Nenes de 4 y 13 años víctimas de violento robo en casa de Los Hornos

Un motochorro sorprendió a la adolescente y se metió a la propiedad con ella. Terminó enfrentándose a las trompadas con su abuelo. Escapó junto a una cómplice  

En shock: así quedó una nena de 13 años y su hermano de cuatro tras el robo del que fueron víctimas ayer al mediodía en la casa de sus abuelos, en Los Hornos. Sobre todo ella, quien fue encerrada por uno de los asaltantes tras obligarla a ingresar luego de sorprenderla en la puerta del domicilio, informaron fuentes policiales. 

Como hace todos los días, la menor salió del colegio y fue a la vivienda de sus abuelos, ubicada a pocas cuadras. Era la una de la tarde, pero en esta ocasión la rutina no sería la misma. Porque al arribar al lugar, sacó las llaves e intentó ingresar, pero no pudo hacerlo: una pareja de motochorros la interceptó, uno de ellos la amenazó y la obligó a ingresar al interior, dejando a su cómplice de campana arriba del rodado. 

“La metió de prepo y la encerró en la habitación”, le contó a Trama Urbana su abuelo, un hombre de 63 años quien prefirió no ser identificado. Él, junto a su mujer y su otro nieto, regresaban al inmueble y desde la esquina vieron el vehículo, que les llamó la atención. Pese a eso, siguieron caminando y llegaron a la puerta. “Cuando entré vi al delincuente. Empujó a mi señora y al nene, los puso a un costado, y se quiso ir con el televisor que había agarrado, pero no lo dejé. Defendí mi propiedad y a mi familia, porque ya me robaron una vez y hasta me dispararon dos tiros que no me mataron de milagro, y no iba a dejar que vuelva a suceder”. 

Pelea e indignación

Entonces se tranzó en una lucha con el maleante, que tenía unos “25 años y la cara descubierta”. En medio de la gresca, el aparato electrónico se cayó y el dueño del lugar le asestó una trompada en el rostro, recibiendo también golpes en la cara y la cabeza. Si bien lo amenazó al grito de “dame la tele o te pego un tiro”, finalmente el malhechor logró huir tras llegar a la moto “de gran cilindrada, naranja y con vivos negros”, dejando tirado en el piso un gorro de lana. 

Lo único que consiguió llevarse fue el celular de la adolescente, y su abuelo lamentó que “estuvo estudiando todo el año para que se lo compren y se lo terminaron robando”. Por último, se quejó de que “hay inseguridad en el lugar, pero el problema es que la Policía no tiene autoridad; nadie los respeta y no tienen derechos sobre los delincuentes”.