Muerte en el natatorio de 25 y 62: incriminan al dueño

En el juicio por la muerte del menor Emanuel García Ollarburo, los testigos hablaron de serias deficiencias en el cuidado y contralor del complejo Puelo

En la primera audiencia del juicio oral, los testigos complicaron a los dos acusados, el dueño del complejo natatorio Puelo Germán Carelli y al bañero Luis Rubén Argüello. 

A los dos se los comenzó a juzgar ayer en el fuero de 8 y 56, por la muerte del niño de 12 años Emanuel García Ollarburo, quien se ahogó en una pileta del predio ubicado en 25 y 62, cuando, estando sumergido, uno de sus brazos quedaron atrapados en una toma de agua que no poseía la rejilla de seguridad correspondiente. 

El imputado Argüello negó ser el director técnico del complejo Puelo. Pero una empleada del predio contradijo esa versión y lo ubicó en el rol. 

El juicio está a cargo del juez Diego Tatarsky, quien citó para la audiencia de hoy a los testigos presenciales de la tragedia. 

El fatídico hecho que se ventila sobre los estrados se produjo en la tarde del 30 de septiembre de 2011, cuando Emanuel murió ahogado en el natatorio. 

La fiscalía de instrucción estableció que el menor de 12 años se encontraba en horario de pileta libre y su brazo derecho quedó atascado en una toma de agua que, según los investigadores, no contaba con las medidas de seguridad adecuadas. 

Ayer, Hugo Alberto Puchuri, presidente de la Cámara de Natatorios de La Plata, señaló que las rejillas de seguridad deben ser “convexas” y en el natatorio trágico no había enrejado alguno.

La ordenanza 9885/05 que regula las actividades de los natatorios en La Plata establece, en el artículo 28, que las rejillas “deberán asegurarse de tal manera que no puedan ser retiradas por los bañistas.   

Puchuri enfatizó que “nunca” vio un sistema de toma de agua como el que posee el predio y que “un hecho de estas características nunca lo ví”, en relación a cómo fue la muerte del niño, cuyo brazo quedó atrapado en la toma de agua. 

Otra testigo que dio su testimonio fue María del Carmen Petriella, empleada administrativa en el complejo. Dijo que su empleador Carelli “se encargaba del mantenimiento” de la pileta y detalló que el “único” director técnico que conoció trabajando en Puelo fue Daniel Pocai, quien renunció en el año 2009, dos años antes de la tragedia. 

En Puelo, las medidas de seguridad hacían agua

El coimputado Argüello es profesor universitario de educación física. Durante su declaración en la etapa de instrucción declaró que trabaja en el complejo desde el 2 de octubre de 2006, cuando se inauguró, y que fue recomendado por su colega Daniel Pocai, quien era el “director técnico”, lugar que “quedó vacante el 28 de junio de 2009”, cuando Pocai dejó el trabajo.  

En esa declaración también afirmó que se enteró que figuraba como director técnico cuando lo notificaron de la imputación en la causa. “Mi título y el de Carolina Vieyra -otra profesora del lugar- habían sido entregados a la Municipalidad de La Plata para la habilitación”, dijo. Y remarcó que “nunca” firmó un contrato con Germán Carelli, el dueño del predio, para cumplir la tarea de director técnico. “Nunca cobramos un plus, y mis recibos de sueldo no dicen que soy director técnico”, se excusó.