No cesa la conmoción por la masacre de Abasto

Fueron asesinados tres hombres en un día, dos ultimados con un tiro en el cráneo y el restante con uno en el tórax. El último hecho se registró el sábado, en una casilla presuntamente usurpada. Aún no hay personas detenidas

¿Cuándo va a terminar esto? ¿Y cómo?”, las preguntas, casi retóricas, fueron formuladas por una vecina del barrio Cristo Rey de Abasto, donde se produjeron tres asesinatos en 24 horas, todos relacionados con las usurpaciones. Tal como adelantó diario Hoy en su edición anterior, el último crimen se produjo el sábado a la noche, alrededor de las 22, y tuvo como víctima a un sujeto llamado Marcelo Fabián Gaitán, de 34 años. 

Por lo que refirieron los voceros, se encontraba dentro de una precaria vivienda de 183 y 37 cocinando junto con un amigo, Federico Alejandro Sánchez (21), cuando ingresaron al menos tres individuos armados. Dentro de la propiedad, comenzaron a disparar y uno de los proyectiles impactó en el cráneo de Gaitán, quien cayó malherido. Consumado el brutal ataque, se dieron a la fuga, gritando: “¿Estos terrenos de quiénes son? Vayanse o los matamos”. Si bien intentaron escapar a bordo de la camioneta Ford F100 de color rojo y blanco en la que llegaron, no pudieron hacerlo y ganaron la fuga a las corridas.

Sin pérdida de tiempo, la víctima fue trasladada en un coche particular hasta el Hospital Alejandro Korn de Melchor Romero, donde perdió la vida minutos después por la lesión en la cabeza. 

Se hizo presente el dueño del lugar

De acuerdo con un vocero consultado por este medio, Sánchez estaba junto con Gaitán “cuidando la casilla que habían usurpado”. Concretamente, en el lugar se radicó de manera ilegal una persona identificada con el nombre de Adrián, quien vive en Lisandro Olmos juntamente con el ahora fallecido, “quien residió un tiempo en el barrio Santa Rosa y contaba con antecedentes penales”.  

Estando ya los agentes de la comisaría Séptima, al mando de Leandro Sarina, y de la Jefatura Distrital Oeste de Ignacio Rosales, llevando adelante los peritajes de rigor, se hizo presente un hombre de nacionalidad boliviana, refiriendo ser el dueño de la casilla e identificándose como Honorio Mercado (58). “Dijo que había tomado conocimiento por vecinos de que varios masculinos de la zona se habían apropiado de la finca y le habían sustraído varias pertenencias, y que no había dejado a nadie para cuidar”. Y aseguró que tanto la víctima fatal como su compañero “no eran los dueños”.  

Peritos de la Policía Científica cumplieron sus funciones, mientras que por orden de la fiscalía penal en turno se incautó la camioneta de los agresores, que no pudieron llevarse “por razones mecánicas”.

En base a lo que relataron las víctimas, la investigación se centró en dos sujetos, padre e hijo, que están siendo intensamente buscados aunque, hasta el cierre de esta edición, se mantenían prófugos. 

Horas clave: se esperan allanamientos para dar con los asesinos 

“El móvil del crimen fueron las peleas y discusiones por los terrenos usurpados, de personas con problemas entre sí que contaban con varios antecedentes penales”, aceptó un vocero calificado, quien no dudó en relacionar el hecho del sábado con los homicidios del viernes, ya que no solo ocurrieron a menos de 150 metros, sino que también tuvieron la problemática de las tierras apropiadas ilegalmente como eje central.

Los investigadores están a la espera de las órdenes de allanamiento avaladas por la fiscalía y el juzgado de turno, con el fin de dar con los autores de ambos hechos, que por el momento se mantienen impunes. “Estamos bastante cerca de poder esclarecer los crímenes”, admitió un jefe de la fuerza, quien aseguró que si bien están relacionados, “los atacantes fueron diferentes. Los que perpetraron el asesinato el sábado no son los mismos que los del día anterior”. 

Todo se inició el viernes a la tarde, cuando un grupo de usurpadores había estado merodeando por 36 y 182 con intenciones de llevar adelante una toma. No pudieron hacerlo porque las familias que ahí habitan lo evitaron. Sin embargo, regresaron a las 23.50, en un “Ford Escort oscuro, en cuyo interior había entre cinco y seis personas”. Increparon a quienes los habían echado y, tras una fuerte discusión, se desarrolló una “guerra”, como lo calificaron los mismos lugareños. “Hubo entre 30 y 40 disparos”, calcularon. Ahí murió Aurelio Brizuela Ibáñez, un joven de nacionalidad paraguaya que tenía 26 años, se ganaba la vida como albañil y se había instalado en 181 bis y 35 hacía apenas 15 días junto con su mujer embarazada. Recibió un disparo de calibre chico con orificio de entrada y salida ingresando entre la costilla y clavícula derecha. 

En el hospital de Melchor Romero falleció Hector Sánchez poco después, un quintero de 42 y nacionalidad boliviana, que siempre andaba con su hijo en la camioneta. En tanto, Nelson Espíndola, un boliviano de 34 años, fue trasladado al San Juan de Dios con un tiro en el brazo derecho.

“Argentinos que se aprovechan de los bolivianos”

Las usurpaciones son un flagelo de la zona que no es nuevo ni mucho menos. De hecho, se producen a diario discusiones y peleas, aunque nunca habían llegado tan lejos, desencadenando violencia y muerte. 

Para resumir, un jefe policial explicó que “hay un grupo de argentinos que se aprovecha de la gente que vive ahí, en especial de los bolivianos. Son cuatro, y todos de una misma familia. Les venden terrenos sin escritura, se los vuelven a ocupar y les cobran de nuevo para retirarse”. 

Si bien es materia de investigación, los residentes de Cristo Rey aseguran que estos hombres tomaron el terreno de Héctor Sánchez, pese a que este lo había comprado, “le pidieron 20.000 pesos para recuperarlo y después se lo volvieron a ocupar”. 

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