Ola de secuestros: le disparan a un jóven por no pagar $600 mil de rescate

Como hemos dicho, parece que no cambió nada con la inseguridad. Los niveles de violencia y los hechos delictivos siguen en aumento y los gobernantes no hacen nada. Hemos denunciado la connivencia de las fuerzas de seguridad con el narcotráfico y el delito. El caso del joven secuestrado y baleado de 29 años refleja esta lamentable tendencia.

Crónica del horror

Las siete horas de terror comenzaron el domingo a la noche alrededor de las 21:30 cuando la víctima, identificada como Lucas Coronado (29), circulaba con su Citröen C4 por el barrio Belgrano. En la esquina de Ugarte y Amenábar, lo encerraron y le cortaron el paso dos autos, un Volkswagen Vento blanco y otro vehículo color rojo cuya marca la víctima no pudo reconocer.

"Mi hijo estaba entrando en el coche y lo encañonaron, con una Ithaca y un revólver. El auto todavía estaba estacionado, no había siquiera llegado a cerrar la puerta y lo cruzaron. Se lo llevaron, lo pasearon un poco y al auto suyo lo abandonaron un poco más tarde. Lo tuvieron encapuchado, así que no sabe muy bien por dónde fueron. Nosotros recibimos las primeras llamadas una hora más tarde, a eso de la nueve y media de la noche", dijo ayer Carlos Estévez, el padrastro de la víctima.

Una vez que lo abordaron, los delincuentes se dividieron y arrancaron con la víctima en su propio auto. Ahí, la pesadilla recién estaba empezando y se extendería por más de siete horas. Sus captores se comunicaron en forma simultánea con tres familiares -su madre, la pareja de ella y su hermano- para pedirles hasta $600.000 de rescate.

“Nosotros solemos comer juntos, pero esa noche hablamos y arreglamos como para el otro día. Habíamos terminado de charlar hacía un ratito y a los diez minutos me llamó para decirme que lo tenían secuestrado. El primero en llamar fue él mismo, tratando de tranquilizarme”, contó Santiago, el hermano de la víctima. “Empezaron pidiendo un dinero que no tenemos. Somos todos laburantes, nunca tuvimos ahorros, alquilamos, vivimos el día. Pero ellos no lo entendían. Juntamos lo que pudimos con amigos y aunque no los conformaba, accedieron”, agregó.

El hecho fue denunciado en la comisaría 43 de la Policía Federal (PFA), que tiene jurisdicción en el domicilio de la madre de la víctima, en el barrio de Villa de Parque, desde donde se hicieron las negociaciones. Al tratarse de un secuestro extorsivo, el caso comenzó a ser investigado por el fiscal federal porteño en turno, Carlos Stornelli, y los detectives de la División Operativa Central (ex Antisecuestros) de la PFA.

Durante la madrugada se hicieron varios llamados, hasta que alrededor de las 2 se acordó pagar el rescate con 38.000 pesos en efectivo que habían logrado juntar. El pago lo iba a realizar Santiago, en el cruce de General Paz y Cabildo. “Le dijeron que tomara por Panamericana y que fuera hasta la ruta 197. Ahí lo llamaron otra vez y le indicaron volver para el lado de Capital. Estuvo como cuatro horas y media dando vueltas”, dijo Estévez.

Hasta allí llegó con su auto, pero luego los captores pidieron hacer el encuentro en el cruce de Panamericana y Márquez, en el partido bonaerense de San Isidro. Sin embargo, los delincuentes no aparecieron y el pago no se concretó.

“Se ve que olfatearon que estaba la Policía. Y en eso llamó uno de los secuestradores diciéndole a Santiago que les habíamos mentido, que estaban siguiéndolos y que al hermano iban a dejarlo paralítico”, recordó Estévez. “Si no pagan el rescate lo matamos”, le advirtieron. “Empezaron pidiendo 400.000 pesos y a eso de las cinco de la mañana exigieron hasta 600.000. Y se juntó lo que se pudo, incluyendo alhajas y plata. Según mi hijo estaban bien organizados, todos llevaban chalecos antibalas”, detalló el hombre.

Las horas pasaban y no se tenían noticias. Mientras la familia y la Policía esperaban un nuevo contacto de los secuestradores para acordar otro encuentro para el pago, Coronado fue liberado a las 4 sobre la ruta 8, en la localidad de José León Suárez, partido de San Martín. Al escapar, la víctima agredió a uno de sus captores y le dispararon en un glúteo.

Coronado contó después que los delincuentes estaban molestos por no haber podido cobrar el rescate, lo dejaron bajar de un auto y le dijeron que se vaya sin mirar hacia atrás, pero cuando empezó a correr le efectuaron el disparo.

“Cuando vio que iban a bajarlo, Lucas empujó a uno, le pegó una trompada y empezó a correr. Y ahí le dispararon, le tiraron a matar. Lo dejaron baleado en una calle de tierra”, dijo el padrastro. “No podía caminar, quedó tirado y empezó a pedir ayuda a los gritos. Había gente que miraba desde los balcones, pero por miedo por ahí no se animó a bajar”, agregó Santiago. El joven herido fue internado en el Hospital Castex de San Martín, fuera de peligro.

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