Piden perpetua por matar a un policía en 7 y 72

Se trata del oficial Héctor Luján. Al requerir la máxima pena, la fiscal imputó homicidio doblemente calificado criminis causa y por tratarse de un miembro de una fuerza de seguridad

En una sala colmada por los familiares y allegados a la víctima, la fiscalía de juicio platense pidió ayer la pena de prisión perpetua para el acusado de matar al efectivo policial Héctor Daniel Luján, en el cruce de las avenidas 7 y 72. El Tribunal en lo Criminal IV dio la posibilidad al imputado, Aldo Lucio Zabala Ravasio de pronunciar sus últimas palabras previas al veredicto. Pero prefirió el silencio. 

Los familiares escucharon en silencio el alegato y adhirieron contenidos en fuertes abrazos al alegato fiscal. El oficial Luján, de 38 años y apasionado hincha del “Lobo” era un hombre muy querido en su barrio, donde había nacido y tenía dos hermanos. Por eso ayer en la jornada de alegatos estuvieron también muchos de sus vecinos. Luján, al morir, estaba casado y tenía dos jóvenes hijas de 6 y 16 años.

Los jueces del tribunal IV Emir Caputo Tártara, Germán Alegre y Santiago Paolini darán a conocer el fallo el próximo 10 de abril. Ayer, el alegato acusatorio fue formulado por la fiscal de juicio Silvina Langone quien computó los delitos de homicidio doblemente agravado -criminis causa (matar para cometer u ocultar otro delito), y por tratarse la víctima de un miembro de la fuerza policial-. También le endilgó al acusado los delitos de lesiones leves, robo simple y resistencia a la autoridad.

La fiscal adhirió a la investigación realizada por su par, la doctora Virginia Bravo al dar por acreditado que el hecho se registró el 13 de noviembre de 2011. Ese día, un grupo de efectivos intentó reducir al imputado, que había provocado desmanes en un salón de fiestas de la zona, arrebató a otro efectivo una pistola reglamentaria, con la que le habría dado muerte al oficial Luján. Tiempo después, el agente que era dueño de esa arma se suicidó.

Luján fue derivado al Policlínico San Martín en “shock hipovolémico -baja del volumen circulante de sangre-, con orificio de entrada de proyectil de arma de fuego situado entre la fosa ilíaca derecha y el flanco derecho, no pudiendo constatarse orificio de salida”.

Si bien fue compensado con la intención de someterlo a una posterior intervención, el policía murió horas más tarde.

“Quiso disparar, no quiso matar”

El defensor oficial Manuel Bouchoux planteó que el imputado “no tuvo la intención de matar, sino de disparar”, por lo que esgrimió la calificación de homicidio culposo y no doloso. En sus argumentos, dijo que su asistido disparó “al piso”  y que tuvo “la mala fortuna” de que el proyectil rebotó y luego dio en el bajo vientre del oficial Luján. El defensor oficial también planteó la inconstitucionalidad del inciso 8 del artículo 80, que agrava a la pena de reclusión perpetua cuando la víctima se tratare de un efectivo policial. Para Bouchoux esa norma importa una discriminación arbitraria hacia otras personas al contemplar la condición de ser miembro de una fuerza de seguridad.