombres y la orden de descabezar a la cúpula local.
“Se produjo una virtual militarización de la ciudad por unos días, pero los hechos siguieron sucediéndose”, dijo a Trama Urbana el ex concejal por la Coalición Cívica y actual vicepresidente del Colegio de Abogados juninense, Lisandro Benito, sin pasar por alto que “hace mucho tiempo que venimos alertando por el proceso de conurbanización de la ciudad”.
“Advertimos una pauperización en muchos barrios y una ausencia del Estado, con un crecimiento exponencial de la droga en sectores vulnerables y condimentos políticos que se mezclaron, creando el caldo de cultivo de una situación muy difícil de manejar”, describió Benito.

Los doce asesinatos, la droga y los jóvenes “ni”

Aunque fueron los crímenes de Karen Campos y Olga Acedo los que pusieron a Junín en el centro de la escena, desde marzo de 2012 hasta ahora hubo otros diez casos.  “El tema de la droga es el tema”, resaltó Lisandro Benito, confirmando que la ola de violencia no es nueva.

“En Junín tenemos problemas policiales serios, con 50 o 60 carpetas médicas, aunque hay una excelente tasa de seguridad para la compra de nafta o el mantenimiento de los patrulleros y muchas cámaras de seguridad. Pero lo que no se ataca es el problema de fondo: cuando se reemplaza a los asistentes sociales por punteros, el abordaje es distinto y estos jóvenes (los acusados en los últimos hechos) son los niños del 2001. Los ‘ni’, que ni estudian ni trabajan”, puntualizó el vicepresidente del Colegio de Abogados.

En esa zona existen hoy cuatro unidades carcelarias, con alrededor de 400 internos. El 90% de ellos son jóvenes con problemas de adicciones.