“Me sentía cosificada, dentro de la casa era un mueble más”

Declaró la exmujer del biólogo Castillo, acusado de acribillar a tiros al fotógrafo Galeano al sospechar de una infidelidad. Ayer, el fiscal agravó la acusación del detenido

Hugo Francisco Castillo, el biólogo y ex asesor en medio ambiente en la cámara de diputados bonaerense, detenido como presunto autor del crimen del fotógrafo platense, Alfredo Galeano, sumó ayer una nueva imputación.

El fiscal Marcelo Romero lo acusó de coacción y amenazas en perjuicio de su exmujer Marcela Alejandra Kaufmann, con quien estaba separada de hecho, aunque seguían compartiendo el mismo techo en una vivienda de 89, 5 y 6, en Villa Elvira.

Kaufmann declaró ayer en sede judicial. Y dio detalles del hostigamiento y violencia de la que dijo ser víctima antes del crimen de Galeano por parte de Castillo.

Según precisó, ese historial de agresiones había comenzado mucho tiempo antes. Llegaron a registrarse discusiones de alto vuelo, donde el imputado hizo empleo de un arma de fuego. Incluso, en una oportunidad, luego de revisarle la cuenta de facebook, la obligó a punta de pistola a que ella misma le dijera dónde era el domicilio de ese hombre.

En la causa se acreditó que el fotógrafo Galeano fue asesinado de dos disparos por la espalda en la noche del 10 de junio pasado frente a su domicilio de 37 entre 3 y 4. Para el fiscal Romero, además del asesinato, Castillo debe quedar imputado por haber proferido supuestas amenazas contra su ex mujer.

En rigor, Romero lo sindicó por “coacción en concurso real con amenazas”, delitos por los que lo indagará el próximo lunes, a partir de las 08.00.

De acuerdo al requerimiento fiscal, Castillo habría obligado a la mujer “a ser acompañado contra la voluntad de la víctima, al domicilio ubicado en (...), en el cual -según investigaciones del sujeto- sería la finca donde moraría la persona con la que su esposa se vinculaba afectivamente, sometiéndola a ser conducida coactivamente, para corroborar sus sospechas”.

“Arribados al lugar, la misma persona de sexo masculino, con un comportamiento evidentemente violento y temerario, profirió amenazas a familiares directos (...), esposa e hija de la persona buscada por el nombrado (...), contra la integridad física de éste, con el fin inicial de amedrentarlas, refiriendo en reiteradas oportunidades su intención de “pegarle un tiro”, en caso de corroborar una supuesta relación amorosa”, concluyó.

La fecha de ese acontecimiento, según la fiscalía, sería entre el 23 y el 24 de mayo, es decir unos pocos días antes del crimen del fotógrafo, lo cual, acreditaría, los actos que estaba desplegando entonces el imputado, a partir de una presunta sospecha de infidelidad.

Fuentes judiciales indicaron que esta nueva calificación no supone una mayor pena, ya que la del homicidio doblemente agravado por el uso de arma y por alevosía tiene un castigo de prisión perpetua. Sin embargo, la coacción y las amenazas, en caso de probarse, suponen un indicio de peso en contra del imputado, por el perfil violento preexistente.

Este hecho, previo al homicidio, “acaeció en el contexto de una situación marital signada por un espiral de violencia psíquica y moral en la que estuvo sumida Marcela Kaufmann de manos de su esposo”, sentenció el fiscal Romero.

Lo vieron “sacado, como loco”

Los días previos al crimen, los allegados a Castillo lo vieron “sacado”, “como loco”. Había amenazado de muerte tanto a su ex mujer como al “tipo” con quien él decía que le era infiel. Dijo que “le iba a meter un tiro a los dos”. La hija del matrimonio también estaba muy atemorizada con esta situación.

Ayer, Marcela Kaufmann, la ex esposa de Castillo afirmó. "con todo este tema estoy anestesiada” y recordó hacia fines de mayo, cuando ella iba a mudarse el hogar conyugal “empezó el calvario”.

“Hugo empezó a controlarme, a preguntarme por qué yo mantenía tantos mensajes con una persona, cuando nunca me había controlado ni teléfonos ni nada"
Esa situación siguió así hasta que un día la obligó a que lo lleve a la casa del “supuesto amante”.

"Yo era capaz de aguantarme cualquier cosa ya que veía muy próxima mi  separación total y mi divorcio”, rememoró Marcela y remarcó: “en los últimos años con Hugo me sentía cosificada; yo era una cosa dentro de la casa, un mueble más; era como que si me tenía adentro de la casa, estaba todo bien"

La mujer también dijo que “en el último tiempo, Hugo me estudiaba hasta los gestos, me sentía como observada. Me controlaba el celular y el facebook”.

“Un espiral de violencia psíquica y moral”

Para los investigadores, la conflictiva relación era desplegada por el imputado Castillo en perjuicio tanto de su ex mujer como de su hija. El fiscal dijo que el biólogo las mantenía atemorizadas y amenazadas.

“Castillo no sólo consideraba a su ex mujer como de su propiedad sino que disponía de su persona a voluntad, sometiéndola a una degradación sin prisa ni pausa”, detalló el funcionario judicial.

La mujer “sólo fue coaccionada entre el 23 y 24 de mayo; ello no es –ni más ni menos- que una perla del síndrome de violencia que coartó su libertad decisoria en el último período de convivencia”, añadió Romero.

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