SUBE: jornada complicada por la caída del sistema

Distintos vecinos reclamaron por el servicio de cargas, que ayer volvió a presentar inconvenientes durante más de cinco horas. Además, cuestionaron el paliativo propuesto por el Ministerio de Transporte

Miles de platenses sufrieron ayer diversas complicaciones a causa de la caída del sistema de carga de las tarjetas SUBE (Sistema Único Boleto Electrónico), que comenzó en las últimas horas de la mañana y se extendió durante la tarde. 

“Al mediodía intenté cargar crédito. Caminé desde Plaza Rocha hasta Plaza Italia, recorriendo cada uno de los kioscos, y todos informaron lo mismo: que el sistema se había caído. Decidí ir caminando al trabajo”, explicó a este medio Angelina López, una vecina platense, quien agregó que “a las 15 aún seguía el problema”. 

“Ningún punto de carga funcionaba en el centro”, contó Miguel Álvarez, un empleado gastronómico que decidió usar el saldo negativo de su tarjeta. “Ahora la zafé. Pero si más tarde no puedo cargar, no sé cómo voy a volver a mi casa. Espero poder pagar con efectivo y que tengan cambio. Siempre la misma porquería el transporte para el laburante, esté Cristina o esté Macri”. 

La solución que no llega

Aquellos que necesitan cargar la tarjeta SUBE para poder viajar en transporte público pueden hacerlo mediante el servicio PagoMisCuentas, a través de cualquier canal: home banking, teléfono celular, cajeros automáticos y electrónicamente con un débito de la cuenta bancaria. La iniciativa, que opera desde el mes pasado, busca superar justamente los inconvenientes surgidos por las contínuas caídas del sistema.

Sin embargo, el proceso no termina ahí y, así, la solución tampoco llega. Después de realizar la carga virtual, los usuarios deben acreditar la carga apoyando la tarjeta en una terminal automática SUBE. Estos aparatos son alrededor de 20 en toda nuestra región, en distintas ubicaciones.

“Si se pudiera cargar por internet, se solucionarían los problemas. Pero como hay que acreditar en las terminales la plata que ponemos desde la web, la tarea sigue siendo engorrosa. Lo mejor va a ser comprar una bicicleta”, explicó Martina Secco, estudiante de Humanidades, quien durante 2016 padeció los trastornos del sistema. “Además, ahora en verano, como terminaron las clases, la frecuencia de los micros es penosa”, agregó apuntando a otro reclamo recurrente de los vecinos en los últimos días.    

Por ahora, los usuarios, que generalmente terminan solucionando su traslado gracias a la buena voluntad de algún pasajero que les presta su tarjeta, pueden pedir acceso a un libro de quejas. Se trata de un requisito legal básico del servicio, que debería estar disponible en todas las estaciones para, al menos, dejar asentado el disgusto. 

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